Tímido (2/2)

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Llamé a mi nena, ella no respondía a mi llamado.

Subí las escaleras, un ruido provino de nuestro cuarto. "De seguro se encuentra ahí".

Entré, no ví absolutamente a nadie. Me adentre más en la habitación, pronto sentí cómo alguien me empujaba hacia la cama, sabía que era Tn.

—Disfruta, cariño. Decía ella gimiendo mientras tomaba mis muñecas, al parecer quería ser la dominante de nuevo; pero esta vez no me dejaría.

De un momento a otro la voltee, quedando ella contra la cama. La sujetaba con fuerza para que no escapara.

—Te voy a hacer gritar por ser tan mala, preciosa. Dejé pequeños besos en su cuello, podiendo escuchar sus jadeos.

Me deshice de sus prendas. La haría sufrir un poco, así que pasé mi miembro por su feminidad, ella soltó un gemido. Abrí su cajón que estaba al lado, sacando unas esposas. La amarré de manos a la cama, esto me excitaba aún más.

—Dime, ¿qué se siente ser ahora tú la que estás atada? Pregunté de manera burlesca mientras seguía frotando mi miembro por su feminidad.

—¡Mételo y-ya! Me pedía entre gritos de placer.

Yo solo la ignore, quería verla sufrir y desesperarse por mi polla, me encantaba verla de esa forma.

—Necesitas aprender tu lección, nena. Seguía frotando, dando besos en su pecho descubierto.

Comencé a lamer uno de sus senos, para posterior a esto llevármelo a la boca, lo lamía y chupaba en varías ocasiones. Por los gestos que hacía sabía que le gustaba lo que le estaba haciendo.

—Mmmm...M-michael —mientras ella seguía gimiendo, pasé mi pene por su clítoris—. ¡P-papi! Exclamaba jadeando.

—¿Quieres tenerlo dentro de tí?

—Sí, papi...mmm.

—Entonces pídemelo, muñeca. Sonreí de lado, pues tenerla así, ella atada a la cama, excitada, gimiendo mi nombre, pidiendo a gritos mi polla, hacía que mi miembro doliera cómo no se lo imaginan.

Seguí moviendo mi miembro de arriba a abajo por su feminidad, a veces lo hacía un poco más rápido y luego bajaba el ritmo, con eso la hago sufrir.

—¡Ahhh! ¡M-mic-CHAEL!

—Pídemelo. Le repetí con una voz ronca que le encanta.

—P-por...mmmm. Ella no podía hablar por tanto placer.

—Vamos —sonreí malévolo mientras bajaba la velocidad—. Tú puedes, sólo pídemelo.

Al momento en que ella iba a articular la primera palabra subí la velocidad de repente.

—¡Ahh, M-michael! Mmmm... ¡P-por f-favor! Decía agitada.

—Bien, eso es lo que quería oír.

Metí tan solo la mitad, lo hacía de una forma lenta pero placentera. Ella rápidamente se desesperó y empujó sus caderas hacía mí provocando que lo metiera por completo.

—Oh, nena —gemí—. Vuelve a hacer eso.

Ella movía sus caderas hacía mí, pronto logró voltearme, quedando ella encima mío. "¡¿Cómo es que se había quitado las esposas?!".

Se movía de arriba a abajo, ambos gemiamos. En ocasiones la tomaba de las caderas y la subía un poco para poder empujar mis caderas contra ella.

Tn trataba de acercarse a mi miembro, yo solo la volvía a subir, pues quería besarla intensamente. De un momento a otro sentí la inmovilidad de mis manos, sí, me había vuelto a atar, sólo que esta vez a la cama.
 
—Nena. Le reclamé por lo que había hecho. Ella pasó su dedo índice por mi miembro erecto, a lo que solté un pequeño suspiro.

—Mmm...me fascina tu polla, papi. Respondió mientras lo acariciaba usando sólamente su dedo.

—Oh, nena —jadeaba—. Dale cariño, bebé.

—Creo que no —sonrió maquiavélica—. Sigues tú de sufrir, cariño. Tomó mi miembro. —¿Qué podemos hacer primero? —se preguntaba mientras jugaba con mis testículos—. ¿Qué pasará si hago esto? Le dio un ligero apretón a mis bolas.

—¡Aaaah! Gemí duro.

—Me encanta ésto —dijo entre una risa. Subió una de sus cejas—. ¿Y si hago esto? Comenzó a masturbarme tan sólo con las manos.

—Mmm...nena...ah. Jadeaba mientras mi cabeza caía hacía atrás. Se detuvo.

—Mmm...¿qué puedo hacer ahora? p
Pensaba en alto.

—Qué tal si le das una buena mamada, nena. Sonreí pícaro.

—¡Shh! —me calló—. No te pedí que hablaras, cariño. Siguió pensando. —Haber —le dió apretones continuos a mi miembro—.

—Ah...aah...ahh.

—Amo hacer ésto —sonrió—. Bueno, creo que ya no debería de torturarte tanto, papi. Soltó una risita.

Llevó mi pene a su boca, lo lamía con rapidez, lo chupaba y mordía levemente haciéndome gemir y sentir en el cielo.

—¡Aah, nena! Mmm ¡N-no pares! Gemía fuertemente.

Siguió y siguió, al final me corrí. Después ella me dejó penetrarla, luego  llegó al éxtasis y también se corrió. Fue una tarde muy intensa.

Creo que voy a considerar dejar lo 'tímido'.

Imaginas: Imagina Con Michael Jackson [#1]Where stories live. Discover now