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—Hola, Javi — Sonrió con ternura, se sentía a gusto con el chico, era como explorar una parte del mundo que no conocía. —¿También vienes por Sofía?
—Si, si. — Respondió, admirando la hermosa silueta de la joven frente a él.
—Bueno... Creo que hay que tocar el timbre ¿no? —Se burló, tocando el objeto en el cuál rápidamente salió un sonido.
—Van — Se oyó la voz de Nora, antes de abrir. —Hola chicos.
—Buenas noches señora — Saludaron ambos a la vez.
—Hablenme de tu, díganme Nora.
—Si...
—Pero que linda estás, Sommer. —Alagó la señora, observando el vestido de la rubia. —No sabía que vendrían por Sofi.
—Si, vamos a una fiesta. —Contestó Javier.
—¿A una fiesta? —Preguntó emocionada.
—Si, es de un... amigo —Comentó Sommer, un poco apenada por hablar con la mujer. "Que le robó el esposo a su madre".
—Wow, ¡Sofi! ¡Te buscan!
La silueta de la pelinegra se hizo presente.
—No sabías que ibas a una fiesta.
—Si, Nora — Respondió avergonzada.
Sofía se sonrojo al ver a Sommer, quién sonrió al verla.
—¿Hace cuanto que no vas a una, eh? — Su vista se poso en la rubia. —No, no es cierto. Si va a muchísimas fiestas, no para.
—Nora, Nora — Empezó a llamar Sofía.
—O sea, si sale. No es que se la viva en la calle. — Empezó a explicar la mujer a Sommer, quién solo reía. —Pasa por ella gente, no solamente chavas...
—Mamá, mamá...
La señora se tranquilizó.
—Perdón.
—Okey...
—Eso fue cero incomodo, nos vamos a ir — Dijo Sofía, jalando del brazo a la rubia.
—Un gusto verla, señora. — Se despidió Sommer.
Cuando estaban bajando las escaleras, la mujer volvió a hablar.
—¿A que hora regresan? Ah, eso lo decido yo ¿verdad? ¿Como que a que hora me la traen?
—¿A las dos está bien? — Preguntó el chico, un tanto incomodo por las miradas cómplices de ambas chicas.
—Perfecto.
—Está super bien.
—¡Buenas noches! — Se despidió Javier.
—Que se diviertan mucho eh.
Justo cuando estaban cruzando la puerta, la risa de Sommer paró, al ver al hombre frente a ella.
—¿Sommer? ¿Williams?
Todos empezaron a saludar incómodos, mientras, Nora miraba desde el umbral expectante, aún más por la reacción de Sommer.
—¿Vas a salir?
—Si, bueno, iremos a una fiesta. — Respondió la rubia, acercándose a Quintanilla — ¿No se suponía que te quedarías en tu oficina porque tenías cosas acumuladas?
—Escucha, Sabrina...
—Eres un asco de persona — Comentó, alejándose de allí, sin no antes chocarle el hombro bruscamente.