[ Capítulo 6 ]

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Habían pasado un par de días desde que Gakushuu pisó los lechos de su hogar.

El pelinaranja le había devuelto el uniforme que le brindó, a pesar de que era suyo en primer lugar. No podía negarlo, se había emocionado al aspirar el pequeño aroma a cítricos en las prendas de vestir; poco después, se había sentido increíblemente estúpido por actuar como una colegiala enamorada.

Bueno, colegial si era; enamorado, también.

Actuando en contra de su cerebro, pero a favor de su instinto, había usado el mismo uniforme los días siguientes. Algo que nadie sabía, pero que lo hacía sentir increíblemente bien en lo más profundo de su ser.

Justo ahora, se encontraba detrás del callejón de Kununigaoka, golpeando ferozmente a un abusón de la clase C que había querido sobrepasarse con una chica omega de la clase B que entró en celo repentinamente. Cuando le había dado el primer golpe a ese alfa, la jovencita había salido corriendo a lo que probablemente sería su casa.

El chico no era fuerte. A penas había dado algunos golpes y él ya se encontraba sangrando en el suelo. Cuando había pensado que la diversión había acabado, se dio cuenta de que otro grupo de chicos alfas se acercaban en su dirección.

Oh, al parecer tenía amigos.

—Vaya, vaya, ¿llamaste a tu séquito? —le murmuró al joven en el suelo. Sus iris color mercurio, brillaron con diversión. —Gracias por divertirme un rato~.

Más golpes habían sido intercambiados desde ese momento. Habría sido un gran día, si no fuera porque cometió el estúpido error de dejar que uno de los alfas se fuera y avisara a un profesor de su intercambio de puños.

Por supuesto, omitió la parte en la que ellos se veían como culpables. Siempre había sido así; a los ojos de Kununigaoka, la escoria de la clase E siempre era la culpable de todo.

Así fue como terminó escapando, dejando los cuerpos inconscientes de cinco alfas detrás suyo.

La primera salida que había encontrado, había sido entrar a la propia Kununigaoka y meterse en uno de los salones que probablemente ya estarían completamente vacíos. Ya había roto muchas reglas, romper una más y entrar al edificio principal no debería de ser una molestia para su consciencia.

Se escurrió entre los pasillos, andando lo más rápido que pudo para evitar al profesor. Fue mientras atravesaba uno de los pasillos del primer piso, que sintió un cálido brazo meterle en una de las aulas y el mismo aroma que aún desprendía su uniforme, comenzó a emanarse de otra persona.

Tragó con fuerza mientras el trabajado cuerpo de Gakushuu lo presionaba contra la puerta.

—Oye, ¿qué demonios? —Le había preguntado. —Quítate de encima.

No pudo continuar quejándose, porque el presidente estudiantil había colocado un dedo sobre sus labios, presionando ligeramente contra la áspera textura de su dedo.

Se sintió mareado por algunos segundos, abrumado por las hipnotizantes feromonas que podía percibir por parte del alfa.

—Silencio. —murmuró el de ojos violetas. —Deberías estar más agradecido con quien acaba de salvarte el pellejo.

Karma sonrió, empujando un poco el cuerpo de Shuu hacia atrás; si volvía a entrar en celo en ese momento, estaría en verdaderos problemas, nada que ver con escapar de un profesor.

Miró además el aula: estaba completamente vacía, con los pupitres acomodados perfectamente y la pizarra recién borrada. Probablemente Gakushuu estuviera haciendo una última guardia (lo cual era normal, uno de los trabajos del presidente estudiantil era verificar que nadie se quedara en las aulas después de clases y que todo estuviera limpio) y lo vio escapar del docente.

Faulty Omega [AsaKaru]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora