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La policía y el demonio

• ••'º'•»

La policía Han Tn, de 24 años, una de las mejores resolviendo pistas en los casos, en el Centro Policial siempre está al tanto de todos los sospechosos, víctimas o simplemente testigos.

Tener tanto tiempo en el mundo policial, la convirtió en una chica seria de carácter fuerte.

Sólo ha tenido una relación amorosa, y él muy idiota la engañó con su "mejor amiga", desde ese día prometió no enamorarse, o tratar de sentir algo por alguien.

Pero un chico, de ojos como si fueran diamante, debido al color celeste que estos llevaban, y con un brillante pelo azul. Entró por la puerta principal con unas esposas en sus manos impidiendo cualquier movimiento.

Era él turno de la teniente Han, por lo que ella rápidamente tomó él brazo del chico mientras leía su expediente criminal.

Llegaron a la sala de prueba, en donde él criminal debía explicar su caso.

La sala estaba con cuatro policías de seguridad en cada esquina, y dos afuera en la puerta.

—Bien, Kim Taehyung, 23 años, caso de homicidio, nunca ha estado en la cárcel.

Lo último la chica de largo cabello negro, lo dijo con impresión.

—Sí preciosa, jamás he estado en la cárcel porque soy inocente.

—Primero, no me digas preciosa y segundo tu palabra aquí es simplemente parte de la investigación, aún no he afirmado que eres inocente.

—Entonces, imagino que eres difícil, ¿no?.

—Aquí las preguntas las hago yo. Así que cierra la boca, porque no necesito escuchar estupideces.

Habló con seriedad y se sentó frente al chico.

—Bien, empieza.

—No diré nada.

—Te dije qu...

—No si ellos están aquí.

La teniente miró a los demás policías y estos la miraron confundidos, ella asintió y todos salieron. Dejando a la teniente y al criminal solos, en esa gran sala de cuatro paredes negras, iluminada por dos lámparas colgantes.

En este momento lo único que creaba distancia entre ellos era la mesa gris que se encontraba en el medio de ambos.

—Bien, ahora habla.

—Primero, no dije que hablaría tan rápido.

Él chico sonrió de lado y se levantó de su asiento, dejando a la teniente sentada en el puesto contrario.

La chica forsejeó al intentar pararse, pero cadenas de hierro estaban atadas a sus manos.

—Pero, ¿qué?..

—Oh, traté de decírtelo. Soy un demonio.

La chica rió burlona.

—Es estúpido, los demonios no van por ahí diciendo "soy un demonio".

Él chico que segundos antes estaba parado frente a ella. Se encontraba respirando en su cuello.

—Oye lindura, ¿eres un ángel?.

—¿A qué rayos te refieres?.

—Ningún humano puede resistirse a un demonio. Y tú al parecer te resistes, ¿eres un ángel?.

—¿Vives en una maldita fantasía?.

—Ohu, esa boquita. Las ángeles no dicen malas palabras.

—Ya te dije que no soy una estúpida ángel, ahora desátame.