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                  Hyesook;

Me senté en uno de los sofás delante de la reina, y el rey después de hacerles una reverencia. Para conversar con ellos, me puse un vestido azul-marino claro, que tenía en el fondo del closet. Este tenía forma de corazón en el pecho, y me quedaba por encima de las rodillas. No era muy corto, tengo que decir. Me puse unos tacones del mismo color. Me hice un moño, lo más presentable que pude. Y no quería impresionar pero bueno, como quiera que fuese ellos eran las autoridades de Seúl.

—Así que...eres HyeSook —me miró la reina lentamente y me sentí pequeña bajo esa mirada; asentí.

—Eres muy bonita —comentó el rey.

Solo dí mi más forzada sonrisa.

—Entonces...¿tienes diecisiete años, no es así? —me pregunta la reina. Asiento—. ¿Cuándo cumples dieciocho?

—Dentro de tres meses —digo.

Ambos asistieron.

—Creo que falta mucho como para esperar que los cumpla y que se case —el rey le dice a su esposa. Y esta asintió.

—Disculpe...—murmuro llamando la atención de ambos. Los dos clavaron sus ojos en mi—. ¿Es obligado que me case? Lo siento pero yo no quiero casarme.

La reina, la cuál se veía claramente que era la madre de TaeHyung, por sus tan caracterizados parecidos, me sonrió.

—Sé que es difícil, querida —dijo—. Pero es tu obligación.

Negué con mi cabeza.

—No. No lo es —me atrevo a decir. Mis padres me miraron desde la esquina de la sala alarmados, puesto que ellos conocían mi tan caracterizado carácter y aunque me imploraban con la mirada que no hiciera nada, los obvié—. Que yo sea descendiente, no me hace ser princesa. Si no...¿cuántas chicas tienen el mismo destino?

—HyeSook...—la reina me dijo—. Tú, no eres cualquier descendiente. La dinastía Han, no es una simple realeza que dejaríamos pasar por alto.

—¡Es que no se trata de eso! —levanto la voz, y de una vez me levanto de el sofá en el que estaba sentada—. No quiero casarme con el príncipe. No quiero ser princesa. ¡No me pueden obligar!

—Esto no es una obligación —dijo el rey. TaeHyung se parecía tanto a él—. Es un deber.

—Es lo mismo —digo. Sé que estoy haciendo completamente un papelazo, comportándome de esta manera, frente a una de las más altas autoridades de Seúl. Pero no pienso quedarme callada—. No quiero, casarme.

Ambos volvieron a suspirar como quinta vez en media hora.

—Temo decirte...que te guste o no, lo harás —la voz de la reina se había puesto mucho más recia. Se levantó del sofá. Y luego, la siguió el rey—. Tema final y cerrado. Tener el apellido que tienes es una muestra de respeto y de poder que es lo que ahora tendrás que ejercer. Dentro de unos días hablarás con la gran reina para que la conozcas. Y luego de una semana comenzarán los preparativos para la boda.

Y dicho esto, sujetando su ansiado vestido verde salió de la casa. Seguida por su esposo y los guardias de seguridad. Me desplomé en el sofá como si me hubieran dado un gran empujón. Quería llorar del enojo que estaba sintiendo.

—No debiste actuar así —mi papá se acerca a mi.

Sonrío y me vuelvo a levantar, cruzándome de brazos.

—¿Te parece que no? —lo miro seria.

—Sook, cariño...—mi mamá me llama.

—¡Basta de cariño! —me altero frustrada—. Actué así porque debía. Y lo seguiré haciendo por el resto de los días. Incluyendo cuando entre a la Iglesia y cuando me case con el príncipe.

Termino y me vuelvo a encerrar en mi cuarto. Me agacho hasta quedar sentada en el piso, con mi espalda pegada a la pared. Cierro mis ojos, sintiendo las lágrimas deslizarse por mis mejillas. Realmente estaba aterrada. Ser princesa era algo que de verdad no quería.

Mi teléfono suena y reacciono. Trago fuertemente y limpio mis húmedas mejillas para levantarme y cogerlo. Esperaba que fuese Tae. Y una sonrisa de alivio se instala en mi rostro al ver que si era él.

—¿Si? —mi voz sale desesperada y traté que no resultara así pero fue imposible.

—Sook escuché ahora mismo tu mensaje de voz. ¿Pasó algo?

—Sí. Es urgente. Necesito verte, TaeHyung.

—Okay, okay —lo sentí suspirar—. Parece importante. ¿Puede ser ahora?

—Claro —asiento.

—Aunque es muy tarde. ¿No puedes decírmelo por teléfono? Puede ser mañana también.

—¡No! Tiene que ser ahora —demando con urgencia.

—Bien. ¿Nos encontramos en ese parque que está cerca de tu casa?

—Sí. Me parece bien.

—Genial. Nos vemos en unos minutos, ahí.

Cuelgo feliz de que pudiese decirle a TaeHyung todo. Me pongo una zamarra negra, encima del vestido azul-marino.

—¿A dónde vas? —me pregunta mamá, mientras me veía ponerme mis zapatillas negras, una vez que dejé tirado los tacones en medio de la sala.

—Vengo enseguida —es lo que digo antes de salir de casa.

Llegué a el parque agitada, puesto que había llegado corriendo. El parque estaba sólo iluminado por unas pequeñas farolas, a cada lado de los bancos. Tenía miedo, pero esperaba ansiosamente a Taehyung.

Creo que se me hicieron horas sentadas ahí pues Tae no llegaba. Eran pasada de las media noche y ya estaba dispuesta a irme, cuando mi teléfono suena. Al ver claramente el nombre de Tae, en mi pantalla atiendo.

—¿Dónde estás Tae? —pregunto abrazandome a mi misma, debido a el frío.

—Lo siento, Sook. Pero me prohibieron salir del palacio por la seguridad y bla bla bla. En realidad pedí que me acompañara algún guardia pero se rehusaron.

Suspiré.

—Está bien. No te preocupes. ¿Mañana irás a el insti? —pregunto regresando ya a mi casa.

—No lo sé. Estoy ocupado con esto de mi casamiento —su voz sale ronca y algo cansada. Él tampoco quería casarse...

—Ya veo...—murmuro—. Tae si la chica fuera alguién que conocieras, ¿que harías?

Él se pasó unos segundos en silencio como si estuviese pensando.

—No lo sé. También es depende quien sea —contesta.

—¿Y si fuera yo? —dejo entonces caer la pregunta.

¶Casada con mi Mejor Amigo__ⓣⓐⓔⓗⓨⓤⓝⓖ BTS [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora