Capítulo 1

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Me mudé hace poco a la prefectura de Miyagi, mis padres se separaron oficialmente hace al menos un año y con mi mamá decidimos mudarnos para cambiar de aires. Me inscribió en una escuela no muy lejos de casa, pero lo malo es que no pasan autobuses cerca por lo que al parecer me iré caminando.

Karasuno se llama la escuela, estoy en primer año y quedé en una clase avanzada, mis notas son relativamente buenas a pesar de que no hago casi nada; pero como me va bien nadie me dice nada, tampoco mi madre. Una de las cosas que más disfruto como muchas otras personas, es escuchar música; me gusta bailarla y cantarla a todo pulmón, claro, ésto último cuando no hay nadie cerca.

Desde pequeña entrené artes marciales, pasé por varias academias distintas antes de establecerme en una por unos 3 años, llegando tan solo a cinturón café. En cuanto llegamos a ésta ciudad me inscribí en otra academia y logré subir rápidamente al siguiente cinturón.

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Sonó la alarma, ese tedioso ruido... Recordé que era mi primer día en una nueva escuela, ¿cómo será?

Me levanté y me dirigí al baño para darme una ducha. Al terminar, fui directo a mi habitación para colocarme el uniforme: falda gris, blusa blanca, chaleco sin mangas, algo amarillo y con un listón rojo. Me puse unas medias negras largas hasta las rodillas y bajé a desayunar.

—Buenos días, hija. — saludó mi madre en un tono dulce mientras preparaba tostadas.

—Hola mamá. — mi mamá: Es mi mundo. Es tierna y por lo general no hace problema por nada.

—¿Te peinaste? — agregó.

—No... se me olvidó. — contesté mientras bajaba la cabeza.

—Ven, deja arreglar tu cabello. — me acerqué a mi mamá y con sus manos arregló mi cabellera dejando a la vista mis ojos. —Listo, vete o llegarás tarde.

—Claro madre, adiós — me dirigí a la entrada.

—Si irás a algún lado me llamas antes para no preocuparme. — agregó mi madre.

—Lo sé, tranquila. — me coloqué los zapatos y salí de casa.

Caminé alrededor de 15 minutos para llegar a mi nueva escuela. Era muy grande y había mucha gente ¿típico de una escuela, no? Recorrí tímidamente los pasillos y llegué a mi clase, todo normal. Me hicieron presentarme y me senté al último, afirmé mi cabeza en la mesa y miré por la ventana.

Al cabo de 1 hora terminó la clase y fui a dar un recorrido por la escuela, me coloqué audífonos y comencé a caminar, habían chicos caminando y hablando, quizás, de sus vacaciones. Al mirar por la ventana se podía ver que algunos jugaban con el balón, lo típico.
Tan perdida en mis pensamientos y en mi música que no me había dado cuenta que llegué a una parte trasera del edificio, había pasto y mucha tranquilidad. A unos pasos frente a mí había un solo árbol, no dudé y fui hacía allí, me senté y continúe con los audífonos puestos tranquilamente hasta que sonó el timbre y tuve que ir a mi siguiente clase.

Terminó el día y caminé a casa, mi madre me esperaba con la cena lista como de costumbre. Me saqué los zapatos y fui a cambiarme pijama. Unos shorts deportivos y una camiseta de tirantes, sí, hacía calor. Bajé y me dispuse a comer junto con mi mamá mientras que ella me preguntaba sobre mi día, mis nuevos compañeros y demás.

Luego de lavar y secar la loza me despedí y fui a dormir para poder estar sin sueño mañana, quería averiguar si hay algún club al cual poder unirme,  quiero ocupar mi tiempo en algo más aparte de artes marciales.

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Lo que hacía cada día se hizo rutina: desayunar, caminar a la escuela, de vuelta a casa y algunos días a la academia. A pasado un mes desde que llegué aquí, mis compañeros son amables y agradables.

A pesar de que dije que buscaría un club se me olvidó y el tiempo pasó muy rápido...
Ese mismo día me dispuse a buscar uno, era el primer receso y salí de la sala, me topé con una chica muy hermosa de cabello negro y lentes, habían muchas miradas en mi dirección aunque todas miraban a quien estaba frente a mí.

—Hola, ¿estás en algún club?— al principio yo quería encontrar un club, pero al final el club me encontró a mí.

—No, justo me dirigía a buscar uno al cual unirme... — la chica al oír esto se emocionó un poco.

—¿Quieres participar del club de voleibol? Serás la mánager. — tomó mis manos con una mirada llena de ilusión.

—¿Mánager? E-está bien. — no pude decirle que no. Ni siquiera sabía en qué consistía.

—Gracias, ten. — me entregó un folleto, salía el horario y el lugar donde estarían. Era en el gimnasio 2 después de clases, tristemente no traje buzo pero con falda estaré bien, después de todo no tengo que jugar.

—¿Cómo te llamas?— me preguntó la chica.

—Yamagawa (Tn) — respondí.

—Yo soy Shimizu Kiyoko. — se presentó amablemente la chica. El timbre para entrar sonó. 

—Oh bien, te veo después de clases.

—Adiós Shimizu-senpai. — solo me alzó la mano y se despidió.

Terminaron las clases y me dirigí al gimnasio que señalaba el folleto, estaba nerviosa ya que no sabía si estaría Shimizu allí ¿y si llego antes? me preguntarán quién soy, ¿qué les digo? Espera, no pregunté qué equipo era, femenino o masculino. ¿Femenino, no? salí por una puerta de cristal al costado del pasillo, había un camino de cemento y al final la entrada al gimnasio.

Caminé lentamente ya que no sabía si la chica estaría allí, quería darle tiempo para que apareciera junto a mí. Tristemente no pasó, abrí la puerta del gimnasio y solo alcancé a ver cómo una pelota rojo con verde se dirigía rápidamente hacia mí.  

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Eres molesta. [Tsukishima x tú♡]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora