capitulo 4: el aura

25 12 15
                                    

—¿entonces... este es tu lugar para dormir? —le pregunto

El me dirige una mirada fría, se nota que no quiere hablar, pero hay algo en este chico que me causa mucha curiosidad.

—de hecho, nunca he dormido en las calles—dice ausente

lo miro confundida, el mismo dijo que era un mendigo

—no tengo familia, y para no estar en las calles, tuve que depender de mis supuestos amigos, pero después de un tiempo se cansaron de mi—replica—.así que, aquí estoy

Pienso en lo que dice, así que por eso se siente tan asustado, porque hoy es su primer día en las calles...

Pero... ¿de dónde vinieron esos pensamientos? Bueno, eso es obvio, de él, la pregunta es por que yo se lo que el sentía.

Me paro y le doy una sonrisa de despedida

—buena suerte—le digo—.y gracias por ayudarme

El asiente y me mira pensativo, su mirada es muy intensa, y esa cicatriz lo hace ver salvaje y peligroso.

Entro a la tienda mas cercana y compro comida de verdad, ya me estaba cansando de esas galletas.

Oh no no, no otra vez

Miro al señor que está atendiendo, está rodeado por un color blanquecino, el...odia su vida, esta cansado de su esposa y siente una profunda tristeza.

—¿va a comprar eso? —pregunta con cansancio

Asiento y le pago

¿Qué me está pasando? Por que puedo saber eso. ¿acaso este es el legado del que hablaba mi madre?

Pero eso tampoco tiene lógica, ¿Por qué alguien me va a querer matar solo porque puedo saber lo que la gente esta sintiendo?

Esto es una estupidez, y yo pensando que podía levantar cosas con mi mente.

Salgo de la tienda y el frió recorre todo mi cuerpo.

Pienso en el chico de la cicatriz, ¿cómo va a pasar toda la noche en la calle con este clima? Recuerdo el miedo que sentía y decido que no puedo dejarlo ahí, tengo que hacer algo, yo puedo ayudarlo.

Voy al callejón, pero no hay nadie, me doy la vuelta para volver al hotel

—¿buscabas a alguien? —pregunta con una sonrisa torcida

—si, pero al parecer no está—le digo riendo

el chico de la cicatriz me mira curioso.

—¿quieres venir conmigo? —digo de repente

Me mira confundido

—¿que vaya contigo, dices?

Me pongo nerviosa y siento que mi rostro comienza a arder

—si, tu no tienes familia, yo tampoco y tengo un poco de dinero que podemos compartir, podemos ser como compañeros ¿no te parece? Además, se que no eres una mala persona y no tienes ninguna intención mala hacia mi—digo tan rápido que dudo que haya entendido

Él se comienza a reír a carcajadas y yo también me uno.

—como sabes que no tengo ninguna intención malvada—dice alzando una ceja—. Ni siquiera sabes mi nombre

Okey... el tiene un punto

—simplemente lo sé—le digo—. Y lo otro lo podemos solucionar. Soy zenda ¿y tú?

El me examina con la mirada y siento como si estuviera mirando en lo mas profundo de mi ser

—soy kilian—responde

El LegadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora