Dejun estaba sentado en su cama, tocando algunos acordes en su guitarra mientras tarareaba monosílabas. Sus tardes se pasaban en componer canciones y comer, era muy tierno. Desde el piso, apoyando mi cabeza en la cama, lo veía atenta.
-Tu cuello me va a odiar por quedarte así -sonrió y volvió a sus apuntes-. ¿Piensas pasar la tarde mirándome?
-Eres muy lindo.
Movió su cabeza a un lado con una gran sonrisa mientras seguía anotando en su libreta. Cuando me miró, se avergonzó al instante y comió una galleta rápido para volver su atención a la guitarra.
-¿Pretendes seguir interrumpiéndome mucho tiempo más?
Fruncí mi ceño e hice puchero, cuando bajó su vista me imitó riendo. Decidí irme cuando se acomodó sobre sus rodillas.
-¡Rawr! -movió sus brazos como un dinosaurio y se acercó al borde de la cama- Te voy a morder si sigues distrayéndome.
Grité como una niña mientras me agachaba y abrazaba mis piernas.
-¡Ahh, deja de ser tan tierna! -lloriqueó y se asomó sobre mi desde la cama- Voy a tener morderte realmente.
Sonrió hacia un lado y me miró juguetón, cuando atiné a correr, sujetó mi cintura y me lanzó a la cama. Las veces que Dejun se ponía cariñoso era algo intenso, no te soltaba hasta que se cansase, y éste iba a ser el caso.
-¿Por dónde empiezo?
Llevó mis manos a los costados, sujetadas de la muñeca, y se quedó viéndome pensativo. Luego sonrió como su tuviera una mala idea y me soltó para hacerme cosquillas, unas muy brutales. Intentaba quitarlo pero parecía que lo disfrutaba, la maldad que puede tener el ser humano.
-¡Dejun, ya para!
Grité para que me soltase pero rio manteniéndolas, cuando quise esconder mi rostro bajo la almohada se alertó y la quitó para acercarse.
-No te vas a escapar tan fácil.
Me enseñó sus dientes en una sonrisa inocente y dejó pequeños besos por todo mi rostro, iba eligiendo el lugar, se frenaba y lo buscaba para besarlo.
-Creo que no merezco esta tortura.
Susurré en su oído cuando besó mi mejilla. Se acercó al mío y dijo "Esto será para largo, vete acostumbrando". Soltó una risita y me miró fijo, sus ojos estaban conectados con los míos, aquellos delicados labios reposaban entreabiertos. No aguanté más, necesitaba probarlos. Subí a unir nuestros labios rápidamente y sentí su sorpresa, para ser seguida por un beso de lento compás. Posó su mano en mi pecho y me bajó nuevamente a la cama donde colocó sus codos a mis lados.
-Tus besos no quitarán tu castigo por distraerme -frunció su ceño como un niño-, además de la sesión de mordiscos.
Con una sonrisa cuadrada me enseñó los dientes como un perro arrugando su nariz, simplemente adorable. En un chasquido bajó y mordió mi hombro descubierto y sonrió malicioso. Subió sus 'besos mordedores' pasando por la clavícula dejando rosadas marcas; en mi cuello besó y lamió algunos espacios seguidos por succiones y mordiscos creando grandes círculos morados.
-¿Qué haces, Dej...?
-Sh -sus labios rozaban mi piel-, estoy en pleno castigo, linda. Ja, tu cuello definitivamente me odiará.
Rio haciendo cosquillas y volvió para besarme lentamente mientras acariciaba mi mejilla.
-Por favor, vuelve a distraerme.