Capitulo 34

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VOLDEMORT TIENE A SIRIUS

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-¿¡Cómo se atreven!? -gritaba la solitaria figura mientras corría-. ¿¡Cómo se atreven!?

-¡Es la profesora McGonagall! -susurró Hermione.

-¡Déjenlo en paz! ¡He dicho que lo dejen en paz! -repetía la profesora McGonagall en la oscuridad-. ¿Con qué derecho lo atacan? Él no ha hecho nada, nada que justifique este...

Venus no pudo evitar gritar de horror cuando las figuras que había junto a la cabaña de Hagrid lanzaron al menos cuatro rayos aturdidores contra la profesora McGonagall. A medio camino entre la cabaña y el castillo, los rayos chocaron contra ella; en un primer momento, la profesora se iluminó y desprendió un brillo de un extraño color rojo; luego se despegó del suelo, cayó con fuerza sobre la espalda y no volvió a moverse.

-¡Gárgolas galopantes! -gritó el profesor Tofty, que también parecía haber olvidado por completo el examen-. ¡Eso no es una advertencia! ¡Es un comportamiento vergonzoso!

-¡COBARDES! -bramó Hagrid; su voz llegó con claridad hasta lo alto de la torre, y varias luces volvieron a encenderse dentro del castillo-. ¡MALDITOS COBARDES! ¡TOMA ESTO! ¡Y ESTO!

-Mierda- susurro Venus.

Hagrid intentó dar un par de fuertes golpes a los agresores que tenía más cerca, a quienes, a juzgar por cómo se derrumbaron, dejó inconscientes. Pero luego Venus vio que Hagrid se doblaba por la cintura, como si finalmente el hechizo lo hubiera vencido. Sin embargo, se equivocaba: al cabo de un instante, Hagrid volvía a estar de pie y llevaba algo que parecía un saco a la espalda. Entonces Venus se dio cuenta de que se había colocado sobre los hombros el cuerpo inerte de Fang.

-¡Deténganlo! ¡Sujétenlo! -gritaba la profesora Umbridge, pero el único ayudante que le quedaba se mostraba muy reacio a ponerse al alcance de los puños de Hagrid; empezó a retroceder, tan deprisa que tropezó con uno de sus inconscientes colegas, y también cayó al suelo.

Hagrid, mientras tanto, se había dado la vuelta y había echado a correr con Fang sobre los hombros.

Venus sabia que todo eso iba a terminar mal si Umbridge lograba aturdir a Hagrid así que saco su varita, esperaba que le llegara un hechizo aturdidor a Umbridge pero fue interrumpida por el profesor Tofty.

-Señorita baje esa varita- dijo y la castaña la bajo de mala gana pero lanzo un hechizo aturdidor con magia no verbal y con suerte ese viejo sapo rosa cayo al suelo y Hagrid, corriendo a toda velocidad hacia las lejanas verjas, desapareció en la oscuridad. Hubo un largo minuto de silencio; los alumnos, temblorosos y boquiabiertos, contemplaban los jardines. Entonces la débil voz del profesor Tofty anunció: -Humm..., cinco minutos, chicos.

Venus termino con lo que le quedaba, luego lo reviso para estar segura.

Aquella noche nadie durmió, pues todos comentaban lo que había pasado. Venus sentía que todo estaba desmoronándose cada vez más rápido.

-¡Que mujer tan perversa! -exclamó Hermione indignada mientras se entraban a la sala común.- ¡Mira que intentar detener a Hagrid en plena noche!

-Es evidente que quería evitar otra escena como la de la profesora Trelawney -explicó sabiamente Ernie Macmillan, que se había abierto paso entre los alumnos para unirse a Harry, Ron, Venus y Hermione.

-Cómo se ha defendido Hagrid, ¿eh? -observó Ron pese a que parecía más asustado que impresionado-. ¿Por qué todos los hechizos rebotaban en él?

Venus y la orden del fénix [5]Where stories live. Discover now