WO | ❝Oh, cariño, yo me vuelvo salvaje cuando estoy contigo.❞
Dónde Naga llega a Beacon Hills junto a la manada de alfas, en busca de un nuevo miembro. Aunque era Deucalion él que lo buscaba, él por su parte, había llegado al pueblo sin mucha...
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LA ELECTRICIDAD PODÍA SER TAN MORTAL como darte un tiro en la sien, no apagabas la corriente o tomabas el cable equivocado, en segundos te freía los sesos y el corazón se te detenía como un stop en una canción, que era tu vida. Naga lo sabía, pero parecía que esa puerta abierta al peligro absoluto le hacía más emocionante la idea.
Naga cortó los cables de electricidad del edificio de Derek con sus garras, deshaciéndose así de la única ventaja que el alfa Hale y su manada tenían, una trampa con agua electrificada.
— Agradécele a Danny por esto — Aiden se burló de su hermano mientras entraban al elevador entre los pasillos oscuros.
— Déjalo Aiden y concéntrate en que no les den un poco de chispa en la cabeza — Se burló.
— No estoy orgulloso de lo que hice.
—Ethan, sólo le robaste su idea de trabajo de física — Canturreó el lycan — No lo mataste.
Kali elevó sus cejas — No en cambio lo salvó de envenenarse con muérdago. ¿Estás seguro que no es nada sobrenatural?
— No, ya se los dicho cientos de veces. Danny es humano y punto.
Aiden chasqueó su lengua y palmeó su espalda— Vamos, pero sí mi hermanito se está enfureciendo.
— Pues más vale que lo use — Naga sacó sus garras y removió los huesos en su espalda gruñendo y esperando a que el elevador se abriera. Cuando la pequeña campana sonó, indicando el piso, la manada de alfas salieron con sus ojos brillantes como rubíes a la luz.
— Vayan por la mujer — Kali les ordenó a los gemelos — Naga y yo nos encargaremos de las presentaciones.
— La sorpresa no puede esperar — El lycan recordó peinando los mechones de cabello que salían de su orden.
Con cada luz apagada y los fusibles de emergencia muertos, Derek y su manada no tardarían en darse cuenta, pero eso quería Naga, tardar y generar miedo en sus corazones, quería ver sus espíritus siendo doblegados por el temor, de saber, que los alfas ya estaban ahí y que a esa locura no había escapatoria.
— ¿Quieres los honores? — Naga cedió a Kali el lugar frente a la puerta, la alfa la golpeó una, dos, tres y a la cuarta vez rompió la cerradura de esa gruesa entrada metálica que corrió con el uso de su fuerza.
Los azulados ojos del hijo de Talia Hale se abrieron lo más grandes que pudieron cuando vieron a la alfa con esa mueca maquiavélica en sus labios y sacando sus garras, más que lista para la pelea estelar de la noche.
— El departamento se ve mejor sin luz, me recuerda a una cueva — Naga se mofó mirándolo con una sonrisa tan filosa como un cuchillo.
Naga observó a Isaac y Boyd detrás de Derek como ellos lo iban tras Kali; el lycan ya estaba maquinando el enfrentamiento en su cabeza, sería uno para cada uno. Aunque en el fondo, Naga por quién quería ir directamente era por el alfa.
