𝑪𝒉𝒂𝒑𝒕𝒆𝒓 𝑻𝒘𝒆𝒏𝒕𝒚 𝑭𝒊𝒗𝒆: ❞𝑭𝒂𝒄𝒆 𝒂 𝑭𝒂𝒄𝒆❞(𝑷𝒂𝒓𝒕 𝒕𝒘𝒐)

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Salió del salón con el sonido de las voces de los demás retumbándole en los oídos, metiéndose en su mente, dejándola sin salida, con el corazón en la garganta y sus manos apretadas a sus costados

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Salió del salón con el sonido de las voces de los demás retumbándole en los oídos, metiéndose en su mente, dejándola sin salida, con el corazón en la garganta y sus manos apretadas a sus costados. 

Se sentía...Confundida. 

Aunque sabía exactamente cada paso del plan, y estaba de acuerdo con ellos, o eso creía. Salió de su trance nervioso cuando la mano de Raúl, fría pero reconfortante, tocó su mano cerrada, con su toque, esta se abrió como una rosa en primavera al primer tacto del sol, la mano del chico se entrelazó con la suya y una sonrisa de medio lado se colocó en sus labios.Pasaron por el pasillo, con algunas miradas en ellos, pero como siempre, las ignoraron, no les importaba, no les importaba nada. Ya no. 

[...]

 Sofía salió del salón, cansada y preocupada, viendo como el caos se desataba lentamente en la escuela, alumnos peleándose aquí, personas peleándose allá, solo caos. Sabía que eso era lo que el quería, caos, y la verdad, pero de alguna manera, el caos...El caos le daba gusto.

 Entró al baño y con la respiración descontrolada se comenzó a lavar el rostro, con chorros de agua helada, sin poder calmar su respiración apoyó sus manos en el lavabo blanco, sintiendo como el mundo se le caía a los pies, Sommer...Sommer, ¿cómo estaría Sommer? Le preocupaba, le preocupaba demasiado, no se le había visto enojada, ni feliz, solo pensativa, con su mano entrelazada a la de Raúl. Esa sola mención la hizo soltar un gruñido, pero en su mente no volvió Raúl, o Sommer, sino el, el hacker. Los recuerdos de la camioneta, cuando se había perdido entre las luces amarillas y rojas, el sonido de un motor débil, el murmullo de los autos al pasar, y...Las tarjetas, ¿tarjetas de hotel? ¿de ropa? No las lograba ver con claridad. 

Levantó su rostro, y se miró a espejo, aún seguía con la respiración desesperada, tratando de acompasarse con su cerebro, que le trataba de decir que se calmara, que todo estaría bien, aunque claramente no sería así, no hasta que lo encontrara. 

Sus ojos verdes estaban frenéticos, abiertos de par en par, bombardeándose con las visiones de los recuerdos, que pasaban efusivamente por ellos, como una película a cámara rápida. Sus manos estaban aferradas al lavabo, y sus labios entreabiertos, apenas humedecidos por los recientes chorros de agua que se golpearon en su rostro, parpadeó un poco, respirando profundo por primera vez en el día, desde que había llegado a su casa, desmayada, su día había pasado más rápido de lo que su mente cansada y exhausta le había hecho creer. Ya tranquila, o al menos no frenética, se soltó del lavabo y miró fijamente su reflejo.Un sollozo salió por detrás de ella, viniendo desde los cubículos, giró y reconoció los sollozos al instante. 

—¿María estás bien?

No hubo mucho silencio hasta que la voz de una solloza María se escuchó. 

—Sí, todo bien.

Se notaba que trataba de normalizar su voz, pero no lo logró. Su voz estaba rota y llena de preocupación y arrepentimiento, algo que no pasó desapercibido para Sofía.Ni para Sommer, quien estaba escondida detrás de una pared en la entrada del baño, había entrado.

Ni María ni Sofía se habían dado cuenta. Estaban muy perdidas en sus propios secretos como para preocuparse por los demás. Sus labios estaban cerrados, y su mirada pegada a la pared blanca delante de ella. 

—¿Es por lo de Pablo verdad?—preguntó la pelinegra y Sommer casi soltó un quejido sorprendido. 

Pero tapó sus labios y se quedó callada, escuchando con atención. Aunque sabía todos los secretos de los demás, no entendía porque quería escuchar la conversación.Un segundo de silencio pasó hasta que la cerradura del baño fue abierta, Sofía logró vislumbrar a una destrozada María, con las mejillas rojas, al igual que la nariz, los ojos enrojecidos por las lágrimas y un pañuelo en sus manos. 

La chica bajó la mirada avergonzada, mientras Sommer se comenzaba a sentir culpable por ser tan chismosa, aunque honestamente, ya lo había sido al entrar al retorcido plan de su novio. 

La chica de cabello negro, solloza y sonrojada asintió, dándole la razón a Sofía, quien solo hizo la cabeza ligeramente a un lado, apoyándose en las paredes del cubículo. 

—¿Cómo sabías?

Y ahí estaba de nuevo, la débil y arrepentida voz de María, estaba asustada, como un conejito. 

-Irónico- pensó Sommer y sus mejillas se abultaron un poco cuando las comisuras de los labios de la chica se elevaron, pero esa sonrisa desapareció al instante, dejando una sombra de ironía y frialdad. 

Sofía soltó un suspiró y miró a la pelinegra, quien había alzado la vista solo por un momento. 

—Un día faltó Isabella y...los que desaparecieron en el clóset de servicio fueron ustedes.—terminó y Sommer escuchó el sonoro suspiro de María. 

En su mente aparecieron las fotos de María.

Era tan...Difícil. 

Escucharlo de sus labios, aunque supiera que era verdad, su decepción y tristeza, eran peores que cuando se enteró. 

—Fue solo una vez...-empezó la voz rota. 

La chico negó y rápidamente dijo la verdad. 

—Fueron varias veces pero... 

Sofía asintió ligeramente, casi como un movimiento sin sentido, pero se entendía que lo sabía, lo sabía todo. Pero no era la única, y en poco tiempo, no sería solo ella y el hacker, sino toda la escuela. 

—Ya va a acabar.—declaró, con su voz convirtiéndose lentamente en una fuerte y decidida.

 Aunque solo un poco, pero el cambio era notable.La seria pelinegra asintió y María se levantó. Con la mirada en Sofía. Sommer respiró hondo, pero sin hacer ruido, armándose de valor para salir en escena. 

—Por fi no le digas nada.-se había recompuesto, estaba mejor, Sofía hacía sentir mejor a las personas, Sommer lo sabía muy bien. 

 Pero tanto bien te puede hacer como mal. Sommer apretó sus labios, y cerró los ojos, invadida por los recuerdos. 

-¡Maldita traicionera! ¡Te odio! ¡No me vuelvas a hablar! 

Apretó sus manos de nuevo, los recuerdos herían, tanto como las mentiras, y era su responsabilidad desmentirlas, decir la verdad de una vez por todas. 

—No lo hecho en todo este tiempo. 

—Bueno de todas formas lo hará el hacker. 

Sommer no sonrió, ni suspiró, solo cerró los ojos y pegó su cabeza a la pared, que estaba fría. 

—El hacker sabe lo que hicimos...Pero lo hagamos ahora es cosa nuestra.

Y sellaron esas palabras con un abrazo, un abrazo que de alguna manera, hizo que Sommer sintiera algo...Algo confuso, algo lejano. Quería sentir lo que sentía María, quería saber como se sentía abrazar a Sofía, de nuevo. Algo que disfrutaba, algo que extrañaba. Pero no solo sentía melancolía, no. Sentía algo más, algo más oscuro, más fuerte, y confuso, algo que la hizo sentir extraña y más confundida de lo que estaba. Celos. 

𝐂𝐎𝐍𝐓𝐑𝐎𝐋 𝐙━━━━ raúl/sofíaWhere stories live. Discover now