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Por intentos no quedó mermado el asunto, porque podría gritar pidiendo que lo partiera un rayo si no es que trató con todo lo habido y por conocer explicar sus sentimientos al pelirrojo. Pero esta vez entendía la razón por la cual el rayo nunca llegó.

Incluso en una ocasión le llevó al bajito un ramo de sus flores favoritas.

Situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas ¿no?

Pero cuando lo divisó en el pasillo e iba a llamarle para entregárselas, observó también a otro muchacho pelirrojo, de grado menor, que le extendía en un sonrojo una carta y unas flores ¡iguales a las que él traía consigo! Esto había logrado enfadarle bastante.

Aunque fue peor, cuando vio que Chuuya dudaba en tomar los presentes y tímido agradecía dando un beso en la mejilla del desgraciado... Le golpearía tan fuerte la nariz, que el chico desconocido tendría motivos para usar esa bandita.

Lo que no sabía, es que al estar Chuuya de espaldas, no vio que no fue timidez lo que mostró a Tachihara, sino incomodidad... No le correspondía al muchacho, pero para no ser grosero y herirlo con la negativa a sus sentimientos, le besó en disculpas; un único beso en la mejilla con sensación a despedida. Y nada más pasó de ahí

Pero Osamu no iba a llegar y preguntar. Claro que no.

Eso meritaba ¡como mínimo! Quemar la escuela y explotar el automóvil del subdirector.

Gracias a que no hubo testigos presenciales ni pruebas que lo ubicaran en la escena del crimen, no fue expulsado. Pero Ango tuvo que llegar a la institución en bicicleta durante 3 meses... El resto del año, el profesor Oda Sakunosuke lo llevó consigo en su auto. Pero esa es otra historia~

Aún molesto aquella mañana, le entregó las flores de manera brusca, a un muchacho de un grupo de nuevo ingreso que recorría las instalaciones.

Solo lo ubicó dentro del montón, ni siquiera lo observó detenidamente y golpeó las flores en el pecho ajeno, quedando acunadas en los brazos cruzados de aquel delgado pelinegro con anteojos que quedó sorprendido. Siguió su camino echando humo por las orejas sin siquiera voltear atrás.

— ¿Que fue eso, hermano? –Preguntó la dulce voz confundida de una bonita chica, peinada con coleta alta.

— No lo se Gin, aquel chico me las... ¿Regaló? –Confundido, no sabía que pensar de aquello.

— Es muy apuesto... –Carmín pintó sus mejillas, pero se refugió con su cubre bocas. — ¿Será un senpai?

— Calla, no digas esas cosas. –Reprendió sonrojándose igual que su melliza. Quedándose aquel ramo como un recuerdo. — Por supuesto que es un senpai...

Confesión [Soukoku]Onde histórias criam vida. Descubra agora