Aunque nos cueste |Terminada|

Capítulo 39: La llamada

[POV Lucía]

Verónica y yo tuvimos una larga conversación. Habían muchas cosas por aclarar, pero la más importante era el tema de Amanda y Jessica. Aún no sabía cómo tocar el tema.

—¿Ahora que pasará?

—Pues estamos juntas otra vez... ¿No?

—Si, pero, ¿y Amanda? —Suspiré.

—Discutí con ella. —Verónica se detuvo y me miró.

—¿Y eso por qué? —Preguntó confundida.

—Hay cosas que no sabes y yo tampoco hasta hace un rato...

—¡Lucía! —Gritó Amanda mientras se acercaba a nosotras.

—Hablando del Rey de Roma... —Susurré con fastidio. —¿Qué quieres? ¿No te dejé claro que no te quería volver a ver? Vete a tu casa.

—Necesitamos hablar.

—No, las cosas ya quedaron claras. Tú estás loca y yo ya no quiero hablar contigo.

—Esto no de que quieras o no, esto es de que vas a hacerlo si o si.

Amanda se acercó a mi y me tomó de la muñeca fuertemente, sin embargo antes de que pudiera siquiera dar un paso Verónica la agarró con fuerza.

—Suéltame imbécil porque no respondo. —Advirtió Amanda enojada.

—Verónica... —Comencé a decir.

—No te tengo miedo aparte, ella dijo que no quiere hablar contigo y si no quiere, no lo hará.

—Más te vale que me sueltes. —Repitió mientras se acercaba al rostro de Verónica.

—Verónica, por favor... —Le pedí. Ella me miró unos segundos pero finalmente me hizo caso.

—Lucía, te conviene escucharme.

—Bien, hablemos.

—Lucía... —Volteé a ver a Verónica quien se veía preocupada. Podía notar como con su mirada me pedía que no lo hiciera.

—Tranquila. —La tomé de las manos, dejé un beso en estas y le sonreí dejándole saber que todo estaría bien. O al menos eso esperaba.

—Si necesitas algo solo avísame. Estaré pendiente. —Dijo mirando fijamente a Amanda.

—Ay por Dios, suéltala ya.

Amanda soltó nuestras manos bruscamente y me llevo hasta adentro.

—¿Ya? ¿Tan rápido volviste con ella? —Preguntó al encerrarnos en su habitación.

—¿Qué quieres?

—Creí que eso estaba claro y. Te quiero a ti.—Respondió mientras se acercaba a mi.

—Púdrete. —La empujé y traté de salir, pero me tomó de la mano.

—No estoy de acuerdo con que hayas vuelto con ella. Quiero que la dejes.

—Pero, ¿quién te crees que eres? No la voy a dejar y mucho menos sabiendo que todo lo qué pasó no fue culpa de ella, si no de ustedes.

—¿Nos estás echando la culpa?

—¿Te estás haciendo la víctima?

—Ella también tuvo mucho que ver.

—Así es, Verónica también tiene la culpa de todo esto, pero no solo ella, también Jessica, también tú y también yo.