10 ᴅᴇ Fᴇʙʀᴇʀᴏ ᴅᴇʟ 2000

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(Víctor)

En un furioso día soleado, un niño de 9 años de edad que tiene de nombre Santiago, sale al portón de su escuela con una sonrisa cálida esperando a que sus padres (Samantha Vega Ferrer y Luis Mendoza Solano) llegaran a buscarlo con más ansias de lo normal. Hoy no era un día como cualquier otro, hoy la maestra lo había felicitado por ser el único que había respondido bien todas las preguntas del examen de Matemáticas, examen que se hizo el día anterior y que lo había tenido nervioso toda la noche.

"Mamá y papá se podrán contentos al contarles, hoy será día de helado"- pensaba Santiago triunfante mientras se imagina a sus padres felicitándolo y abrazándolo por su gran logro.

Había pasado un buen rato y todavía los padres de Santiago no lo venían a recoger, Santiago se extrañó. Sus padres eran extremadamente puntuales y más de lo que podía siquiera pensar.

"De seguro están tan cansados por el trabajo que se les olvidó, deben tener un pequeño retraso, cuando llegue les voy a dar un gran beso y un abrazo de oso para que se recuperen"- Pensó Santiago algo triste por sus padres, ellos se esfuerzan demasiado - "Creo que mejor me voy solo, además mi casa no está tan lejos. ¡Va a ser una gran aventura, yo puedo con esto!"

Santiago se acercó un poco más a la maestra, que estaba perdida en sus pensamientos sobre descifrar el "¿Por qué?" los padres de su brillante alumno se estaban demorando tanto en venir. Al sentir la presencia de Santiago, dejo de pensar y lo miro un poco confundida por su repentina cercanía.

-Santi, ¿sucede algo? - La maestra se agachaba un poco para estar de la altura del niño y escuchar su respuesta con más claridad.

-Maestra, tengo que decirle algo - Soltó en voz muy baja mientras se tapaba la cara con las manos. A pesar de ser tan brillante era demasiado tímido, aunque no lo quería admitir. Respiró hondo tres veces tratando de agarrar valor.

-Anda, dime. ¿qué pasa? - Le dijo la maestra mientras le sonreía, brindándole así algo de confianza - Si es por lo de tus padres, no te preocupes. Si quieres yo puedo...- La maestra no pudo terminar de hablar porque Santiago la interrumpió con una respuesta algo inesperada.

- ¡Quiero irme solo a casa! - Le dijo Santiago haciendo un puchero y cruzándose tiernamente de brazos para tratar de convencerla un poco.

La maestra quedó impactada, ¿qué había sido eso? Estaba a punto de regañarlo y decirle que no, pero con ese puchero... ¿cómo podía regañarlo?

-Creo que eso no va a ser posible, campeón- le dijo la maestra mientras le agarraba los cachetes. Claramente no podía hacerlo y no quería tampoco, es su obligación como maestra velar por su estudiante, además que irse solo es peligroso.

- ¡Pero maestra! - Santiago colocó sus manos en forma de ruego - ¡Por favor!

-Pero nada, Santi- Le dijo la maestra mientras negaba con la cabeza – La calle es muy peligrosa, te puede pasar algo y no puedo permitirlo. - Le agarró las manos con una mirada de preocupación en busca de que lo entendiera.

En ese momento el subconsciente de Santiago le dijo: "Piensa en algo... ¡Piensa! Tienes que irte solo, o es ahora o nunca".

-Además...-Dijo Santiago mirando hacia otro lado en busca de palabras- Maestra, hay algo que todavía no le he dicho- Le dijo bajando la cabeza para sonar más convincente. Muchos de los amigos de su papá le habían dicho que era bueno en la actuación, parecía el perfecto momento de relucir su talento.

- ¿Qué es lo que todavía no me has dicho? - Le dijo la maestra mostrando interés, aunque sabía que lo que iba a decir no iba a ser algo del todo cierto.

Change - El cambio es hoyWhere stories live. Discover now