10. La vida después del Que-no-debe-ser-nombrado

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Gastón Leprince arregló las cosas... más o menos.

Esa noche, la cuenta de Augusto desapareció de Facebook y de todas las redes sociales.

Al día siguiente, Oliver no nos dirigió ni la mirada a ninguno de nosotros, ni siquiera a su hermano.

El lunes siguiente no apareció en el colegio. Los rumores decían que Gastón lo cambió de escuela por... Bueno, había miles de teorías sobre el por qué: drogas, alcohol, mal comportamiento, se copiaba en los exámenes, era gay, escuela militar, se ganó una beca, etc. etc.

Sólo Lourdes, Julián y yo sabíamos la verdad.

Por suerte decidí contarles todo una vez que Oliver se haya ido del colegio; sino Julián lo hubiera hecho picadillo.

—Ese... ese... No tengo palabras suficientes para insultarlo —En todos los años de escuela, nunca había visto tan furioso a Julián.

Estábamos sentados en el piso de un pasillo, en un rincón algo escondido del tumulto de los adolescentes de San Pancracio. En la última semana este pareció ser "nuestro" lugar; y eso me gustaba.

—¿Te ayudo? —se ofreció Lourdes, entre divertida y enojada—. ¿Engendro del demonio? ¿Cucaracha mal formada? ¿Prototipo fallido de ser humano? ¿Muto asqueroso?

—¿Muto? —preguntó Julián.

—¿Qué? Me gustan Los Juegos del Hambre.

Al menos nos había hecho reír un poco, pensé. Y esa era una de las cosas que más me gustaban de Lourdes, podía sacarte una sonrisa en los momentos más difíciles.

—De nada sirve todo esto, ¿sí? —dije, tratando de sonar más tranquila y madura de lo que me sentía. La verdad es que me hubiera gustado tener mi propia cámara de torturas para pasar el rato con Oliver, creo que a él le gustaría tomarse una siestita en el sarcófago lleno de púas afiladas. Sí, definitivamente yo era muy madura—. Lo mejor será que nos olvidemos de todo esto, que nos olvidemos de Oliver.

—Tenés razón. Ni siquiera deberíamos volver a nombrarlo —me bancó Lourdes.

—¿Quién-tú-sabes? ¿Cómo Voldemort? —volvió a preguntar Julián y esta vez los tres caímos en un ataque de risas.

Reír se sentía tan bien luego de haber llorado tanto.

—Hey, Penny ¿qué te escribió El Innombrable antes de cerrar su cuenta? —preguntó Julián, poniéndose serio de pronto.

—¿De qué estás hablando?

—¿No te escribió nada? Por lo que sé, El Innombrable les escribió una especie de carta a todas sus "conquistas" la semana pasada, antes de que cerrara su cuenta.

Julián toqueteó su celular antes de pasármelo. Lourdes se asomó a mi hombro para leer junto a mí el último chat de Julián con Augusto.

Hola, Julián. Estoy seguro que no estarás muy contento al recibir este mensaje, pero considero que quizás te deberías leer esto antes de que elimine mi cuenta. Lamento si te he herido de alguna manera con esta broma del catfish y al mentirte. No era mi intención lastimar a nadie. Simplemente quería decirte que lo siento y que está bien si me odias. Adiós.

—Al principio no entendí mucho —dijo Julián—. Pero ahora que me estás contando esto... —se encogió de hombros—. Las chicas con las que hablé me dijeron que le escribió a todas exactamente lo mismo: que Augusto no existía y lamentaba haber heridos sus sentimientos, pero sin confesar quién era en realidad.

—Copiar y pegar... Que dulce de su parte —comentó Lourdes con sarcasmo y luego me dijo—: Pero vos no recibiste nada, ¿verdad?

—Nope —contesté haciendo girar el celular de Julián en mis manos. Por alguna estúpida razón me molestó que no me dijera adiós.


Esa tarde, cuando llegué a casa luego de la escuela junto con Lourdes, West me interceptó en la cocina.

—Llegó un regalo para vos, Penny —anunció alegremente mientras se preparaba un sándwich de atún y mayonesa—. Creo que es del chico que te defendió ese día.

Lula me miró más sorprendida de lo que yo creía estar.

Apenas llegué al misterioso paquete antes de que mi amiga se apodere de él con sus garras pintadas de rosa. Estaba segura que ella lo tiraría al fuego o lo aplastaría con una aplanadora sí conseguía una o con lo que encontrara.

Tomé la caja y salí corriendo al cuarto de huéspedes -que ahora era mi cuarto-, cerrando la puerta con llave.

Aunque Luci y West habían insistido en que era libre de redecorar esta habitación como mía, seguía tal cual como me la dieron: paredes amarillas, cortinas y sábanas coloridos, muebles de madera clara y adornos que consideraron adecuados para una adolescente. Lo único que yo había agregado era un cuadro de The Beatles sobre el respaldo de la cama. Y mis pocas pertenencias: las ropas en el placard, libros, historietas y carpetas en el escritorio y la pequeña biblioteca y unas fotos, recortes de revistas, imágenes de mis personajes favoritos y cartelitos sobre el marco del espejo en un rincón. Ah. Y el poster de Bajo la misma estrella detrás de la puerta que Lourdes me regaló para mi cumpleaños. Amaba ese libro, pero el que el protagonista se llame Augustus no hacía más que ponerme triste y furiosa.

Me senté en mi cama y miré al paquete frente a mí como si fuera un pichón de ratón; sin saber si era algo adorable o asqueroso. Era una caja pequeña y plana, del tamaño de un CD, envuelta en papel de regalo. Suspiré y la abrí.

Definitivamente adentro había un CD casero. En la parte donde iría la portada del CD estaba escrito Para Penny Lane en papel de cartulina celeste. Y del otro lado estaba una de las más grande playlist de The Beatles que haya visto. Reconocí la letra, era de Oliver. Saqué el papel de la cajita de DC y -efectivamente- era una carta. Al parecer Oliver pensó que esto era mejor que un mensaje estándar por Facebook.

La carta decía:

Penélope:

Definitivamente, sé que vos no querrás leer esto. Ni siquiera sé si lo vas a leer. Espero que lo leas. Y espero que sepas que, de todas las personas, vos eras a la que menos quise lastimar. Y espero que me creas cuando te digo que eras la única con la que no fingía en el chat.

La verdad es que ya no sé bien quién soy. No quiero ser el Oliver al que nadie le cae bien y que no le cae bien a nadie. No quiero ser Augusto, falso y vacío. No quiero ser como mi padre, que no hizo más que defraudarme. Quizás quiero ser el chico con el que vos hablabas por chat.

Lo que quiero decirte es que... a pesar de que seguramente me odiás y deseás nunca haberme conocido, yo estoy feliz de que te cruzaras en mi vida. Porque ahora sé que quiero ser alguien mejor. Y, sí llego a ser un mejor hombre, será gracias a vos.

Te deseo la mejor de las suertes y que seas muy feliz.

Adios, Penny Lane.

O.L.




¿Quién es Augusto?Where stories live. Discover now