---------------------------♠♣♦♠♣♦♠♣♦♠♣♦♠♣♦♠♣♦---------------------------Ha pasado una semana y media después de la muerte de Toichi Kuroba; la cual, todos los medios la tomaron como un tragico accidente que solo obtuvo al mago como unica victima. Durante todo ese tiempo, le fue bastante duro y difícil para Shinichi el distanciarse del ojivioleta; después del suceso hubo varias noticias que repetían la muerte del gran mago, que no dejaban de herirlo aún mas, aún si él no sufría tanto como ahora lo hacía Kaito.
Todos los días al despertar; él joven detective siempre les pedía a sus padres el ir y ver al joven mago una vez mas, pero siempre su respuesta era negativa, ya que ellos decian que aún no era el momento y que lo dejara estar un poco más de tiempo reflexionando y aceptándo tal suceso por su cuenta.
Pero Shinichi ya no podía, ya no era capaz de hacer cualquier cosa sin preocuparse por el bienestar del aspirante a mago; ya que, justo a mediados de aquella semana, él ojiazul recibió la visita de Hakuba en su casa, quien le había dicho que dentro de unos días se iría a Francia a vivir con su abuela una larga temporada y que ya no habia la nesecidad de seguir con las clases de violín, cosa que a Shinichi no le interesó demasiado.
Sin embargo, después de eso; Hakuba había comenzado a hablar lo muy poco que sabía de Kaito solo para informarlo, haciendo que logrará atraer toda su atencion de golpe; según él y lo que había oído de parte de Aoko, el ojivioleta no había salido de su cuarto desde ese día y nadie, ni su madre sabían siquiera si se alimentaba o si necesitaba algún apoyo.
--Entonces ¿Estás diciendo que te irás sin siquiera despedirte de Kaito? --Escupio el ojiazul quien solo lo miraba curioso y un poco afligido al rubio --¿O siquiera ver cómo está?
--No puedo --Solto Hakuba un poco deprimido, intentando no pensar mas en él ojivioleta, ya que aunque no lo dijera como Shinichi, él también le tenía un gran afecto --he hecho de todo para hablar con Kuroba pero no contesta, su madre ahora lo deja mucho más tiempo solo en casa... ya ni Aoko logra comunicarse con él.
Él ojiazul solo solto un breve suspiro, que hacía el intento de calmarlo para comprender lo poco que lograba decirle él londinense. Nunca pensó que tan severo era el caso de su mejor amigo, sabía que Kaito y su padre tenían un gran lazo padre-hijo que se notaba a primera vista, pero nunca pensó el gran dolor que pasaba y más aún si esta en soledad.
--Pero ¿Y su madre? --Fue lo único que logro decir él castaño, sin intentar correr y buscar a sus padres para que los lo llevarán con él --No debería estar ahora más tiempo con él.
--Las cosas no son tan fáciles Kudo --declaro el rubio sin dejar de mirar hacia el suelo, lleno de impotencia --ella también está dolida... Según él padre de Aoko, ella sufre depresión y lo representa con la desatención de sus prioridades --Solto mientras regresaba la vista a su amigo, quien solo lo miraba decaido --Mira, no sé si sirva de mucho... Pero Kaito es fuerte, logrará salir de esta y si no puede, se que estarás ahí para él... Él te quiere mucho y sé que tú a él.
Dicho eso; Hakuba se levantó de su asiento y salió del hogar de los Kudo, dejando a un más preocupado al ojiazul por el bienestar de Kaito y de la señora Chikage.
Shinichi al verlo irse no supo cómo responder o actuar a lo que le había dicho, solo logro pensar en una cosa... Que protegería a Kaito de todo lo malo que haya en él mundo, ya que ahora él era lo que más le importa en este mundo... Lo mantendría siempre unido a él y construiría si es necesario una burbuja únicamente para él mago, con tal de solo ver su típica sonrisa de nuevo.
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--¿Qué? --Fue lo único que logro decir el ojiazul a sus padres, quienes solo le sonreían con bastante calma, que por alguna extraña razón asustaba aun más al pequeño--¿Es una broma?
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Nuestra Melodía ×Actualizaciones Lentas×
FanfictionLo que había empezado como un castigo para un pequeño detective de siete años, paso a convertirse en el inicio de uno de los mejores momentos que en toda su vida a vivido... Dicen que la gente no puede olvidar nunca una melodía que tanto a apreciad...