Capítulo 15: Tengo que olvidarte

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Los días pasaron y me seguía doliendo tanto como al principio. Se que no era una buena idea, pero constantemente veía las fotos que Verónica y yo nos habíamos hecho en la playa, ella se veía tan feliz que sentía demasiado coraje de saber que todo había sido mentira.

Cuando dejé de ver a Vanessa, me dolió y mucho, pero esto se sentía peor. Con Vanessa sabía que sería la última vez que la vería. Sabía que aunque fuera lo más que deseara en ese momento, lo nuestro no iría a ningún lado, por eso a pesar de que dolió mucho, no me sorprendió, pero con Verónica fue diferente. Ella me llenó de ilusiones, me prometió cosas, me hizo creer en un futuro juntas, me llevó al cielo y luego me dejó caer.

A pesar de todo, no la odio. Me duele, pero entiendo que no puedo controlar sus sentimientos. Tenía claro que las cosas no siempre salen como uno sueña y a su vez que nada es para siempre.

A pesar de todo me sentía frustrada. Odiaba ser tan débil, odiaba saber que me había lastimado y que aún así era la dueña de mi corazón. Odiaba que a pesar de su juego, no había momento en el que ella no estuviera presente en mi mente porque todo me la recordaba... Cada que veía una pareja de enamorados, cada que sonaba esa canción que cantábamos juntas, cada noche que cerraba los ojos, ahí estaba ella.

Mis amigas me han servido de mucha ayuda, sobre todo Alejandra quién desde el día uno me tomó de la mano y no me soltó. Ella es esa persona que no importa que te pase está ahí y no te deja hundirte.

Alejandra me visitaba constantemente y hacía de todo para animarme pero rara era la vez que lo conseguía. Pasaba la mayor parte de su tiempo regañándome por no comer y pasármela llorando.

Habían pasado tres meses. Para mi mala suerte constantemente me encontraba con Verónica, la mayoría de las veces acompañada de Itziar quien no perdía ninguna oportunidad y se pasaba tomándola de la mano o besándola.

No éramos nada y lo tenía claro, pero cada que pasaba no podía evitar sentir como me hervía la sangre. Cada día qué pasaba me convencía más de que para ella había sido un simple juego, y que por más que me duela, ella nunca me quiso como me hizo creer.

Era un martes, me desperté igual de desganada que los últimos tres meses. Me vestí y me fui a la escuela sin siquiera desayunar. Mis padres ya habían notado que había cambiado mi comportamiento. Me la pasaba en mi habitación y no comía como se suponía por lo que habían comenzado a preocuparse.

Llegué a la escuela y parecía un día normal. Clases aburridas, gente aburrida, material aburrido. Llegamos a la clase de Veronica, o a la clase de la tortura como yo le decía. Todo estaba tranquilo y muy normal, pero todo cambió cuando llegó Castro.

—Muchas felicidades profesora. —Comentó uno de mis compañeros.

Mis sentidos se alertaron. Comencé un debate mental del porqué felicitaba a Verónica puesto que su cumpleaños pasó. Verónica me volteó a mirar en segundos y noté sus nervios, mi pregunta era "¿por qué?"

—Gracias... —Se limitó a responder.

—Usted e Itziar hacen una pareja muy bonita y todos nos alegramos mucho cuando nos comentó lo del compromiso.

¡¿Que?!

[POV Verónica]
[Cuatro días antes...]

—En serio no entiendo porqué teníamos que venir a este restaurante tan caro. ¿Tenemos algo que celebrar?

—Probablemente si tengamos algo que celebrar pronto.

La respuesta de Itziar me había confundido más, pero no quise abundar. No tenía ánimos de nada.

Nos sentamos en una de las mesas y en algunos largos minutos ya habíamos terminado de comer. Al terminar pedimos un postre y mientras el mesero lo traía, Itziar me dijo que iría un momento al baño así que me quede en la mesa esperando.

Aunque nos cueste |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora