capitulo 1: el legado

80 13 21
                                    

¿Cómo estas aun tan bella? ¿he de creer que la fantasmal muerte te desea y que ese flaco monstruo horrendo quiere convertirte en su amante y prisionera? Voy a quedarme aquí para evitarlo, y nunca más saldré de este palacio de oscura noche. Me quedare aquí con los gusanos, que son tus criados; me instalare en este descanso eterno sacudiéndome el yugo de los astros de esta carne, hastiada ya del mundo. ¡ojos, brazos y labios, despedíos! ¡oh, puertas del aliento, con un beso sellad un pacto eterno con la muerte! ¡ven, guía amargo, consejero fétido! ¡desesperado timonel. Arroja contra las rocas tu extenuada barca ¡por mi amada (bebe) ¡oh honrado boticario! tu remedio es veloz...un beso...y muero. (muere)

Dejo de leer cuando veo que mi madre hace una cara de dolor

­­—madre, enserio, cada vez estas peor, ¿por qué no quieres ir al hospital? —pregunto con preocupación

Mi madre me mira con nostalgia y me toma de la mano

—hija, ellos no pueden hacer nada por mí, prefiero morir en mi cama, con mi hermosa hija leyéndome romeo y julieta, a morir en una cama de hospital sola. —susurra bajando la mirada

Le suelto la mano y me paro furiosa

—¡cómo puedes hablar de morir! ¡La medicina actual es casi milagrosa! Ellos pueden hacer algo por ti, estoy segura.

La miro, sus ojos están llenos de lágrimas, me siento a su lado y la abrazo, su cabello huele a jazmín, mi madre siempre me ha dicho que tengo mucha imaginación, cierro los ojos y trato de imaginar una vida sin ella, pero me es imposible, ella es lo único que tengo, siempre hemos sido las dos contra el mundo.

—perdóname por hablarte así, tengo mucho miedo de perderte—manifiesto

—zenda...me encantaría poder decirte que todo va a estar bien, pero no es así. Cuando yo me vaya van a suceder muchas cosas... y tú, tienes que ser fuerte—dice—. Prométeme que vas a ser fuerte

La miro con preocupación

—pero...—me interrumpe

—¡solo prométemelo! —dice alzando la voz

-
—lo prometo—digo sincera

Me mira con cariño y asiente

—ahora, te voy a contar algo, y necesito que estés muy atenta y con la mente abierta—dice lentamente

Me alejo de ella súbitamente y me miro la mano

—¡estas ardiendo mama! Me...quemaste la mano—
replico con mucha preocupación

—dios mío, ya no hay tiempo, está sucediendo—dice para sus adentros

—¿qué está sucediendo? —pregunto consternada

—zenda, escúchame, estoy muriendo, y eso no es lo peor, ellos vienen por ti, necesito que huyas-dice rápidamente—. No puedes quedarte aquí

Saca una carta de su nochero y me la entrega

—necesito que leas esta carta cuando estés lejos de aquí, tienes que confiar en mí, cada palabra, es cierta—me entrega la carta

—madre, cálmate, estas alucinando, voy a llamar una ambulancia, enserio estas mal, acaso no te das cuenta—le grito llorando

—necesito que confíes en mi zen...—comienza a gritar y a revolcarse, con las dos manos se agarra el cuello y comienza a arañarse

Lloro y grito también, mi madre está sufriendo, y no sé qué hacer para calmar su dolor

La miro, está resplandeciendo. un rayo de luz sale de su cuerpo y entra directamente a mi pecho.

Caigo de rodillas al suelo, todo mi cuerpo arde, y me es imposible pensar en otra cosa que no sea el dolor que recorre todo mi cuerpo. Ya no existe mi madre, ni siquiera yo, solo esta energía que lo envuelve todo.

Vuelvo a la realidad cuando escucho las ultimas palabras de mi madre.

—te amo—susurra

su cuerpo esta inerte en la cama, Le tomo el pulso con la esperanza de que viva, pero no siento ni un latido.

Me quedo parada en la habitación y miro a la nada. no lloro, no grito, ni siquiera pienso. No tengo idea cuanto tiempo me quedo así

Me siento desorientada y confundida. Ni siquiera el dolor físico que sentí hace un momento puede igualar el dolor que siento ahora en mi corazón.

Mi madre está muerta, sé que en algún momento tenia que pasar. ninguna persona esta preparada para este dolor que hace parte de la vida. Yo no estaba preparada para nada de esto.

Pienso en la energía que recorrió todo mi cuerpo cuando mi madre estaba en sus últimos segundos de vida. Ese rayo de luz que entro directamente a mi pecho. ¿Acaso tuve una alucinación por toda la conmoción del momento? ¿Me estoy volviendo loca?

No. El dolor que sentí no fue parte de mi imaginación, pero lo que acaba de pasar es simplemente imposible e irreal.

Me siento al lado de mi madre y miro su pálido rostro, toco su mejilla y le doy un casto beso

—madre, dime que tengo que hacer ahora—susurro

lo más sencillo es llamar a la policía, pero lo correcto... es hacer exactamente lo que mi madre me hizo prometer, tengo que ser fuerte.

Tengo que alejarme de aquí. Ya no me queda nada y lo único que me espera son desgracias.

Tomo una maleta de mi cuarto y me dispongo a empacar lo indispensable; el libro de mi madre, la carta, ropa, botellas de agua y unos cuantos enlatados.

Saco la cartera del saco de mi madre y también la empaco.

—te amo—le doy un beso y la cubro con una sábana blanca

Llamo a emergencias e informo que mi madre acaba de sufrir un infarto, les doy la dirección y cuelgo.

Salgo de la casa y corro lo más rápido posible, lejos de la casa, lejos de mi madre, lejos de todo lo que conozco, para llegar a lo desconocido.

El LegadoWhere stories live. Discover now