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La voz del hombre me sacó de mis pensamientos.

—Lázaro y Elba, ¿cómo están ellos?

Decidí ignorarlo. Era claro que ambos hermanos tendrían sus motivos para tratar a aquel hombre de la forma que lo hicieron. Él no tomó muy bien mi silencio, si sus manos apretadas eran señal alguna. Fue a dar un paso hacia mí, pero la mujer que estaba al lado suyo lo detuvo.

—Ya casi llegamos.

Eso pareció calmarlo. ¿Con respecto a mí? Una historia totalmente distinta.

Fiel a las palabras de la mujer, sólo anduvimos un poco más antes de que el vehículo se detuviera, de repente, arrojándome de costado contra el suelo.

No pude darme cuenta de lo que ocurría antes de que me hubiesen sacado de allí y estuviesen arrastrándome dentro de una casa bastante descuidada y con riesgo de desmoronarse.

Cómo morir y no iniciar una guerra en el intentoHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin