Lo real

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"Sueño con serpientes, con serpientes de mar
Con cierto mar, ay, de serpientes sueño yo
Largas, transparentes, y en sus barrigas llevan
Lo que puedan arrebatarle al amor"

S. Rodriguez

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El golpe de la puerta azotada consiguió que Jeon saliera con rapidez de entre sus piernas.

Perder el peso y el calor de manera tan brusca lo dejó herido. Indefenso.

Pobre, pobre ingenuo y estúpido Taetae

¿Por qué pensó que sucedería otra cosa?

Puso sus propios brazos alrededor de su cuerpo para que la temperatura no lo abandonara por completo ¡De pronto hacía tanto frío! Se mordió el labio para no pedir: por favor, por favor no. Pero había llegado el momento. El telón caía, destruyendo la representación. El Jungkook que simplemente continuaba con su faena, compenetrado en su papel de amante indómito, entregado y enceguecido era, en verdad, un tipo cualquiera, que se cubría con una de sus camisetas y salía del cuarto.

Llevaba consigo una cara tan espantada que, de no querer llorar, lo habría hecho reír.

Tarde. Era tarde.

Sintió cierta pena. Estaba tratando de evitar algo que ya había sucedido. Sintió pena también por él, semidesnudo y abandonado, absolutamente perdido en una casa que había sido suya, en un cuerpo que había sentido correr como los ríos y que, ahora, se le derramaba por entre los dedos.

Sal. Pronto. Sal de ahí. Ahora.

Taehyung sacó fuerza de voluntad de sus últimas reservas y se puso de pie. Aún llevaba un bulto molesto debajo de sus pantalones y el corazón desaceleraba sus latidos poco a poco.

Dolorosamente, toda su persona buscaba retomar la normalidad sin desearlo.

La lluvia. El silencio. Esa casa. No hay realidad ni normalidad en nada de esas cosas. Son estados. Pasarán. Este dolor pasará. No te detengas. Sé rápido. Si vas a llorar, debes salir pronto. Si te muestras frágil... eso, eso sí será permanente y mortal.

Comenzó a vestirse para luego meter las escasas pertenencias que Sae Ron le había dejado, en una de las bolsas. No eran mejores que la camiseta con el dibujo del gatito y los agujeros hechos por las polillas que ahora llevaba puesta Jeon. Debería resignarse.

Se refregó los ojos tratando de ignorar el espejo colgado en la pared... estaba seguro de que era un completo desastre. No necesitaba que ningún reflejo se lo contara.

Desde el fondo del pasillo pudo vislumbrar la figura alta ir y venir.

Buscó en el baño sus productos. En el apuro, un par de potes terminaron en el suelo y rodaron, pero se tomó el tiempo de levantarlos. No pensaba dejar nada de lo que fabricaba con tanto esfuerzo. Que Jeon oliera como el puerco en el que se había convertido.

Sus emociones se habían vuelto una marea descontrolada. Tan pronto avanzaban, se retiraban con violencia. En la costa quedaba la blanca osamenta del mar, que el mismo mar se volvería a tragar sin remedio.

Para cuando se acercó al comedor, lo halló mirando hacia afuera.

"No te preocupes. Volverá"

Jungkook volvió el rostro hacia él. Tenía el ceño fruncido, el pelo desordenado y la boca entreabierta. Era un niño a la espera de su castigo, en la incertidumbre de no saber por dónde, cómo o cuándo iba a recibirlo.

LA ISLA [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora