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Mafia

Kaminari no puede decir que es sencillo tener una pareja que pertenece a la mafia, porque desde luego no lo es. No es capaz de sentirse cómodo en las formales fiestas de su prometido, no le gusta ser exhibido como un trofeo ante los clientes de este, no quiere saber nada de los sucios negocios en los que se ve envuelto ni tampoco quiere aguantar a los estúpidos jefes de su pareja. Podría decirse que se siente realmente harto de la situación, aunque no culpa a su querido novio de ello. Al fin y al cabo él fue el que, aún sabiendo los negocios sucios que lo envolvían, decidió estar junto a él.

Por eso, aquella noche de invierno en la que discute con Hanta se siente tan egoísta. Sabe que no debe echarle nada en cara, que él no eligió ese tipo de vida y que no es su culpa que los jefes de la mafia se aprovechen tanto de él y su trabajo. Aún así, el dolor ante la situación es increíblemente intenso y el temor a perderlo lo consume demasiado.

-¡Ni se te ocurra participar en eso, Sero Hanta!- grita el rubio tras leer un mensaje en el teléfono del pelinegro, reconociendo un código que no le gusta en absoluto.

-¿Crees que hago esto porque quiero?- pregunta enfadado el pelinegro, destrozando el cuarto teléfono en lo que va de semana- ¡Odio esto incluso más que tú!

-¡Pues no vayas!- pide el rubio tapando su cuerpo desnudo con la sábana que cubre la cama, caminando hasta la altura de su prometido- Quédate aquí, por favor..

La súplica es clara, el desespero bañando completamente su voz. Pasa las manos con gentileza por el cuerpo de Hanta, el cual está anudando su corbata con esmero. Quiere convencerlo de que se quede, de que no vaya a alguna misión suicida que seguramente le encargarán. Quiere que se quede toda la noche junto a él, haciéndole el amor o leyendo algún libro de los que tanto le gustan, cualquier cosa antes que tener que dormir abrazado al móvil por miedo a que lo llamen anunciando la muerte del otro.

-No es tan sencillo, Kami..- susurra dejando de lado la corbata durante un segundo, girándose para encarar a su bella pareja.

-¡Lo es!- grita desesperado, no puede aguantar más así- Vayámonos de aquí. A cualquier sitio, lo más lejos que se te ocurra.

-No podemos hacer eso..- trata de razonar el más alto, acariciando con gentileza el rubio cabello de su amado- Nos encontrarán a donde sea que vayamos.

-¡No lo harán!- suena tan seguro que Sero casi cree lo que dice- No dejaremos rastro de nosotros, no tendrán ni idea.

Sero acaricia con gentileza el rostro algo sonrojado de su prometido, viendo pequeñas lágrimas que desean salir inundando sus ojos. Quiere llevárselo en ese preciso instante, darle la vida que merece, hacerlo libre. Lo ve bajar el rostro hacia el suelo y sabe que ya está llorando, es tan obvio para él como un libro abierto.

-Ey Denki, mírame..- susurra el pelinegro hacia el más bajo de los dos, tratando de captar su atención.

El nombrado levanta la mirada a los ojos oscuros de su querida pareja. No quiere que se vaya, no quiere que arriesgue más la vida por esos imbéciles, no quiere perderlo..

-Vamos a hacer una cosa, ¿sí? Iré a esta misión- el rostro de Kaminari muestra perfectamente que no le gusta la idea- Y cuando vuelva nos iremos de aquí. Le pediré ayuda a alguien, quien sea que pueda sacarnos de esto. Huiremos juntos, ¿vale? No más mafias, no más armas.. Solo tú y yo.

Le rompe el corazón saber que en el fondo es una promesa vacía hecha únicamente con el fin de tranquilizar al rubio pues está seguro de que sería imposible que lograran huir de esa vida. Enserio le gustaría pensar que lo que ha dicho se hará realidad, que cuando llegue a casa puedan al fin escapar y hacer su vida juntos. La idea obviamente es hermosa e idílica, la vida al fin y al cabo no es tan sencilla como para vivir a base de sueños y esperanzas.

-¿Lo prometes?- pregunta el pequeño rubio todavía con lágrimas en los ojos, aferrándose con fuerza al cuerpo de Sero- Promételo Han-chan, prométemelo.

-Lo prometo Denki..- susurra tan bajo que de no ser por la cercanía sería imposible oírlo- Te llevaré a algún país bonito.

-Con playas y parques de atracciones- pide con una pequeña risita nasal debido al llanto, la cual se le hace demasiado lindo al más alto- Y me harás el desayuno todas las mañanas para compensar.

-Y te llevaré a cenar a un sitio distinto cada día, hasta que hayamos probado todos- añade Sero acariciando la espalda semidesnuda de su prometido- Te haré feliz, Denki.

-Ya me haces feliz- contesta el de la mecha con una pequeña sonrisa que el otro no puede ver- Pero esto no es vida.

Sero le entiende, claro que lo hace. Kaminari ya ha aguantado demasiado en esa relación, era obvio que en algún momento se rompería. Tardó más de lo que esperaba pero eventualmente lo haría.

-Te amo, Denki..- vuelve a susurrar dejando un dulce beso en la cabeza de su prometido.

-Te amo, Hanta..- susurra de vuelta el rubio, apartándose para recibir un tierno beso en los labios de parte de su pareja.

Escuchan unos nudillos golpear con fuerza la puerta. Suponen que es Mineta, el cual debe venir a reclamar a Sero por tardar tanto. Ambos se miran una última vez, Kaminari terminando de acomodar la corbata ajena con sus delgados dedos.

-Debo irme- avisa Sero en un tono decaído mientras toma su arma, escondiéndola en el interior de la chaqueta.

-No tardes en volver, ¿vale?

-Volveré antes de que te des cuenta- promete con una sonrisa, dejando un último beso en la punta de la nariz de su amado.

Kaminari ve salir a Sero de la habitación, y un extraño vacío se acopla en su interior. Le asusta que no vuelva, teme que lo llamen a altas horas de la noche avisando de su muerte. Pero quiere creer en él, quiere pensar que cuando despierte volverá a estar a su lado como siempre, con esa sonrisa triangular y esos besitos de buenos días en las mejillas.

Vuelve a la cama que tantos buenos momentos les ha otorgado, todavía envuelto entre las sábanas y con su cuerpo desnudo bajo ellas. Puede sentir aún el suave roce de los grandes dedos de Sero quemando allá donde tocaron, también recuerda sus labios llenando cada zona de su cuerpo y sus tiernas palabras para relajarlo. Lo quiere de vuelta, lo necesita ahí.

Agarra el móvil con fuerza, como cada vez que Sero marcha por la noche. Se aferra a él desesperado y, hecho bolita trata de dormir, aunque es obvio que será un sueño muy ligero que ni siquiera le permitirá descansar. Es un asco, sí, pero es la vida que ha escogido al lado de su querido chico.

No sabe en qué momento ocurre pero con la ilusión de una vida relajada con Sero termina quedando dormido ajeno a todo lo que sucede fuera. Ojalá pudiera cumplirse ese deseo, ojalá el mundo no fuera tan cruel y le dejara ser feliz.

Lo que Kaminari no sabe antes de dormir es que Mineta ha escuchado todo lo que él y Sero han hablado a través de la puerta, no sabe que los traicionará y se lo contará al jefe. No puede ni suponer que en otra parte Sero se enfrentará a su duro final mientras él duerme plácidamente en aquella cama que tan buenos recuerdos ha presenciado. No sospecha que no volverá a sentir esos dedos recorriendo curiosos su piel, tampoco esos labios sobre los suyos danzando lentamente y con amor, no podrá volver a probar sus deliciosos desayunos ni escuchar sus chistes malos. Que no volverá a hacer estúpidos planes de futuro sobre casarse en una sala de videojuegos o de adoptar hijos y enseñarles frases graciosas mientras son bebés. Ni siquiera va a poder estrenar ese traje blanco que se encuentra en el armario, esperando para ser usado en su boda organizada para dentro de unos meses.

El sueño continúa envolviendo a Kaminari mientras la muerte envuelve a su querido Sero. Sueños de ilusiones que nunca se cumplirán, de caracias que no volverá a sentir, de labios que no volverá a besar mientras la pistola se posa en la sien de su prometido, acabando con toda esperanza que Denki pudiera albergar de vivir una hermosa vida juntos.

⚡⚡⚡

☘️1435 palabras.
☘️Nos hemos quedado sin Sero.. :( Es la primera vez que mato a un personaje de bnha, me siento mala persona por ello.

Kiss Me [Serokami Week 2020]Where stories live. Discover now