Día 4: Cocinando en casa

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¡Doble actualización para ponerme al día!

Para hoy, un AU moderno super dulce y doméstico que siempre le hace bien a nuestros corazones.

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Xie Lian despierta perezoso, ligero y cómodo luego de un buen sueño, y no necesita ojear el reloj en la mesita a su lado para saber que es bastante temprano; la tenue luz de la mañana (probablemente nublada) se cuela a través de las cortinas delgadas dando paso a un nuevo día.

Intenta estirar el cuerpo, queriendo sacudirse la pereza al menos un poquito, pero los brazos que lo rodean con inmenso cariño no se lo permiten. A cambio, Xie Lian solo se gira y visualiza el rostro durmiente de su esposo.

(Hay un escalofrío que sacude a Xie Lian, como si sufriera de exceso de azúcar en su cuerpo, por lo poco acostumbrado que está a referirse de esa manera a la persona que ama. Que se hayan casado, incluso conseguido y amoldado su propio hogar, no dejará de llenarlo de la más gustosa alegría ¿Él realmente se merece tanto?)

Hua Cheng luce agotado, y cómo no si estuvo trabajando hasta muy tarde por la noche. Este ha estado abarrotado de trabajo en los últimos días, por una parte es bueno porque su negocio va bastante bien, pero por otro lado (y el más importante) está su salud. Sin embargo, a pesar de todas sus ocupaciones, Hua Cheng no lo ha descuidado ni un minuto, siempre amoroso y atento como desde el primer día que se conocieron (No, ahora mucho más que nunca) y Xie Lien quiere compensarlo, consentirlo y hacerlo feliz... ¿Cómo podría hacerlo?

Sumergido en distintos pensamientos, y sin dejar de apreciar a su San Lang, Xie Lian acaricia vagamente su rostro, muy cerca del ojo perdido. Entonces, influenciado por la fortuna que Hua Cheng siempre desprende, llega una buenísima idea. Xie Lian sonríe amplio, la pereza se esfumó ante sus ánimos, y besa la nariz respingada de su esposo antes de dejar la cama lo más cuidadoso posible para no perturbar su sueño.

Rápidamente se prepara y va directamente hacia la cocina, sus planes: un rico desayuno especial para sorprender y consentir a su esposo tan trabajador y dedicado.

Hace un chequeo rápido de lo que tiene y luego, ya decidido su menú, pone manos a la obra. Xie Lian sabe que no es el mejor cocinero (sus conocidos tienen una opinión muy particular sobre lo que prepara) pero Hua Cheng disfruta su comida y eso le es suficiente para seguir adelante.

Afuera el cielo es cada vez más gris, oscureciendo un poco su pequeña cocina, y el aroma húmedo de la lluvia se percibe. Xie Lian no presta atención al clima y tan concentrado está en lo suyo que es sorprendido por las manos de Hua Cheng rodeando su cintura. Reacciona, por supuesto, con un brinquito.

Hua Cheng, abrazado a él y recostado sobre uno de sus hombros, balbucea algo de lo que sólo se puede entender "temprano" y "cama" que hace reír a Xie Lian. Si actúa rápido, su sorpresa aún no está arruinada...

-San Lang... Ve a la cama si estás tan cansado.- da un cariñoso regaño. Seca sus manos y alcanza las que se posan en su cintura- Debes aprovechar para descansar más.- y acaricia los nudillos con su pulgar.

-Descanso mejor cuando estoy con gege.- Hua Cheng se apega un poco más al cuerpo de Xie Lian como un cachorro en busca de afecto.

Xie Lian se ríe una vez más, realmente su San Lang es muy encantador aun cuando hace berrinchitos como esos, y se da la vuelta enfrentando a su necio esposo.

-Estoy preparando un desayuno especial para ti, ¿Esperarías un poco más?- Xie Lian alcanza una mejilla del contrario y le expone sus intenciones. El rostro de Hua Cheng se ilumina y, antes de que insista en ayudarlo, lo persuade con un beso en la otra mejilla.

Hua Cheng es un esposo obediente, basta cualquier gesto de su príncipe para convencerlo, y deja la cocina sin queja alguna. Y con rotundo éxito, Xie Lian continúa con su quehacer.

No más de una hora le toma a Xie Lian tener el desayuno listo. Ahora llueve a cantaros, incluyendo algunos relámpagos, y una vez prepara los patillos en una bandeja, con intenciones de llevarle el desayuno a la cama a Hua Cheng, se dirige hacia la habitación que comparten...

Sólo para ser sorprendido cuando cruza el estar.

Su único sillón está hacia un lado, haciendo espacio, y una sábana casi traslucida cuelga lado a lado. En el suelo están todos los cojines, almohadones y peluches que hay en su hogar y también hay suavecitas cobijas... Justo donde Hua Cheng lo espera envuelto.

Ante el giro de acontecimientos Xie Lian no sabe si reír o llorar. De hecho, si no fuera una persona tan ágil habría dejado caer la comida que sostiene... Sí que fue sorprendido.

-Gege, no te quedes ahí...- menciona Hua Cheng cuando sus miradas se encuentran, hay una sonrisita traviesa y satisfecha en sus labios- Este humilde esposo tiene mucha hambre.- se queja con tristeza muy mal fingida.

Xie Lian suspira, no debería estar extrañado de la audacia de su San Lang, y se acerca con una sonrisa. Sus planes dieron un pequeño giro y, contrario a molestarle, le encanta.

Su relación siempre ha tenido una buena sintonía, incluso desde antes de convertirse en pareja, y gracias a ello pueden sorprenderse mutuamente trabajando en equipo. Xie Lian ama eso, ama esforzarse por mimar a su esposo y también ser consentido por este, y pide a los cielos mucha vida y salud para seguir disfrutando de esos momentos significativos en su matrimonio.

Ese día pasan largas horas dentro su refugio de almohadas, ajenos a la furiosa lluvia que en todo el día no para.

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Xie Lian Week 2020Where stories live. Discover now