Eres molesta. [Tsukishima x tú♡]

Capítulo 18

Este capítulo es un especial por el cumpleaños de Tsukki, disfrútenlo ❤

Había pasado un día desde que volvimos de Tokio y a pesar que de que no hacía tanto calor como allá de todas formas era algo sofocante.

—¿Hija no tienes nada que hacer?, hace mucho calor como para quedarse en casa.

—Moriré asada si salgo. — dije echada en el sofá.

—Está bien, pero no digas que no te lo ofrecí.

Pasaron unos minutos y el almuerzo ya estaba listo.

—Gracias por hacer ensalada, con este calor no soportaría comer nada más.

—Yo tampoco, por eso lo hice. —respondió mi mamá.

De pronto, mientras comíamos, sonó mi teléfono y me levanté a buscarlo para ver quién me llamaba.

—Hola Tsukishima ¿por qué me llamas?

—Hola (Tn). Solo quería saber si querías salir a dar una vuelta... No soporto estar en casa, mi hermano y mi mamá quieren jugar juegos de mesa.

—Oh, ya veo. No lo sé...— no me dejó terminar.

—Te veré en tu casa en 30 minutos. — añadió.

—Pero...— me cortó.

—¿Por qué me pregunta si después vendrá igual?— le grité al teléfono. 

—¿Quién era hija?— preguntó mi mamá desde el comedor.

—Ah, un amigo... quería que saliéramos un rato.

—¿En verdad? te dije que saldrías igual. Ve a cambiarte.

—Bien, ya voy. — subí a mi cuarto y me quité la ropa que traía puesta aunque no era tan distinta a la que me iba a poner. Unos shorts y una camiseta de tirantes.

Los 30 minutos pasaron y sonó el timbre de la puerta. Fui a ver y era Tsukishima, estaba afirmado en la reja de la casa, traía una polera blanca y unos shorts, se veía bien.

—Espérame. — le dije al abrir la puerta.

—Me quemaré esperándote. 

Me puse zapatillas y me fui a despedir de mi mamá.

—Te veo en un rato. — me despedí.

—Está bien, ten esto. —me dió un bloqueador solar. —Lleválo por si acaso.

—Bien. Adiós. — cerré la puerta tras de mí.  —¿A dónde quieres ir?— le pregunté a Tsukishima.

—Hay un parque cerca, vamos allí. — respondió Tsukishima, sólo asentí y caminamos en dirección al parque.

El parque era muy lindo, árboles, algunas personas caminando, asientos y algunos puestos con helado y otros con artesanías. Caminamos por el sendero de piedrecillas hasta que nos desviamos para sentarnos bajo un árbol.

—Aquí si está refrescante. — dije mientras me sentaba en el pasto.

—Con esa ropa no creo que tengas calor— comentó molesto.

—¿Qué?, ¿te molesta que alguien me mire?— dije mientras me sentaba sobre mis piernas

—Puede ser. — dijo mientras acomodaba un poco sus lentes.

—No seas ridículo. — sonreí. —Mira, mi mamá me dio esto. — mostré el envase de bloqueador solar. — Dejame colocarte un poco, eres muy blanco. — me arrodillé cerca de él y acerqué la mano para quitarle los lentes.