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Enfrente de aquel hospital de aspecto tenebroso escondidos en las montañas, estaba el doctor Mike Morton, un joven de cabellos rizados y rubios como el oro, sus ojos eran celeste y su vestuario era colorida en especial su chaqueta de color rosado. Estaba sosteniendo la carta del Doctor Luchino, que ahora era su jefe, indicando el procedimiento de la entrada. Primero tenía que tocar el timbre, esperar a que el guardia le responda por el intercomunicador, la segunda parte era seguir a un hombre llamado Aesop Carl por todo el recinto, aquel joven le iba a presentar el lugar y cuando terminaron se quedó en la oficina de su jefe, esperando por unos minutos.
Paso la hora hasta que llegó un hombre alto de cabellos rojizos y unos lentes pequeños, su bata estaba ensuciado por distintos químicos. Cuando vio al joven, una sonrisa se dibujo en su rostro.

-Buenas tardes, joven Morton-saludo con una voz escalofriante. Se fue a sentar enfrente del menor, y puso sus pies encima de la mesa.- No es necesario que me cuentes sobre tu vida, se mucho sobre ti. Acabas de salir de la universidad, estás ansioso por conocer otro tipo de trabajo ¿No es cierto?. Ya que para pagar tus estudios tuviste que hacer trabajos privados a hombres...

-Señor, yo... -interrumpió con una voz temblante, Mike. El hombre alto, lo hizo callar con un gesto y continuó con la información recolectada.

-Tienes muchos sueños por delante, pero tu hermana los rompió con su indiferencia-se detuvo para sacar un portafolio dentro de su cajón, lo abrió y leyó lo que había escrito en este.-Mujer de 35 años, trastorno de acumulación compulsivo. Gasto demasiado dinero en comprar cosas innecesarios llenando su hogar, los vecinos se quejaron por el olor y lo antihigienico que era este. Al final, se suicidó por que le quitaron todos sus cosas y por deber dinero a muchos hombres peligrosos. Uno de esos hombres, era con quien trabajabas ¿Verdad?. Antonio Paganini ¿Cuántas veces lo hiciste con él para pagar la deuda de tu hermana?

-¡Basta!-grito, el rubio. Apretó los puños y se mordió los labios, no quería recordar lo que había vivido en estos últimos años.

Mike se quedó pasmado por lo que había hecho enfrente de su jefe, creo una mala impresión de su persona, cerró los ojos para no ver la reacción del Doctor.

-Tranquilo, se que quieres cambiar toda tu vida- hablo, Luchino.- Pero, tienes que saber algo... En este recinto hay personas muy peligrosas, desde unas simples personas con depresión hasta seres inimaginables capaces de destrozar tus huesos como si fueran simples hojas de papel. Si quieres ganar todos los millones que te dije en la carta tu boca debe mantenerse cerrada ¿entendido?

Asintió sin pensarlo el joven rubio.Necesitaba ese dinero para no volver a ver a esos malvados hombres. Tras ver esa señal, Luchino sonrió nuevamente pero está vez de forma malvada y sus ojos se volvieron oscuros. Lo que no sabía el menor es que estaba firmando un contrato con el mismísimo Diablo para permanecer en el infierno.

-Si quieres puedes empezar con tu paciente Norton Campbell-le acercó al menor una carpeta donde tenía escrito en letras grandes "superhumano N-1".

-¿Superhumano?

-Ya lo verás- contestó de forma misteriosa el hombre, se levantó de la silla y guió al menor hacia la salida. Abrió la puerta, afuera de esta habia una mujer de cabellos castaños y unos grandes mofletes,parecia una muñeca de porcelana, tenía la mirada seria y muy fría. Cuando vio al rubio, lo observó de pies a cabeza y le tiro una mirada de desagrado.-Ella es la Doctora Emily Dyer, si tienes alguna duda acerca de tu trabajo le puedes preguntar a ella.

-Hola, Mike Morton- saludo con un tono de voz arisca.

El Doctor Luchino se despidió de ambos y se retiro del lugar dejando a los dos empleados observándose en silencio.

El Superhumano (Mike X Norton) (CANCELADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora