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El reloj marcaba casi la media noche, hacia un rato que la primera botella de vino se había terminado y con ella también se fueron los deseos de Manuel de irse a su departamento. Se encontraban sentados en la alfombra del piso de la sala, Mayte ya ni siquiera llevaba zapatos ni peinado mientras que el cuerpo de Manuel aun portaba su pantalón de mezclilla y su camisa, esta última prenda estaba abrochada únicamente a la mitad.

- ¿Y de qué habla tu nuevo disco, gordito? -le preguntó mientras rellenaba nuevamente sus copas

-Amor -respondió en un suspiro- Celos, besos -la miró- Tatuajes

- ¿Tatuajes? -le regresó su copa- ¿Te vas a tatuar?

-Tus besos únicamente -Mayte estaba bebiendo de su copa, pero al escuchar su respuesta tosió- Es broma, mi May

-Muy chistosito, Manuel Mijares

- ¿Quieres que te cante algo de mi nuevo disco?

-Pero aún no sale al publico -se recogió el cabello en una cola de caballo

- ¿Y? Tendrás una exclusiva -bebió- ¿Quieres?

-Quiero

Manuel sonrió y volvió a beber, Mayte frotó sus manos en símbolo de nerviosismo, lo miró atenta mientras bebía el vino que le había ofrecido.

-Pasará el tiempo y no podrá borrarme tu figura -entonó sin quitarle la mirada de encima- Silueta inmortal que grabó mi mente, como esculpir en piedra para que el tiempo no erosione su presencia -poco a poco Manuel se iba acercando a ella, le tomó la mano y entrelazó la suya con la de él- Pasará el tiempo y nunca olvidaré el brillo de tus ojos -le susurró tan cerca de su rostro que Mayte creyó que la besaría- tu rostro ni el olor de tus cabellos cual si fuera un video que veo en mis momentos de dolor -el soldado le acarició las mejillas y luego quitó algunos de los cabellos que se esparcían por su rostro colocándolos tras de su oreja, Mayte se mordió los labios y bajo su mirada a los labios del hombre que tenia frente a ella- Tu figura, mujer que compartió mi desventura, mujer que solo quiso mi ternura, ¿Cómo podría olvidar... -le dio un beso en la mejilla haciendo que Mayte cerrara los ojos- semejante postura? Tu figura, jamás podré encontrar tanta dulzura -a base de besos y versos llegó a su oído donde primero le mordió el lóbulo y luego depositó un dulce beso en su cuello- Me amaste perdonando mis pecados sin hacer preguntas tomados de la mano -terminó de cantarle al oído, Mayte seguía con sus ojos cerrados y apretando su mano entrelazada a la de él.

Manuel buscó su rostro y se encontró a la rubia con los ojos cerrados y los labios entre abiertos, se sonrió, volvió a pasar su mano libre por las mejillas de Mayte, las acarició delicadamente. La mujer ladeó un poco su rostro de manera en que sus labios encontraron la mano del soldado y le dio un tierno beso, abrió los ojos y se encontró con la sonrisa de él, le devolvió la sonrisa y repitió la acción, pero esta vez el beso fue las lento.

El soldado no aguantó las y terminó con la distancia que los separaba fundiéndose en los labios de Mayte quien lo recibió gustosa. 

Poco a poco cayeron recostados en la alfombra de la sala, siguieron besándose lentamente disfrutando del contacto de sus labios y lenguas, las manos de Mayte paseaban por el pecho del hombre hasta que tomó la decisión de quitársela por completo dejándolo desnudo de la cintura para arriba mientras él batallaba con los tirantes de la blusa de Mayte pues no querían ceder a ser deslizados por los hombros de la rubia.

Se separaron un poco para tomar aire, ella seguía con sus ojos cerrados, no quería abrirlos, pues al hacerlo, sabía que se arrepentiría y pararía el momento y eso era lo que menos quería hacer. 

*Narra Manuel*

La desnudé lentamente, quería grabar cada instante en mi memoria para siempre, besé su vientre y mordí alrededor de su ombligo, la escuché suspirar pesadamente, sonreí contra su piel y continué mi camino de besos hasta su intimidad. 

-No, espera... Es que... No me gusta que me hagan sexo oral

-¿De verdad? -esas fueron las palabras que detuvieron mi intención de bajar hasta su entrepierna, pero, ¿Como negarme a algo que disfruto hacer por sobre manera?

- No te preocupes, si no te agrada como lo hago me puedes detener, de acuerdo

-Okey -solo respondió mientras mordía su labio inferior. No podía dejar de contemplar su figura. Besé sus labios, pero está vez más suavemente, bajé por su cuello, su pecho, me detuve en sus senos dándole suaves besos acompañados de mordiscos pequeños, solo podía oír cómo daba leves suspiros al apretar sus pezones.

Seguí bajando por su vientre con mi desdén enbesos, sentía como movía poco a poco su cintura y cadera de lado a ladomientras su respiración se tornaba más agitada y acelerada. Estaba cegado porsu cuerpo, aunque no era del todo de una figura esbelta, aun así, me encantaba.Estaba cerca de mi propósito y no solo lo sabía por la cercanía en su cuerpo,sino por el aroma que comenzaba a embriagarme. 

Detuve el frenesí de mis labios cerca de su cadera para ahora comenzar a subir por sus piernas, desde la rodilla, subiendo por los muslos y bajando nuevamente, prolongando más la desesperación y el deseo de llegar a su sexo. Beso tras beso, una pequeña mordida en el muslo interno cerca de mi cometido y solo pude escuchar otro suspiro ahogado por la presión de sus labios el uno contra el otro. Debo admitir que me costó trabajo controlarme para no meterme entre sus piernas y devorarla completa e introducirla en mi boca.

Lentamente siguiendo con mi vals de besos,llegué a su monte de venus, dando pequeños lengüetazos, como queriendo soloacariciarlo, como si se tratase de una frágil pieza que se puede romper. Y ahíestaba, de nuevo otro suspiro, pero esta vez no lo calló, al mismo tiempo quepude sentir sus labios vaginales en lengua. Ya era demasiado tarde, ya no podíaparar, aunque ella me lo pidiera.  Por fin tenía ante mi lo que tanto anhelaba, loque deseaba hacerle con mi lengua y mis labios. Subía y bajaba ávidamente porsu sexo, pero con calma, hasta su clítoris, pude atraparlo entre mis labios,succionando como si de sus mismos pechos se tratara, está vez ya no era unsolo gemido, eran una secuencia de ellos, acompañada con suspiros y unmovimiento de cadera sin control alguno.

-Aahhh, que rico... por favor, no pares.

Alcance a escuchar decirmey ¿cómo parar de hacerlo? Si ahí estaba, entre sus piernas, disfrutando de suolor y mejor aún, a punto de probar lo rico de su interior. No supe en quémomento, pero sus manos ya estaban en mi cabeza, apretándome fuerte hacia ellay de un momento a otro jalando mi cabello y de nueva cuenta tratando dehundirme en ella y no era necesario que lo pidiera de haber podido yo mismo lohabría hecho. 

Estaba enloquecido por todo su cuerpo en esemomento, el tener su clítoris entre mis labios, rozándolo con la punta de milengua, sus manos entre mi nuca y mi espalda, arañándome con locura, suscaderas y espalda arqueadas hacia el techo de la habitación, su cabeza haciaatrás y lo mejor de ese momento, su voz más que agitada, la respiración entrecortada y unos pequeños gemidos que me indicaban lo que su voz no tardo endecirme.

-Así, sigue... sigue, no pares... Me encanta como lo haces amor, sigue.

Y estalló en un orgasmo másque subliminal, regalándome su flujo en mi lengua que ya estaba más metida ensu vagina, disfrutando el sabor de sus mieles el cuál bebí sin pretexto alguno.La dejé que lo disfrutara, que descansara su cuerpo y sus piernas que tenían micabeza más que atrapada entre ellas.

-Y bien... ¿te gustó?

Tenía su cabeza sobre la almohada, con los ojos cerrados aún por la excitación tal vez, se remojo los labios, tomó un poco de aire y dijo con voz agitada.

-Otra vez, por favor

Pero no era necesario que lo volviera a pedir.

Tanto AmorWhere stories live. Discover now