Poco después, las dos llegaron a la cocina.
- ¿Qué quieres comer? preguntó Macarena.
- ¿Qué estás dispuesta a preparar para mí?
- Lo que usted quiera, mi señora - respondió Macarena, inclinándose, Bárbara sonrió, satisfecha.
- Hmm ... quiero un sándwich de queso y jamón, pan integral y un vaso de jugo de naranja.
- ¿Tienes un bolígrafo? preguntó Macarena, fingiendo buscar un papel en su bolsillo.
Bárbara le sacó la lengua.
- ¡Ni siquiera es tanto! ¿Y tu?
- Hmm ... Tocino y huevos estrellados, dorados en mantequilla, hechos con mucho amor y cuidado. Eso fue lo que dijiste ayer, ¿no?
- Qué hice para merecer esto - gruñó Barbara, adelantándose para poner el sartén. - ¿Y para beber?
- Puedo hacer una jarra de jugo para las dos.
- Está bien - respondió Bárbara.
Mientras Barbara tomaba los ingredientes, Macarena se apoyó contra el mostrador y la observó atentamente.
- ¿Que pasa? preguntó Barbara, incómoda.
- Nada.
- Entonces ve a preparar mi desayuno.
Macarena no se movió.
-Ya deja de verme - agregó Barbara.
- No se gastará tu belleza si te veo.
- Sé que soy bonita.
- Yo no dije eso. Dijo que no se iba a gastar tu belleza , que es casi inexistente.
- Tu terquedad a negar lo obvio me asusta.
- Sip.
Barbara tomó una cucharada de mantequilla, pero la mirada de Macarena en ella la ponía incómoda.
- ¿Por qué me ves?
- Quiero verte preparar mi desayuno.
Y había un orgullo en la frase junto con algo infantil, que casi la hizo reír.
- ¿Qué quieres?
-Verte preparar mi desayuno - repitió Macarena. - Con mucho amor y cariño.
- Sin amor ni afecto - respondió Bárbara, poniendo la mantequilla en el sartén.
- No importa. Estás preparando mi desayuno. Y ... Eso es extraño - añadió ella, más para sí misma.
- Y tú, deberías estar preparando el mío.
-Estoy a punto de comenzar - respondió Macarena, mirando a Barbara romper un huevo.
Segundos de silencio ...
- ¿No vas a preguntarme si dormí bien esta noche? - preguntó Barbara.
- Yo sé que sí.
- Hmm?
- Me desperté temprano y te vi durmiendo. Te veías bien.
Barbara se sonrojó un poco mientras freía el otro huevo.
- Ah. ¿Y tu?
- Me desperté un poco confundida - respondió Macarena, mirando a Barbara poner los huevos en el plato. - No se sentía como en casa, pero luego lo recordé.
- Que por órdenes de algunos psicóticos maníacos, ¿estás atrapada aquí conmigo?
- Eso es más o menos - respondió Macarena, mientras Barbara cortaba el tocino con el cuchillo. - Déjame ayudarte - se ofreció, alejándola (estaba suavemente sorprendida) y tomando el cuchillo.
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The Experiment | Barbarena Terminada
RomanceUn millón de dólares, era el valor del premio que la red de científicos más grande del mundo estaba ofreciendo a dos personas que serian elegidas para ser parte de un experimento Social. Este experimento se basaba en colocar a dos personas de person...