23. Volver a nacer

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A partir de este punto tal vez se ponga un poco serio el asunto, aviso que en este cap tenemos un poquito de lemon. :p Saludos queridas lectoras.


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No se escucha ni un sonido, es como si el mundo se hubiese callado esperando a que tú dijeses algo. Pero no tienes fuerza ni para mover un brazo, no sientes dolor, pero una molestia general domina tu cuerpo, te cuesta abrir los ojos. Estas en una sala oscura, en una cama no muy cómoda, un leve resplandor hace que gires la cabeza hacia tu derecha. Los destellos vienen de una lamparita de pinza sujeta al borde de una mesa blanca, empiezas a ver más objetos y a escuchar un pitido discontinuo que te resulta molesto. La luz apunta a una figura voluminosa sentada en una silla con un libro en las manos con una imagen de una estrella de mar seccionada... la gabardina que cubre el cuerpo vigoroso del hombre y la gorra tapando su rostro dormido hacen que sepas inmediatamente de quien se trata. Te alegras al ver que no estás sola, a pesar de que ahora mismo debes parecer el ser más miserable del universo. <Tiene que ser un hospital...estoy en una habitación de hospital. ¿Qué ha pasado? Estaba en la playa... un hombre se acercó. – Te duele la cabeza al pensar y no consigues recordar nada más, ni si quiera estás segura de sí fue algo así.

Te intentas apoyar sobre tus codos, te resulta complicado, pero lo consigues, tienes cables alrededor, parches en el pecho y sientes la pequeña molestia de algo pinchando tu brazo.

A pesar de la debilidad que sientes, puedes quedarte sentada y doblar las piernas. En ese momento, el hombre de tu lado se despierta.

- "(T/n)" ... ¿Qué es lo que pretendes? -. La voz de Jotaro suena algo cansada pero igual de potente y grave que siempre. Se levanta de la silla y coloca sus manos en tus hombros.

Su mirada te recuerda a las aguas de una playa paradisiaca, el contacto cálido que hace contigo te reconforta. Hablas alterándote un poco a cada palabra. - ¿Qué ha pasado? ¿Cómo he llegado aquí? - . Te niegas a volver a tumbarte, además te duele la espalda por estar ni idea de cuánto tiempo tirada en esa cama; te quejas mientras fuerzas tu cuerpo para permanecer sentada.

-Lo siento. – Dice él, quien evitando que continúes con tu tozudez, acerca dos almohadas y las coloca detrás para que te sientas cómoda. –Son las doce de la noche. Llevas varios días aquí, no despertabas. Te encontraron Josuke y Okuyasu, iban a visitarte, pero no estabas en casa; así que bajaron a la playa y consiguieron encontrarte inconsciente, había un radio de 15 metros de humo, sombras y gases tóxicos a tu alrededor, era imposible acercarse a ti. Hasta que tuviste un shock hipovolémico por pérdida de sangre.

-No tengo ni una sola herida ... Josuke me curó, supongo -. Dices con cierta sorpresa.

-Así es. Pero no despertabas. Me llamaron y te trajimos al hospital. Por un momento pensamos que estabas muerta... –. Te da la sensación de que eso último ha sonado con angustia.

-No recuerdo que pasó... no soy capaz de recordar al tipo que me hizo esto. –

Jotaro insiste constantemente, pero no consigues que tu memoria vuelva, la cabeza te va a estallar si sigues así, incluso te dice que el viejo Joseph intento con su stand conseguir una imagen de lo que sucedió, pero lo único que se revelo fue una sombra masculina reflejada en el suelo de la playa.

Pasas la noche callada, te mueves por la habitación después de convencer a Jotaro de que no puedes aguantar más tumbada. La ropa del hospital te va demasiado grande y no te gusta que te vea así, pero tienes que vivir con ello esa noche.

A la mañana siguiente cuando son las diez en punto y recibes el visto bueno de la doctora, te dan el alta y por fin puedes largarte de allí. Jotaro conduce tu coche, y tú observas las calles.

The Dragon, the Star and the Diamond. (Jotaro x Josuke x Lectora fem.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora