Tener a Evangeline cerca no era algo que a Draco le incomodara. Estaba tan acostumbrado que incluso sabía que existían aquellas noches en las que ella lo veía dormir; no la culpaba ni mucho menos la incriminaba pues creía que era el mero sentimiento de soledad y el recuerdo de ella hace muchos años.
El ambiente en el cubículo del tren se basaba en las risas constantes de los regordetes y en el silencio entre Draco y Evany. Fingir una ley de hielo entre ellos fue más duro de lo que esperaban, sobre todo porque ambos se encontraban tan cerca y a la vez tan lejos y el sentimiento de rechazo infringía en la distancia invisible que se veían obligados a aceptar.
Las rueditas del carro de golosinas se detuvieron frente a los ventanales, la puerta deslizándose fue lo que llamó la atención de los presentes sin embargo la única con una mirada serena y libre de prejuicios era Evany que a pesar de encarnar el cuerpo de una "fría y orgullosa" chica también tenía dentro el corazón bondadoso y comprensivo que de vez en cuando ganaba la guerra interna consigo misma.
Crabbe lanzo el primer ruido de desaprobación con un toque de indignación; Draco se concentró en mirar a la señora cuyas canas ya se veían brotar de manera delgada mientras que, con ojos discretos y a la par, observaba a su acompañante de asiento por la vista periférica que tenía a su alcance; Goyle optó por sonreír y sacar dinero de su gabardina.
-¿gustan algo del carrito?- dejo salir la pregunta que le hacía a todos en el tren.
-Quiero dos ranas de chocolate, cuatro bombas explosivas y un paquete de grageas- ordeno el regordete que había sacado ya el dinero- ¿quieren algo?-
-Yo traje mi almuerzo- se limitó a decir Crabbe con los hombros alzados.
-Supongo que tu también ¿no es así Draco?- el mencionado solo asintió de forma seria.
-¿y tú Evangeline?-
Entonces la señora la miro, ladeó ligeramente la cabeza de un lado a otro buscando entre sus memorias un rostro parecido al que observaba en ese momento. Evany se puso nerviosa por dentro, dudaba que aquella señora conociera a su hermano o incluso a ella puesto que la pelirroja no veía en el pasado un rostro similar. Sin embargo, las historias en Hogwarts vienen y van, así como la famosa leyenda del espejo maldito y el innombrable que fue capaz de meter a su propia hermana en él
-¿Se le ofrece algo?- aunque era más importante que en ese momento no hubiera dudas de su tenacidad. Las menos arrugadas del carrito se forzaron a no apretarlas contra el jalador, los ojos cansados decidieron desviar la mirada y los labios opacados esbozaron una mueca de querer olvidar lo que había presenciado. -No compró dulces del carro de golosinas- respondió a la pregunta anterior- pero gracias, Goyle-
Los dulces fueron intercambiados por el dinero y la postura de la mujer aligeró cuando de nuevo observo a los chicos de una manera más completa.
-¿algo más?- la pregunta rebotó entre las paredes propagando el silencio de superioridad.- Bien- acepto sonriente la señora- de ser así espero que tengan un excelente viaje-
Y las puertas se deslizaron como toque final. Pereció para la pelirroja misma volver a respirar al no sentir la presencia de unos ojos que la examinaron, suspiro delicadamente disfrazándolo de un sentimiento de estrés y contacto inferior con sobre toque de desagrado.
-A veces los impuros no saben cuándo callar- sentenció.
Goyle soltó una risa sorpresa que contenía unos mordiscos a su rana de chocolate. De alguna manera el tono de Evangeline hacia de las oraciones arrogantes un proceso poderoso y dominante; era extraño para dos de los presentes considerando que la niña parecía no matar ni a un mosquito.
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La Maldición Riddle [El Dueño Del Espejo #2] (DRACO MALFOY) - AUTORA ORIGINAL
FanfictionATENCIÓN: si no haz leído la primer temporada no leas la sipnosis de esta obra. Evita Spoilers "Puedo estar fuera del espejo mientras tu lo desees. Seré tus ojos en Hogwarts, seré tu magia incondicional, seré lo que desde un inicio fui; Pues a pesa...