Capitulo 19

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LA SALA QUE VIENE Y VA

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—Dobby tiene su lechuza, señor.

—Dobby— preguntaron ambos al reconocer su voz.

Dobby, el elfo doméstico, estaba de pie junto a la mesa donde Hermione había dejado media docena de gorros de punto.

—Dobby se ofreció voluntario para devolverle la lechuza a Harry Potter — explicó el elfo con voz de pito mientras miraba con manifiesta adoración a Harry—. La profesora Grubbly-Plank opina que ya está bien, señor —añadió, e hizo una exagerada reverencia hasta que su puntiaguda nariz rozó la raída alfombra de la chimenea. Hedwig soltó un ululato de indignación y voló hasta el brazo de la butaca de Harry.

—¡Gracias, Dobby! —exclamó el chico al mismo tiempo que acariciaba la cabeza de su lechuza, al igual, Venus se acerco y Hedwig disfruto su caricias.

—Dobby —lo llamó— ¿tu sabes de algún lugar donde podamos practicar Defensa Contra las Artes Oscuras sin que nadie lo sepa?

—¡Dobby conoce el sitio perfecto, señor! —exclamó—. Dobby oyó hablar de él a los otros elfos domésticos cuando llegó a Hogwarts, señor. ¡Lo llamamos la Sala que Viene y Va, señorita, o la Sala de los Menesteres!

—¿Por qué la llaman así? —preguntó Venus, intrigada.

—Porque es una sala en la que uno sólo puede entrar —explicó Dobby poniéndose muy serio— cuando tiene verdadera necesidad. A veces está allí y a veces no, pero cuando aparece siempre está equipada para satisfacer las necesidades de la persona que la busca. Dobby la ha utilizado en algunas ocasiones, señor —añadió el elfo bajando la voz, como si tuviera remordimientos—, cuando Winky estaba muy borracha; Dobby la ha escondido en la Sala de los Menesteres y ha encontrado allí antídotos contra la cerveza de mantequilla, y una bonita cama de tamaño adecuado para los elfos donde ponerla a dormir, señor... Y Dobby sabe que el señor Filch ha encontrado allí productos de limpieza extra cuando se le han terminado, señor, y...

—Y si necesitas urgentemente un lavabo —terció Harry, que de pronto había recordado algo que había dicho Dumbledore en el baile de Navidad el curso anterior—, ¿se llena de orinales?

—Dobby se imagina que sí, señor —afirmó el elfo asintiendo enérgicamente con la cabeza—. Es una sala muy especial, señor.

—¿Cuánta gente conoce su existencia? —le preguntó Venus aún más curiosa.

—Muy poca, señorita. La mayoría tropiezan con ella cuando la necesitan, señor, pero no suelen volver a encontrarla porque no saben que siempre está allí esperando a que se solicite su servicio, señorita.

—¡Parece estupendo! —exclamó Harry muy animado—. ¡Parece perfecto, Dobby! ¿Cuándo podrás enseñarme dónde está?

—Cuando Harry Potter quiera, señor —repuso Dobby, que se mostraba encantado con el entusiasmo del chico—. ¡Podríamos ir ahora mismo si así lo quiere Harry Potter!

Ah Venus le hubiera encantado ir a ver aquella sala, pero sabia que ya era tarde, al igual que Harry.

—No esta noche, Dobby— denegó Harry con renuencia, hundiéndose de nuevo en su silla—.Esto es muy importante... no quiero arruinarlo, necesitará una planificación apropiada. Escucha, ¿puedes decirme sólo dónde esta exactamente el Cuarto del Requisito, y cómo entrar allí?

Venus y la orden del fénix [5]Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu