10 ᴅᴇ Fᴇʙʀᴇʀᴏ ᴅᴇʟ 2000: Lʟᴜᴠɪᴀ

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Santiago no podía procesar aun lo que había escuchado, su cuerpo no respondía, estaba paralizado, ¿Quería llorar?, sí y demasiado, pero... ¿Podría el llorar en estos momentos?, no, eso no era posible, ya que si lloraba lo descubrirían y todo sería peor.

- ¿Saben?, creo que ya hablé lo suficiente, vamos a ponerle fin a esto -Les dijo Andrés, mientras bajaba un poco el arma para quitarle el seguro y acabar con todo de una vez, estaba impaciente y sediento de venganza o por lo menos de decepción, su familia le había traicionado.

Hermano...no lo hagas... ¡No hagas algo que más tarde te vayas a lamentar! - Le rogó Luis mientras salían de sus ojos lágrimas de desesperación y sufrimiento, no podía estar pasando esto... no a ellos.

-C-cuñado, por favor...- Le suplico Samantha, llorando, como nunca lo había hecho en su vida, su corazón quería salir de su pecho, rogaba mil veces en su mente que no llegara su hijo, su Santi... su bebé.

-No se preocupen...- Les dijo Andrés mientras bajaba el arma y caminando lentamente la dejaba el mesón de la cocina y se sentaba en una de las sillas. Desde ahí pudo sentir los suspiros de alivio por parte de su hermano y su cuñada, así que, sonriendo malévolamente, volteó y los miró, y aun sin quitar la sonrisa de sus labios pasó su mirada a la de los hombres y como si este les hubiera dado una orden, los hombres asintieron coordinadamente.

-No hay de qué preocuparse, ¿ok? - Les dijo Andrés mirando nuevamente a su cuñada y a su hermano- Yo no lo voy a hacer, pero ellos...- Señaló a los hombres aun sin quitar la vista, viento como a su cuñada se le aguaban nuevamente los ojos y como su hermano abría los ojos confundido - Pero ellos sí lo harán.

Al terminar cuya frase, uno de los hombres sin perder tiempo, agarró su arma, ya sin seguro y le dispararon sin titubear a una de las personas que se encontraban atadas a las sillas.

Un fuerte estruendo retumbó por toda la casa y como si el cielo supiera todo lo que pasaba, comenzó a llorar, gotas amargas brotaban por todos lados, y junto a ella, una helada y desgarradora brisa tratando de tal vez consolar a una familia ahora hecha pedazos.

-Mamá... -Dijo Santiago en un débil susurro -Mamá..., mamá...-Repitió nuevamente, su cuerpo estaba empapado por la lluvia, y congelada por la brisa, no sabía si podía seguir resistiendo más, las gotas lluvia que caía en su cabello, terminaban en su cara mezclada con sus lágrimas las cuales pedían a gritos una explicación. Sus ojos miraban detrás de la ventana ya empañada, la figura de su madre con los ojos bañados en lágrimas y su cuerpo empapado en sangre, al lado de ella estaba su padre que todavía no caía en la realidad.

- ¡NO! ¡Amor!... Por favor... resiste...- le decía Luis a su esposa con la voz quebrada, no, no podía ser posible, en su mente se repetía mil veces que esto era un sueño, ¿Cómo no iba a serlo? ¡Su amada Samantha hace unas horas estaba feliz y sonriente y ahora está con una miraba vacía, empapada de sangre y al borde de la muerte en una silla por un disparo en el cabeza, hecho por uno de los hombres de su hermano, el hermano con el que compartió su vida entera! Si esto no era una puta pesadilla entonces ¿Qué era?

-Samantha está muerta -Dijo Andrés colando su brazo en la mesa y colocaba su palma por debajo de su barbilla

-No... no... ¡NO!, ¡MIENTES! ¡SAMANTHA, SAMANTHA! - Gritó Luis mientras trataba de mover con el hombro a su esposa, ella no podía estar muerta, ella... no

-Ya, ya, deja el drama, ni que fuera para tanto - Dijo Andrés tranquilo mientras sonreía - ¡Chicos! - Dijo llamando a los hombres, los hombres se acercaron a él de inmediato - Desamárrenlo - dijo señalando (con su dedo índice el cual tenía un anillo de oro con un ópalo negro) a Luis, su hermano. Los hombres sin dudarlo se acercaron a Luis y comenzaron a quitarla - Ahhh... pero a ella la dejan amarrada en silla- Dijo Señalando a su cuñada, Samantha.

Change - El cambio es hoyWhere stories live. Discover now