- ¡SANTIAGO! ¡AQUÍ ESTÁS! DIOS ME TENÍAS CON LOS PELOS DE PUNTA, PENSÉ QUÉ TE HABÍA PASADO ALGO MOCOSO DE MIERDA - Dije aliviado y acercándome a él para darle un abrazo
- ¡NO! ¡VETE! ¡NO! ¡QUÍTATE! ¡MAMAAAA! ¡AYUDA! - Dijo Santiago llorando y alejándose de... ¿Mi? Su voz estaba temblorosa y se cayó al suelo, no podía respirar bien
- ¿Qué?, ¿Por qué gritas? ¿Qué pasó? ¿Estás bien? Respira, respira - Dije mientras observaba el cuarto cuando vi el maletín dónde estaban mis armas y ahí... ahí me di cuenta de todo - El maletín, yo... puedo explicarlo
- ¡No! ¡Aléjate! ¡Eres uno de ellos! ¡Eres como ellos! - Dijo Santiago llorando con más fuerza mientras me señalaba con miedo, se sentía traicionado
- ¡No! ¡No estoy con ellos! ¡Puedo explicarlo! ¡Solo cálmate! ¡Yo no quiero hacerte daño, quiero protegerte!, ¡Yo voy a cobrarle a ellos por lo que les hicieron a tus padres! - Dije tratando de que me creyera y acercándome - Ahora tranquilízate, inhala, exhala, inhala, exhala...
- ¿De... verdad? ¿Me lo juras? - Dijo Santiago dejando de llorar poco a poco y sentándose en la cama más tranquilo
-Te lo juro, ahora déjame explicarte - Dije mientras me acercaba a él y me sentaba en la cama
-... Te escucho... - Dijo Santiago mientras se rodaba un poco de la cama, alejándose de mí y se acostaba en esta, cerrando los ojos
-... Yo tengo todo eso... porque mi trabajo es peligroso así que tengo que protegerme cuando estoy en casa... eso es - le dije a Santiago el cual no quedo tan convencido de mis palabras, pero no dijo nada - Y eso es todo, ahora vete a bañar que ya está oscureciendo, la sirvienta te llevara la ropa que vas a usar para dormir - Dije cambiando de tema y tratando de cambiar la pesada atmósfera, pero Santiago solo accedió con la cabeza y salió de la habitación
...
-Ala... pero que hermosa pijama - Dije al entrar a la habitación de Santiago y verlo con una pijama de dinosaurio
-Cállate viejo, sabes que es lo único que había para ponerme - Dijo Santiago avergonzado - Y... perdón por pensar así de ti antes... - Dijo en un susurro
- ¿Eh? ¿Qué dijiste? Habla más duro, creo que escuche bien - Dije confundido - "¿Me acaba de pedir perdón o eso fue lo que escuche?" pensé
- ¡Lo que escuchaste! No voy a repetir... - Dijo Santiago mirando hacia la pared
-Bueno, bueno, lo que sea, mocoso... ¿Ya vas a comer? - Dije mirándolo
-Ujum - Dijo Santiago asistiendo con la cabeza
-Entonces allá te espero, mocoso - Dije mientras cerraba la puerta y me iba al jardín
- ¿Ya está mejor, Víctor? - Dijo Nana Ana, una de las sirvientas que para mí es como si fuera mi madre
-Ah... sí Nana, ya está más qué tranquilo, hasta me mando a callar el desgraciado - Dije ofendido mientras me sentaba en la mesa
-Jajajaja, este niño... - Dijo Ana mientras colocaba una jarra de limonada en la mesa y se iba a buscar la comida, menos mal hoy está de buen humor
-Ya vine... - Dijo Santiago entrando al jardín y sentándose en la mesa junto a mí - Ah!, ¡Hola otra vez, Nana Ana! - Dijo al ver a Ana
- ¡Hola otra vez, Santiago! - Dijo la señora Ana mientras repartía la comida en la mesa - ¿Qué vas a comer muchacho? - Pregunto Ana
YOU ARE READING
Change - El cambio es hoy
Science FictionSantiago, un niño brillante y algo travieso como cualquier infante de su edad. Un cambio de sucesos hace que quede en él un dolor y sentimiento difícil de manejar, pero, aun así, fácil de comprender. Victor, un amigo de los padres de Santiago y que...