capítulo cinco

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- ¿Y cómo le harás para eso que dijiste que harías ayer?

- ¿Hacer qué?

- Tirarte a Siyeon.

La expresión de Yugyeom se oscureció enseguida. Tosió un par de veces, volviendo su rostro hacia la ventana lateral del vehículo, irguiéndose sobre el asiento. Christopher arqueó ambas cejas, chasqueando sus dedos sobre la cara del peligris, apresurando la respuesta.

- Voy a fingir que la quiero y que quiero algo serio con ella.

¿Querer? ¡Eso era lo más estúpido que había escuchado! Contuvo una carcajada y mordió su propio labio con fuerza mientras presionaba el acelerador. Querer era una palabra solo incluida en el diccionario de los imbéciles. Era tan ridículo que podría echarse a reír una semana y media y seguir riendo después de que la vuelva a escuchar.

- ¿Ah, enserio? ¿Cómo harás eso?

- Sólo escúpelo.

- ¿A qué viene esa pregunta ahora, Christopher?

Christopher observó cómo su antiguo compañero de "caza" se removía en su asiento y se encogía de hombros, lanzándole una mirada incómoda.

- Pienso conquistarla, ¿qué otra cosa puedo hacer?

- ¿Cómo vas a hacer eso?

- Yo... no sé, la verdad... - dijo, frunciendo el ceño de forma extraña -. Enserio, Christopher, ¿a qué demonios vienen estas preguntas?

- Curiosidad, simple curiosidad.

Aceleró incluso más la velocidad del maldito deportivo, manteniendo una sonrisa discreta en su rostro, a lo que se llevaba una bebida energética a la boca. Se la terminó de un solo trago y miró a Yugyeom, que parecía estar más un tieso que un muerto en un ataúd. ¿Por qué carajos estaba así? ¿Tanto le cabreaba hablar de su estúpido plan de cómo tirar?

- Pienso ser amable con ella, decirle cosas cursis, regalarle chocolates, invitarla a cenar y todo eso, luego de que lograr lo que quiero romperé con ella...

La maldita carcajada salió de sus labios, así que solo optó por dar una palmada sobre el hombro de Yugyeom y girar el auto hacia la izquierda con brusquedad. Un puto camión se estaba interponiendo en su vía cada diez segundos.

- Qué mierda, amigo - soltó con sinceridad, mientras intentaba no romper en risas.

El aludido le lanzó otra mirada incómoda, quizá, debido al sarcasmo de sus palabras, y luego extendió su mano, apuntando la otra calle con su dedo índice.

- Christopher, bajo aquí, en la esquina, no te pierdas mucho y si haces reuniones me avisas.

Christopher detuvo el auto frente a la vereda de la calle, notando como el peligris salía de volada y cerraba la puerta de un portazo. Aceleró nuevamente, soltando todas las risas que había contenido y se perdió entre la ciudad, moviendo el auto de derecha a izquierda, incapaz de detenerlo en algún lado. En realidad la idea de Yugyeom sonaba como mierda para él. ¿Cómo diablos podía alguien hacer todas las estupideces que había mencionado?

En lugar de "ser amable con ella", debería tratarla como la zorrita que es.

En lugar de "regalarle chocolates", debería lanzarle lencería escotada.

En lugar de "decirle cosas cursis", sería mejor que la insultase. A algunas les pone eso.

En lugar de "invitarla a cenar", solo debe darle el número de su departamento.

Bueno, al menos, eso sería lo que él haría. Soltó otra risotada y guiñó el ojo a un grupo de mujeres mayores que caminaban, sonriéndoles a cada momento.

inocencia pasional, banginho.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora