𝖀𝖓 𝕱𝖚𝖙𝖚𝖗𝖔 𝕻𝖔𝖗 𝕱𝖔𝖗𝖒𝖆𝖗 - 𝕾𝖊𝖌𝖚𝖓𝖉𝖆 𝕻𝖆𝖗𝖙𝖊.

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A las 12.00 del mediodía suena un irritante sonido proveniente de mi móvil. Eso hace que me levante y frote mis ojos antes de leer el nombre.

— Hmph. . . Wakatoshi, que raro que me llame a estas horas de la mañana— murmuro con la voz ronca y la garganta algo adolorida por los gritos de anoche y el alcohol. Sin pensarlo dos veces, cojo la llamada y pego el aparato a mí oreja derecha, escuchando el pequeño sonido metálico de mi piercing chocando contra la pantalla del dispositivo.

— Buenos días Hiru-San— su voz es tan grave como siempre, y eso hace que poco a poco yo vaya despertando.

— Buenos días Ushijima-Kun, ¿hay algún problema?— no es que no esté acostumbrada a que el chico me llame, de hecho solemos hablar mucho por teléfono, es solo que normalmente primero van un par de mensajes y luego las llamadas.

— Me he enterado de lo tuyo y lo de Lucy— hace una pequeña pausa esperando mi confirmación. Sin embargo, tardo un par de segundos en reaccionar, pues a mi adormilado cerebro le cuesta saber de lo que habla el de cabellos oliva.

— Oh, ¿te refieres a lo del trabajo?— habiendo pasado unos minutos desde que me he levantado, mi voz va volviendo a la normalidad, aunque el malestar en mi garganta no desaparece todavía.

— Sí. Es más que obvio que vuestro ex-jefe me iba a llamar para contarme lo sucedido, pues fui yo quien os recomendó a él— al contrario de lo que puede parecer, no está molesto ni nada por el estilo. Sus palabras salen suaves por su boca, cosa que es de extrañar pues he tirado a la basura el esfuerzo que él hizo por darnos un trabajo.

— Lo siento Ushijima-Kun, pero. . . — antes de que pueda terminar la frase, él me interrumpe. No logro oír del todo bien sus palabras ya que mi mejor amiga toca mi hombro con insistencia y me susurra algo en el oído contrario al que tengo ocupado.

— Disculpa un momento Ushijima, Lucy trata de decirme algo y por desgracia no puedo atenderos a ambos a la vez. Dame solo unos segundos, no cuelgues— el chico al otro lado de la línea telefónica, responde simplemente con un “Está bien”, y de ese modo despego el dispositivo electrónico de mi oreja y alzo mi mirada hacia la pelirroja cuyas ojeras son más contundentes que de costumbre.

— ¿Vas a hacerte el desayuno?— después de tantos años junto a ella, podría decirse que soy capaz incluso de leerle la mente en más de una ocasión. La joven asiente con la cabeza y me dedica una pequeña sonrisa mostrando sus pequeños y blancos dientes.

— ¿Vas a querer la leche con cereales o con galletas?— su voz se encuentra ronca, pero no me sorprende en lo más mínimo, pues acaba de despertar y suele tener esa voz por las mañanas.

— Ninguno de los dos, hoy no quiero tomar nada con la leche. De hecho, si pudieses echarle café en lugar de Cola-Cao, te lo agradecería— sigo sentada en el suelo, ya que al parecer he dormido aquí toda la noche. Por suerte hay una alfombra que decora esta parte del salón, así que no he estado tan incómoda a decir verdad. De hecho no me duele el cuerpo como debería después de haber dormido tirada en el suelo.

— Perdón por hacerte esperar— una vez más pego el teléfono a mi oreja, dándole una pequeña disculpa al chico.

— No te preocupes, al parecer anoche estuvisteis de fiesta Lucy y tú, ¿me equivoco?— su certeza no es ninguna sorpresa para mí, es un chico inteligente, y algo ha tenido que hacerle deducir tal teoría.

— ¿Cómo has llegado hasta tal conclusión, sabelotodo?— pregunto burlona, cosa que hace que el oji-verde suelte una pequeña risa.

— Sonais más roncas que de costumbre, además, arrastrais las palabras, como si os costase hablar— sin duda muy observador por su parte.

— Siempre he sabido que eras listo, pero wow, ahora no me cabe un ápice de duda. Quizás deberías de dedicarte a ser investigador privado, se te daría bien— ahora somos los dos los que reímos. Él es alguien serio en ocasiones, pero cuando hablamos teniendo cierta intimidad, se abre y me deja ver su lado divertido. Es prácticamente igual con Lucy, aunque ella se lleva mejor con Tendou Satori, el mejor amigo de Wakatoshi. Es de esperar teniendo que cuenta de que sus personalidades son muy similares. Ambos son personas sociables, sentimentales y además adoran darle ánimos a la gente que tienen a su alrededor. Pasa lo mismo con el peli-oliva y conmigo, sabemos diferenciar cuándo tenemos que reservar nuestros chistes y cuándo no.

— ¿Qué tontería ha sido esa?— pregunta aún tratando de controlar sus carcajadas.

— Bueno, sé que somos amigos desde hace varios años ya, y que es normal que me conozcas tan bien, pero a veces tu astucia me sorprende— tener este tipo de conversaciones con él me dan vida, saber que pese a que es alguien reservado conmigo es diferente. . . Wow, es una sensación impresionante.

— Retomando el tema del trabajo, ¿qué vais a hacer ahora? Tenéis mucho dinero por el tema familiar, pero algo tendréis que hacer, ¿no?— su tono de voz a pasado de sonar burlón a sonar preocupado. Es lógico pues la ojimarrón y yo nos hemos quedado sin trabajo, y pese a provenir de familias adineradas, no podemos vivir del dinero de otros para siempre.

— ¿Qué te parece si esta noche quedamos para cenar y lo hablamos? Puedes invitar a Tendou, yo iré con Lucy— hago dicha propuesta porque con las jornadas tan ilógicas de trabajo no he podido ver a mis amigos en mucho tiempo. He empezado a echarles de menos, porque no es lo mismo oír sus voces y tener que imaginar sus acciones, a poder verles a los ojos cuando les hablas, brindar juntos, y sentir esa sensación cálida de felicidad cuando estás junto a ellos.

— Me parece una buena idea, Tendou no sabe nada del tema, pero supongo que se lo contaréis esta noche— asiento con la cabeza aunque eso es algo que él no puede saber.

— Sí, también es nuestro mejor amigo, así que no veo inconveniente alguno en que lo sepa— confirmo su pensamiento— Esta noche a las 21.30 en el restaurante “Bon Appétit”. Sabes cuál te digo, ¿no ?

— Sí, el que está en la calle principal del centro de la ciudad, ¿me equivoco?— no sólo es listo para descubrir ciertas cosas, sino que además también tiene una tremenda capacidad para ubicarse sin necesidad de mapas o GPS.

— No, no te equivocas en lo más mínimo. Es nuestro restaurante, así que es obvio que no te equivocas. Ahora en cuanto desayune, llamaré al restaurante y reservaré una mesa para cuatro. Más os vale ser puntuales— comento de manera burlona, cosa que hace que el chico suelte una grotesca carcajada.

— De hecho eso debería de decírtelo yo a ti, sueles ser la impuntual del grupo, no nosotros— acaba de decirme una verdad como una casa. Por suerte no suelo llegar más de 20 minutos tarde, y en el caso de hacerlo, es culpa del tráfico o de algún accidente que tiene lugar en mi camino.

— Bueno bueno, ha quedado claro que la tardona soy yo, está bien. Esta vez te sorprenderemos, vamos a llegar antes que vosotros, ya lo verás— suelto una pequeña risotada cuando termino de hablar.

— Estoy deseando ver eso— puedo notar por su forma de responder que una sonrisa está decorando sus bruscas facciones faciales— Bueno Hiru-San, tengo que irme a trabajar, así que esta noche nos vemos— termina diciendo. De igual forma me despido, cuelgo la llamada y dejo el móvil en la mesita que adorna el espacioso salón de mi hogar.

(. . .)

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Esta es la segunda parte como bien dice el título, de la historia corta “Un Futuro Por Formar”. Ya advertí anteriormente que sería un pelín extensa, más si los capítulos que subo son breves, pero también trataré de hacerla todo lo amena posible. Espero que os esté gustando el contenido que estoy subiendo.

Besos y abrazos virtuales por parte de vuestra querida escritora, Monrou Hiru.

༻𝙾𝚗𝚎-𝚂𝚑𝚘𝚝𝚜 𝙷𝚊𝚒𝚔𝚢𝚞𝚞༺Onde as histórias ganham vida. Descobre agora