Capítulo 13

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DISCLAMER: Aquí vamos con una nueva ronda de Jarritas!! Para quienes lo conozcais, ya sabéis la que se avecina. Para quienes no, no os preocupéis que en breves lo  averiguareis, lo prometo!

Dicho esto, de nuevo, mil millones de gracias por el apoyo, de verdad!! No sabéis lo muchísimo que disfruto leyéndoos y lo bien que me lo paso. Es una pasada ir viendo cómo disfrutáis y desgranáis la historia, gracias de verdad chicxs!!

Dicho esto, a leer ¡y espero que os guste!!

Los labios de Emma se entregan a una caricia lenta y profunda y Regina no se queda atrás. Aunque sus ojos están cerrados sus manos se han aprendido el camino de memoria. Los dedos se pierden entre los mechones rubios, sostiene su nuca y la obliga a acercarse a ella. El beso se recrudece, los gemidos lo adornan como banda sonora y Emma podría jurar que su cabeza da vueltas.

Regina se deshace de felicidad. La única razón por lo que no luce una enorme sonrisa es porque Emma está recorriendo detenidamente cada rincón de su boca. Pero podría sonreír tantísimo... incluso llorar. Es peligroso, repite una y otra vez su demonio interior, ese que se acobarda ante tanto sentimiento. Pero le ignora y disfruta de la mujer que está frente a ella devorando su boca y acariciando sus caderas con una excitante devoción.

Nada más importa. Nada.

Tira de su camiseta con un hambre renovada, pega sus cuerpos hasta lo imposible, murmura el nombre de Emma entre dientes por el simple placer de hacerlo. La dueña de ese nombre se separa, apenas unos milímetros, para sonreír al escucharse así pronunciada. Ojos marrones y verdes mirándose con más pasión de la que pueden manejar sin volverse locas. Es Regina quien retoma el beso y se hunde en él. Emma se deja llevar embobada por la cruda pasión de la alcaldesa. Pero si algo juega con sus terminaciones nerviosas hasta el delirio es la voz de Regina susurrando en su oído.

"Podrían acusarte de asalto por esto..." Mordisquea su lóbulo, desciende por el largo cuello.

"¿Te estoy atacando?" gime con los dientes de Regina clavados en su piel y los dedos de la morena trasteando con su camisa amenazando con quitársela ya.

"Absoluta..." Un último mordisco a la suave piel, "total..." y se deshace de la prenda arrojándola a algún punto a los pies de su cama "y completamente." Gruñe paseando sus uñas por la espalda descubierta.

Un gemido incontrolado y los labios de la rubia se vuelven blancos de la presión. "Soy la sheriff, no puedo saltarme la ley..." replica dejándose llevar por los designios de la boca de Regina, que está disfrutando como una niña pequeña de su clavícula mientras sus manos juegan por la cinturilla de sus vaqueros.

"Demasiado tarde, ya me has perseguido, has asaltado mi casa... Y ya sabes lo que dicen, no hay dos delitos sin tres." El botón del pantalón se resiste, se arroja contra la boca de Emma y cuando la escucha gemir sin control chasquea los dedos. El botón se suelta y, aunque la rubia no se entera de nada, juraría que las manos de Regina están en su nuca y sus costillas cuando la cremallera de sus vaqueros se desabrocha sensualmente.

"Pues vamos a por el tercero" jadea Emma fuera de sí quitándose torpemente los pantalones, pegando a Regina contra ella y sonriendo victoriosa cuando es la morena quien deja escapar un suspiro jadeante. Gira con ella entre sus brazos, la obliga a caminar de espaldas, chocan con el colchón. Emma las empuja contra la cama y caen enredadas y mezclando los sonidos que sus bocas no contienen.

Pero al hacerlo un pequeño chispazo de juicio ilumina su cabeza. Se separa de Regina con la culpabilidad pintada en la cara y la morena abre los ojos preocupada.

Tú, yo... Nunca Jamás (SWANQUEEN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora