Capítulo 26: La Promesa

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[POV Lucía]

Luego de aquella pelea—si se le puede llamar así—Verónica y yo decidimos que lo mejor era irnos. Yo no me sentía muy cómoda con la presencia de Marina y evidentemente Verónica tampoco con las de Carolina.

No dimos muchos detallas o más bien no dimos explicaciones del porqué nos íbamos, todo estaba bastante claro.

Subimos a la habitación, nos dimos un baño—juntas y nos pusimos algo de ropa casual pues según Verónica, me tenía una sorpresa.

Salimos de la habitación. Eran cerca de las seis de la tarde. Pedimos un uber el cual en quince minutos nos estaba dejando en nuestro destino.

Al mirar por la ventana y darme cuenta de donde estábamos, volteé a ver a Verónica con una mezcla de sorpresa y emoción.

—¿Qué? —Preguntó sonriendo.

—¿Cómo supiste que me gustan las ferias?

—Me lo dijo un pajarito.

—Mi tía Isabel. —Me dije a mi misma.

Nos bajamos del coche y al notar las insistentes mirada sobre ella, rápidamente tomé su mano.

—Bien, ¿a dónde quieres ir primero?

—Pues no sé. ¿La casa de los espejos? — Respondió señalando una a lo lejos.

—Bueno, la casa de los espejos será. —Afirmó sonriendo y comenzando a caminar en dirección a ella.

Luego de estar unos largos minutos perdidas allí y luego de subir a otras muchas atracciones, a lo lejos alcancé a ver un juego que llamó mi atención.

—¿Quieres que juguemos? —Preguntó Verónica al notar mi interés en el juego.

—No gracias, probablemente tengo mejor puntería que tú. —Dije en un tono desafiante.

—¿Me estás retando? Déjame decirte que siempre he sido buena para este tipo de juegos y más para ese.

—No creo que más que yo. —Respondí encogiéndome de hombros.

Verónica me miró con una ceja alzada. Caminó hasta el juego, pidió dos escopetas de juguete y me dió una.

—Bien, las reglas del juego son sencillas, mientras más figura derriben, mayor es su pre... —El caballero dejó de hablar en cuanto vió que Verónica disparó y derribó la primera figura.

Mierda, era buena.

El señor encargado del juego volteó a mirarme. Iba a decir algo pero antes de que lo hiciera me puse en posición, apunté a una de las figuras y disparé logrando derribarla.

—Bien, creo que no es necesario explicar las reglas. —Dijo antes de caminar un poco al costado del juego.

—Bien señorita Echevarría, que sea una apuesta. —Habló mientras nuevamente se ponía en posición para disparar. —Si yo ganó tú harás lo que yo quiera... —Explicó concentrada en la figura.

—¿Y si yo gano? —Disparó y derribó su segunda figura.

—Eso no va a pasar. —Aseguró. La miré con la ceja alzada.

—¿Estás segura? —Pregunté tras derribar mi segunda figura.

—Muy segura. —Respondió tras derribar la tercera.

Cada una siguió disparando. Ella tenía razón, era jodidamente buena en ese juego, no había fallado ni una sola vez.

Verónica me llevaba una figura de ventaja. Era mi turno. Si fallaba, ella ganaba, y si no fallaba quedaríamos empate.

Aunque nos cueste |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora