kim jungwoo

730 26 0
                                    

-Mierda.

Jungwoo se levantó del sillón y me apuntó con el dedo. Estudiaba mientras él jugaba con su celular.

-Lo siento, es que olvidé algo para la escuela.

Alcé mis ojos de la mesa y lo miré inocente, moviendo un poco mis hombros. Soltó una risa y se dirigió a la cocina.

-Oh no, ni lo pienses. -lo seguí resignada.

-Será rápido, por favor. -hice puchero en vano, me enfrentaba al rey de los aegyos.

-Comenzará a llover, me mojo y me las pagas! -alzó su índice y movió sus hombros con cara de enfado.

Negué rápido y me puse de puntas para besar su mejilla, se corrió avergonzado y salimos con mi paraguas. Comenzamos a recorrer por las pequeñas calles, buscando una librería donde comprar una cartulina que me hacía falta. No había rastro de vida fuera, todos debieron resguardarse al ser alcanzados por esas gigantes y oscuras nubes. Caminábamos y el tiempo se ponía peor, hasta que encontramos una.

-¡Que tenga buen día! -la vendedora nos saludó y se oyó un trueno muy extenso.

Jungwoo me miró frunciendo su ceño y subí mis hombros mostrando mi paraguas. Salimos del local y nos quedamos en la puerta.

-Agh, ¿por qué accedí? -refunfuñó y me miró- Me caes mal.

Se veía tan tierno enfadado que sonreí como boba. Tomó mi paraguas y lo abrió mientras me acercó un poco a él. Cuando vio su tamaño, me miró intrigado.

-¿No había otro más pequeño?

Dijo algo nervioso y encogí mis hombros nuevamente. Seguimos caminando y comencé a mojarme al intentar mantener distancia para no molestar. Jungwoo lo notó, por lo que pasó su brazo por mis hombros y formó un gran abrazo.

-Te estás mojando, pequeña -rio y aferró su agarre-. Tenerte así de cerca me alegra mucho.

Lo miré y frenó de golpe, sus ojos brillaban a pesar de la tormenta en la que estábamos. Mantuvo el contacto visual por largos segundos y reí nerviosa para intentar seguir y fallar tropezando, pero tomó de mi cintura y nos acercó. Con el cabello algo mojado, me regaló una sonrisa y quedé mirándolo totalmente embobada. Acortó un poco nuestra distancia y bajó a la altura de mis ojos. Evité su mirada y me pegó nuevamente a él, de hecho podía sentir su respiración. Con una pequeña sonrisa, algunas gotas en su nariz, esos gruesos labios entreabiertos, estaba hermoso. Besé su fría nariz y salí corriendo con el paraguas.

-¡Oye, merezco otro por esto!

打击我 [𝘯𝘤𝘵 𝘴𝘩𝘰𝘵𝘴]Where stories live. Discover now