FRASES en las ESTRELLAS

Costumbres

Hacía poco tenía la costumbre de que podría tener todo lo que quisiera.
Tenía la costumbre de pensar que todo lo que  imaginaba lo podría lograr sin hacer mucho.
Tenía la costumbre de  muchas cosas, cosas que fueron y son superficiales en lo que me respecta me hicieron ciego al no saber que esas costumbres me estaban haciendo daño y no estaba creciendo como debería de serlo.

Supongo que desde que mis padres no estaban al tanto de mi vida cuando más o menos tenía 7 años y me pusieron una niñera. No puedo olvidar que ella era buena, me leía, me cocinaba y me enseñaba muchas cosas que en ese entonces para mi era lo más bonito y divertido que había escuchado o visto. Me llevaba a la cama y me daba un beso antes de dormir y luego ella irse.
Era una mujer de 30 años, recuerdo que me decía que tenía dos hijos y los amaba mucho. Mi inocencia me hizo parecer que mis padres también me querían mucho a mi por darme lo que pedía. Pero luego empecé a notar que no los veía tanto y la niñera me decía que ella les decía, antes de venirse a cuidarme que los amaba con todo su corazón... y entendí que ella lo decía porque también empezó a quererme como a un hijo porque  me decía que me quería cuando se iba temprano o cuando me daba un beso en la frente al irme a dormir. Ella era tan buena conmigo y con las personas.

Me cuido por dos años porque se había ido a vivir a otro lugar mucho más lejos, en serio lloré porque no la iba a volver a ver...
pase por dos niñera más hasta que cumplí 15 años, pero con ninguna fue como cuando la primera niñera me atendía, me leía y me enseñaba.
Luego de haber cumplido los 16 me volví muy dependiente, quería que mis padres me comprasen todo lo que pedía... porque siempre sacaban la excusa de que no podían compartir un momento conmigo ya que tenían reunión en sus trabajos.
Se volvió tanto la costumbre de pedir tantas cosas innecesarias que no me estaba dando cuenta que lo eran solo para tratar de llenar el vacío de que algo me faltaba.

Cumplí 25 años y aún vivía con mis padres, seguí siendo tan dependiente de ellos que aún ni me daba cuenta de eso. Hasta que uno de esos días cuando aún tenía esa edad, en algún lugar del mundo conocí a un chico. Nos presentaron y me habían dicho que hace poco había llegado a la ciudad donde había nacido, o sea, aquí. Estábamos entre amigos y el chico se empezó a acercar mucho a nosotros, salíamos de vez en cuando a algún bar o a jugar algún partido de baloncesto. Pasaron los días y en una reunión de tantas llegamos a un tema sobre la familia...

Todos fueron contando anécdotas sobre su niñez y entre bromas y lo demás llegó el turno del chico.
Nos contó que le tocó una infancia un tanto difícil, eran dos hermanos y su madre viuda, porque su padre había muerto en combate cuando él tenía 6 años... su madre tocó buscar trabajo para mantenerlos ya que con lo que había dejado su padre no alcanzaba y el seguro que dejó en secreto lo iba a utilizar para el estudio de sus hijos.
Nos dijo que había encontrado un trabajo de niñera.
Él recuerda que ese día ella se puso feliz porque los iba a sacar adelante sea como fuera.
Mientras nos contaba se veía la alegría y la nostalgia reflejada en el mirada de aquel chico.
Sentí un poco de pena por mi mismo porque nunca vi a mis padres preocupados por mi futuro...
Él nos siguió contando y nos decía:

— Mi madre cuando llegaba a la casa nunca la veía cansada, siempre nos decía que nos amaba mucho y nos contaba de su día antes de llevarnos a la cama.
Nos decía a mi hermano y a mi que ella cuidaba a un niño muy solitario y que como el amor que sentía hacia nosotros no quería verlo así, porque tampoco hubiese querido que nos sintiéramos de ese modo.
Dijo que le intento enseñar y que aprendiera lo poco del valor, del amor, los deseos y oportunidades.
— se le vio un poco melancólico y musitó lo siguiente:— A los dos años de haber trabajado cuidando al niño, nos tuvimos que ir de acá... una oportunidad se nos había presentado y estábamos felices.  Cuando veía a mi mamá así, me daban ganas de salir adelante y no quedarme con los brazos cruzados esperando a que ella me diera todo, porque también quería darle todo lo que por ella recibí, quería que se sintiera feliz y orgullosa de mi.
Mi hermano y yo salimos adelante...

Él hizo silencio por un momento y ahogó un suspiro para proseguir.

—... salimos adelante sin saber que nuestra madre se estaba muriendo. Le había dado cancer hace 10 años, por eso es que nos fuimos. Porque encontró un trabajo donde podía pagar sus quimioterapias, pero nosotros no sabíamos hasta que nos dimos cuenta luego después de dos meses. Mi madre hubiese estado orgullosa de mi hermano y de mi... hace tres años el Cáncer le ganó y se la llevó. Al año siguiente me gradué con honores y todo lo hice por ella. Esa es mi infancia y mi historia hasta el día de hoy.

Yo luego de esto me quede pensando en su historia y de un momento a otro pensé en la niñera que había tenido hace 18 años atrás... entonces no dude en preguntarle  el nombre de su madre y él contestó:

— Amelia, se llamaba Amelia.

Y con esto bastó para sacar mis dudas.
Ella era la niñera que me cuido... y todo encajaba perfectamente.

Luego de la reunión seguimos charlando pero yo tenía una sensación de deshago, de culpa... y no sabía porqué.

Al otro día siguiente el chico me llamó y me dijo que si me podía reunir con él, yo le pregunté que si los demás iban a ir, solo me contesto que debía decirme algo importante. Yo sin remediar palabra alguna le dije que bueno y que en 30 minutos nos encontráramos.
En ese lazo de tiempo en mi cabeza indagaba el hecho del porque me quería ver o decir.

Pasaron los 30 minutos y nos encontramos en una cafetería a eso de las 4 de la tarde.
Nos saludamos y pedimos algo de tomar.
La sensación de querer saber que quería decirme me estaba carcomiendo y no sabía tampoco porque me encontraba tan ansioso.
Hasta que él empezó a hablar.

— Ayer cuando les conté mi historia yo sabía quien eras. Supe que eras tú cuando nos presentaron la primera vez y por eso te pedí que habláramos y entregarte esto.— saca de un bolso un sobre y lo pone encima de la mesa— Esto me lo había dejado mi madre antes partir y me dijo que viniera acá a entregártelo. No sé qué abra dentro pero sé que ella te había cogido cariño y quería que fueras feliz. Antes de irnos ella deseo que nunca olvidaras el niño que eras y fueses capaz de salir adelante... entonces tómalo. — me entrega el sobre y se levanta de la silla— tómate tu tiempo, seguro ella sabe porque te lo habrá dejado y tú también.

Me quede un poco en shock por el momento y le di las gracias. Él se fue de primero y yo me quede unos minutos allí antes de irme a la casa.

Cuando llegue no dude en abrir lo que contenía el sobre, me encontré con una grabación y una nota.

"Para: Carlos
De: Amelia

Es la última cosa que te enseñaré, espero puedas cambiar y hacer bien tu vida aún mejor. Estas a tiempo"

Saque la grabación y la reproduje.

Si mis padres no hicieron bien en criarme, ella me enseñó y aprendí que me había acostumbrado a tan poco en estos años tratando de llenar algún vacío.
Me enseñó por última vez que para hacer un mejor esfuerzo no es demostrar lo que tú quieres que vean para llamar la atención, es demostrar a las personas que están ahí para ti, con la razón de que puedes salir adelante aunque se vayan o no.
Ella me enseñó tanto que no lo supe ver como verdaderamente es por el simple hecho de que mis padres no me  terminaron de enseñar lo que ella comenzó aunque les preguntase.
Me acostumbre tanto a pedir lo que quería, que se me olvidó lo que necesitaba realmente.

Gracias a ella me devolvió lo que un día me enseñó y lo que su hijo me dejó, las fuerzas de demostrar que las costumbres no nos hace mejores si no las cambiamos y hacemos algo al respecto para vernos a nosotros mismos.

PD: el verme a mi mismo aprendí que puedo ser capaz de cambiar de a poco las cosas.

~ValeriaPv

Es un poco más larga, es el escrito más largo que escribo acá.
Me sorprendió y me gustó. No pensé que fuese tanto la verdad.
Espero lo hayan leído todo.
Espero les hasta gustado mucho.
Los quiere
~V