Prólogo

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15 de abril del 2011:

Es oficialmente el peor día de mi vida cuando la directora me va a buscar al salón diciendo que era una emergencia, y lo peor de todo es que yo estaba casi segura de lo que estaba pasando, mama y papa ya me hablaron de que este día llegaría, y siempre se me hizo muy duro despedirme de mi padre todas las mañanas como si no lo fuera a ver por la tarde, sencillamente no me acostumbraba a la idea de que un día ya no estaría con nosotras. Por mucha preparación psicológica que haya tenido, el golpe no fue más fácil, juro que puedo escuchar a mi corazón partiéndose en miles de pedazos cuando veo a mi abuela en la oficina de la directora con el rostro rojo de tanto llorar; pedí a cualquiera que me estuviera escuchando en el cielo que no fuera lo que pensaba y que papa estuviera bien y que solo me sacaron del salón para ir a comprar helado y llevárselo al hospital para pasar una linda tarde como habíamos hecho otras veces, pero el rostro de la abuela me lo confirma, las cosas con papa ya están llegando su fin y me vinieron a buscar para que oficialmente me despidiera.
Corro hacia la abuela que con un poco de esfuerzo me levanta en brazos y así me lleva hasta el coche para poder dirigirnos hacia el hospital.
-Cariño papito está muy malito y quería que te buscara para que lo hicieras sonreír-intenta explicarme la abuela y me mira un momento con un intento de sonrisa, no quiero decirle que se lo que está pasando, papito ya se va y no importa cuanto intenten suavizar el golpe no creo que sea fácil hablar con papi mirando toda la noche hacia el cielo.

-Vale abuela- no tengo deseos de hablar pero de todas formas le devuelvo la sonrisa para que no se sienta mal, no sería justo con la abuela.

El viaje pasa rápido y cuando llegamos al hospital mi abuela se apresura en dejar el carro y bajarme para ir en una carrera a la habitación de papa.

Cuando entro a la que ha sido la habitación de papa desde hace un mes saludo a mama que va saliendo, ella también tiene una mirada triste e los ojos como la de la abuela, al ver hacia la camilla me avergüenzo de casi no reconocer a mi papito, está muy flaquito y pálido y sus ojos ya no brillan como antes, lo sé, sé que está cerca el momento del que tanto me ha hablado mama, el momento en el que tenga que hablar con papi mirando al cielo.

-Papiiii-corro subiéndome a la cama delicadamente, intentando no hacerle daño a papa.

-Mi sol ¿cómo estuvo el día hoy?-me pregunta aunque noto que le cuesta un poco hablar.

-Bien papi, hoy Érica y yo compartimos la merienda porque estaba muy rica y ya voy mejorando en mis clases de deporte aunque no me gusten mucho- hago un puchero que a papa le causa risa y de ahí viene que tosa y haga una mueca de dolor, inmediatamente me siento culpable.

-¿Te sientes bien papi, o ya llego el día que hablare mirando al cielo y compartamos nuestros secretos con las estrellas?-le pregunto y siento que los ojos se me inundan de lágrimas.

-Si cielo, temo que ya está cerca, pero tienes que saber que papi siempre estará ahí para ti, no importa el lugar o el momento siempre juntos, tu y yo- me dice esto y me toma la manito y le da un leve apretón- Mira tengo algo para ti- me suelta la mano y veo una pulsera con una grabado, leo y dice ´´siempre juntos, tu y yo, te amo mi sol´´.

-Gracias papi-le doy un abrazo y ahí me quedo, entre sus brazos- Yo también te amo y ya sé que siempre vamos a estar juntos, y no me importa compartir nuestros secretos con las estrellas, si tu confías en ellas yo también confiare- siento como me da un beso en el pelo y luego escucho un molesto pitido de un de las maquinas que están junto a papa, me deshago del abrazo y miro a la maquina con curiosidad, cuando voy a llamar a mama, entran muchos médicos y doctoras y mi mama me carga para llevarme lejos de la habitación.

-¿Qué pasa mami?-le pregunto aunque creo que ya se.

-Papi ya se fue al cielo mi niña, a partir de ahora tienes que hablar con el mirando hacia arriba-me dice mama mientras me abraza con fuerza y llora muy fuerte.

Siento su dolor y tras analizar sus palabras, comienzo a experimentar la peor sensación de mi corta vida porque sé que más nunca veré a mi papi.

Érica y yo lo buscamos en el teléfono de su papa el otro día a escondidas, cuando se dice que las personas van al cielo es que ya no las veremos más, que murieron. Pero no importa lo que diga ese aparato, papi me dijo que podía hablar con el mirando al cielo en cualquier momento y eso es lo que voy a hacer, mi papi siempre estará conmigo y si el confía en las estrellas para compartir nuestros secretos yo también lo haré.

Levanto la cabeza aun entre los brazos de mama y digo- Te amo papi, te voy a extrañar por aquí-le regalo una sonrisa a mi papi, pero luego no puedo evitar llorar porque sé que ya más nunca veré a mi papi.

Tras bambalinas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora