Ten

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Katsuki recorrió los pasillos del hospital con las manos temblorosas, ¿Cómo la está pasando Izuku? ¿Tendrá miedo? Se detuvo, sus párpados bajaron.

— No te atrevas a querer alejarme, maldito nerd — Siseó furioso.

Conocía a Deku lo suficiente como para poder saber lo que pasaba por aquel cerebro idiota. Ladeó la cabeza, el olor a medicamentos y alcohol se coló por sus fosas nasales. Era un aroma extraño, triste y desesperado. Parpadeó, habían lamentos y lágrimas por aquí y por allá. La muerte se pasaba por cada rincón del lugar, chasqueando la lengua, volvió a patear el suelo y continuó andando. Preguntó en recepción y le indicaron el camino, cada paso se sentía eterno. Vamos, era su novio, su otra mitad la afectada, era normal sentirse destruido, ¿Cierto? Eran nuevas sensaciones y en cierto modo, le aterraba, ¿Qué pasaría cuando Deku no estuviera? Tragó duro.

Su corazón dio un vuelco, ¿Por qué dolía tanto? Caminar dolía y miles de imágenes tristes y crueles danzaban alrededor de su mente. No, no, debía alejar esa mierda de pensamientos de su mente. A lo lejos divisó el inconfundible cabello verde de la señora Inko. Se apresuró y se detuvo con pesadez.

Sorprendido arqueó una ceja, en los asientos más lejanos, estaba Denki. Sujetando la mano de un triste Shoto, ¿Desde cuándo están juntos? Bah, daba igual. Los extras no importaban. Inko le dio un abrazo, uno cálido y nostálgico. Se alejó de él lentamente y susurró — Entra, por favor.

Sin responder, Katsuki se aproximó a la puerta y mordió su labio, no quería verlo hundirse. Sumergirse en la profundidades de la agonía y el caos, sin embargo, él tenía la esperanza de darle un poco de luz. De regresarle un poco de felicidad. Su andar se tornó rápido, con impaciencia movió la cortina y observó a Izuku con los ojos entrecerrados. Vestimenta blanca, suero intravenoso y cobertores. Centímetro a centímetro, su mirada recorrió el rostro de Izuku, sus ojos esmeraldas habían perdido parte de su brillo característico. Sus mejillas sonrosadas y su rostro hinchado de tanto llanto.

El alma de Katsuki tembló e hizo eco en todo su cuerpo, ¿Por qué pasaba esto? Con rapidez tomó la mano de Izuku y la apretó con las suyas. Fue un apretón gentil y amoroso y eso Izuku lo supo. El chico sonrió, él estaba allí, no se había ido. Afuera, las nubes devoraban los rayos del sol. Dejando al día sin color y de un tono grisáceo aburrido. Midoriya se levantó todo lo que pudo y le indicó a Katsuki que se acercará lo suficiente para tocarlo. Gruñendo, acató la orden y en cuanto estuvieron lado a lado, Izuku se aferró a su cuello y lloró.

— ¿No te cansas de llorar? Eso hará que tu rostro se vea más feo de lo normal — Murmuró. Escuchó la suave risa de Izuku y arrugó la nariz. Eso se sintió cálido. De súbito, Midoriya lo empujó con fuerza, Katsuki sorprendido, solo suspiró — Dilo, joder, no empujes a la puta gente — Habló serio y con frialdad.

— ¿Estás seguro de que quieres esto? No quiero atarte, puede que ya ni siquiera pueda caminar lado a lado contigo — Izuku sonrió levemente.

Había pensado en Katsuki toda la noche. En la libertad y en el amor, ¿Bakugo lloraría por él? ¿Se sentiría perdido? Apretó los dedos, no deseaba eso, jamás lo había querido. Izuku nunca esperó tenerlo, al contrario, había aceptado el hecho de que moriría sin poder tocarlo. Resopló, ¿Por qué era tan tierno? De súbito, recordó sus pensamientos egoístas. Aquellos crueles y hermosos pensamientos, ladeó la cabeza, ¿Tenía el derecho de ser egoísta? Tal vez y solo tal vez, su alma quería ser feliz el poco tiempo que le quedaba. Y por un instante, se dejó guiar por ellos

— Olvídalo, quiero ser egoísta estos últimos meses, perdón por eso — Katsuki volvió a entrecerrar los ojos, ¿Qué mierda? Sin pensarlo, lo besó. Sus labios se movían en sincronía, en una preciosa danza armoniosa, se separaron y Katsuki fue el primero en hablar.

— Sé egoísta y sí, esto es lo que quiero — Izuku soltó una carcajada. Cerca de la puerta, Inko, Toshinori y Todoroki abrieron sus ojos en sorpresa, no habían conseguido hacerlo reír. Solo Katsuki podía y eso lo sabían — ¿Qué va a pasar? ¿Te quedarás en el hospital?

— El médico dijo que podía intentar una corta terapia física, así estarán seguros de si mis piernas son o no un caso perdido — Dijo con una sonrisa, Katsuki se sentía muy triste. Poco a poco, su ser amado se marchaba y él no podía hacer nada para detenerlo

— Quiero decirte algo, también eres la melodía de mi alma — Kacchan se sonrojó recordando sus cartas adolescentes. Pese a ello, Izuku aún lo era para él, el sol pierde su brillo y la luna le comparte el suyo.


 Pese a ello, Izuku aún lo era para él, el sol pierde su brillo y la luna le comparte el suyo

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La melodía de mi alma | KatsuDeku |Where stories live. Discover now