capitulo 3: el chico de la cicatriz

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Al día siguiente me despierto con dolor de cabeza, y lo peor, todo es real. No estoy en mi cama, y mi madre no esta conmigo, estoy sola en una triste habitación de hotel.

Necesito idear un plan, Debo afrontar la realidad de una vez por todas. Ir a la dirección de la carta parece ser mi única opción.

Mi estomago gruñe, tengo mucha hambre, y pensar con el estomago vacío no es una buena idea.

Salgo del hotel para desayunar en algún lado y la señora me dedica una sonrisa hipócrita. Afuera está lloviendo a cantaros.

Salgo corriendo, pongo la mochila en mi cabeza, Estoy a punto de llegar al almacén cuando, mis pies me traicionan, mi cabeza se golpea con el pavimento y pierdo el conocimiento.

...

Me despierto con un dolor insoportable en mis sienes, y eso no es lo peor, alguien me tiene en brazos, o eso creo. Abro los ojos lentamente, y lo que veo es simplemente una pesadilla. Un chico de ojos tan negros como la noche, con una cicatriz enorme que inicia desde su ceja y termina en su mejilla.

Comienzo a gritar y le pego los más fuerte que puedo.

Creo que me acaban de drogar porque veo una extraña aura gris que rodea al chico, cierro los ojos con fuerza y los vuelvo a abrir, ese extraño campo que lo rodea sigue ahí, y de repente cuando miro otra vez sus ojos, unos pensamientos que no son míos llegan a mi mente.

Súbitamente todo desaparece, suspiro aliviada, ya no veo ni pienso nada extraño.

Nunca había visto a este chico en mi vida, pero con una seguridad casi que aterradora, se que esta sufriendo, se siente asustado y no me quiere hacer daño.

El chico me mira preocupado

—¿estás bien? Parecía que estabas en medio de una crisis de ansiedad o algo—dice

—si, me encuentro perfectamente, y tu ¿estás bien? —pregunto con interés

—claro que estoy bien, ¿Por qué no lo estaría? —dice intrigado-acabo de hacer la caridad del día salvándote

Lo examino con la mirada, se ve un poco sucio. es alto y delgado.

Observo su maleta que esta en el suelo, al lado de unas mantas y un plástico

—eres...—me interrumpe

—¿un mendigo, pobre sin familia? —dice riéndose—. Soy todo eso y mas

Lo miro sorprendida, creo que a la final no estoy tan lejos de estar como ese chico, cierro los ojos con preocupación, todos estos días solo me concentré en mi dolor, y pensé que era la persona más desafortunada del mundo. pero hay mucha gente sufriendo peores cosas que yo.

—yo tampoco tengo familia-le digo mirándolo—estoy completamente sola en este mundo tan grande...

Saco una botella de agua de mi bolso un paquete de galletas y unos enlatados, se las ofrezco con gentileza.

—no gracias—replica apartándome la mano—.yo puedo conseguir mi propia comida

—no lo dudo—le respondo

Me siento en un escalón

—podemos compartir

El me mira confundido, se queda un rato observándome hasta que al final decide sentarse a mi lado. Divido en partes iguales la comida y le ofrezco el agua

—buen provecho—le digo sonriendo

Y después de lo que parece mucho tiempo, siento una chispa de esperanza.

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