•CAP 3•

190 19 0
                                    

"Adiós"

Llegó el día, el momento de decirle adiós a su querida amiga Atila.

Marinette despertó un poco deprimida, pero debía de arreglar todo para que su despedida sea de la mejor manera.

Se vistió con el mejor atuendo para la ocasión, luego de asearse bajo a la cocina donde su abuelo ya estaba ahí, preparando el desayuno.

—Buenos días abuelo—se acerco y lo abrazó.

—Buenos días querida, ¿cómo te sientes?.

—Algo deprimida por esto de la despedida, pero trataré de estar feliz, más por mi amiga que por mi—se sentó en una de las sillas del comedor—¡Qué bien huele! ¿qué estas haciendo?.

—Hot cakes con frutas silvestre— se volvió a ella, después puso unos platos en la mesa—son tus favoritos, así que para que te sientas mejor prepare esto—después llegó con un plato con una pila de hot cakes.

Marinette empezó a repartir el desayuno, primero a su abuelo y después a ella, dió el primer bocado y hizo una mueca de satisfacción.

—Enserio no entiendo cómo es que tu comida es deliciosa —siguió comiendo.

—Ya sabes que tengo mis secretos—también empezó a comer—y dime, ¿qué harás hoy a parte de ir al viejo árbol para despedir a las hadas.

—Bueno... Pensaba estar el día con Atila, después traerla aquí para darle la despedida que merece.

—Es una buena idea, mientras yo arreglo todo aquí.

La azabache alzo ambas cejas para después contradecir a Fu, pero que no pudo ya que el anciano volvió a hablar.

—Yo lo haré, tu disfruta de este último día con tu amiga.

—Pero no puedo permitir que hagas algo que tendría que ser yo la que debería hacerlo.

—No importa, sabes que yo también la aprecio mucho.

La azabache sonrió levemente, tenía suerte de tener un hombre como Fu siendo su abuelo.

Luego de desayunar y ayudar un poco en la cabaña, Marinette salió en busca de su pequeña amiga. Recorrió el bosque hasta llegar al hogar y refugio de las hadas. Cuando lo vio no pudo no sentirse terriblemente mal; todo estaba casi deshabitado, las pequeñas chozas hechas por flores estaban opacas, la armonía y magia que se sentía al llegar ya no estaba, parecía que tenían muy en claro que debían irse.

Cuando hizo acto de aparición, las pocas hadas que se estaban encargando de dejar el lugar ordenado se volvieron a ella al sentir su presencia.

—Emm, hola—habló con timidez.

Una de las hadas de nombre Spring la reconoció, era la amiga híbrida de Atila, y aunque ella no se sentía intimidada con ella por ser mitad humana y aceptaba la amistad que tenía con una de ellas, le era imposible hablarle por temor a ser juzgada.

Aleteó sus alas y se acercó a ella, acercándose levemente a ella hasta la altura del rostro de la ojiazul.

—Vienes por Atila ¿cierto?—preguntó.

Marinette asintió levemente en modo de confirmación.

—Quédate aquí, le diré que vienes por ella.

La azabache observó al hada retirarse en busca de su amiga, mientras ella se apoyaba en el tronco de un árbol cercano.

Después de esperar unos minutos, la voz chillona de Atila atrajo su atención, alzando su mirada en dirección a ella, viendo como volaba rápidamente a ella.

—¡Marinette!—exclamó el ser de complecciones diminutas.

—Hola—habló—vine a buscarte para pasar este último día contigo en el bosque.

—No digas eso—musitó con voz quebrada el hada, sintiendo sus ojos cristalizarse.

—Lo siento, ¿estas lista para el día de todos?—animó tratando de mejorar el estado de su amiga.

—Sería el mejor si no tuviera que irme—murmuró.

Marinette frunció levemente el ceño.

—No importa la pasaremos bien—exclamó—no les importará a las demás que te vayas ¿cierto?.

Atila quitó una pequeña lágrima que había caído inconscientemente por su mejilla; negó con un movimiento de cabeza.

—No, yo ya terminé de arreglar mis cosas, le pedí a alguien que las llevara, podemos irnos—informó.

—Bien—hizo un ademán con mano la azabache, indicando que se posicionara sobre su cabeza. Atila cumplió con la orden de Marinette—Ahora vamos a divertirnos.

Empezó a caminar, alejándose ambas del antiguo lugar de las hadas.

Durante la primer parte del  día recorrieron el bosque, hablando de sus aventuras, de todo lo que habían hecho desde que se hicieron amigas; también fueron a la aldea recorriendo todos los puestos del lugar,pero la mayor parte del tiempo la pasaron en su lugar secreto ubicado en el viejo tronco de árbol. Cuando Marinette vio que era momento de ir a la cabaña donde vivía, sugirió a su amiga que sería una buena idea despedirse también del viejo Fu, aunque en realidad el verdadero motivo era darle una honorable despedida.

—Supongo que tu abuelo también va a extrañarme—habló el hada al llegar a la entrad del hogar de la azabache.

—Si, está también mal por tu ida.

No hablaron más, solo entraron a la cabaña, llevándose el hada una grata sorpresa al ver que el interior estaba decorado con guirnaldas hechas con flores,  y con la mesa del comedor decorada elegantemente, viendo en el centro de esta su postre favorito.

—¿Marinette qué es esto?—preguntó hacia la aludida.

—No lo veas como una despedida, solo miralo como un "hasta la próxima"—respondió.

Los ojos de Atila se llenaron de lágrimas, nunca pensó que Marinette hiciera algo tan hermoso por ella, también su abuelo, aunque no debía de sorprenderse, ella tenía el corazón más bondadoso de todas las criaturas que ella conocía.

El resto del tiempo que quedaba para la hora que las hadas tendrían que irse, fue el mejor que pudieron haber deseado, lleno de risas y sonrisas, recuerdos hermosos, y unas que otras lágrimas.

Cuando llegó el momento de decir adiós, Marinette no pudo evitar sorprenderse, el día había pasado muy rápido a su parecer, tanto que no se había dado cuenta que en unos momentos tendría que decir adiós a la segunda persona más importante para ella.

Al momento de estar todas las criaturas en el punto de despedida, Atila permaneció todo el tiempo con Marinette durante las palabras de despedida y de buena suerte por parte del espíritu del bosque.

—Enserio voy a extrañarte—habló la azabache en el momento de partida.

—Yo también—el hada se abrazó al pecho debía ojiazul todo el tiempo posible, el que se acabo cuando la líder de las hadas llamó a todas para reunirse.

Marinette vio el momento en que todas las hadas emprendían el vuelo para viajar hacia un nuevo lugar para que fuera su nuevo hogar. La azabache sintió sus mejillas humedecerse por sus lágrimas cayendo. Viendo por última vez a su amiga cuando la distancia empezó a aumentar entre ellas.

—Adiós... Atila.

~•~•~•~🐾🐾🐾~•~•~•~

Palabras: 1130.













⸙Love In The Forest ⸙ - [Aᴅʀɪɴᴇᴛᴛᴇ-AU]Onde histórias criam vida. Descubra agora