Capítulo 8

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Narrador omnisciente:

Habían pasado años desde aquel día. El día en el que Nashira juro proteger a su reino y protegerla a ella de todo mal.

Entreno día y noche sin descanso para volverse lo más fuerte y experimentada posible. Fue tanto su esfuerzo que al poco tiempo dejó de tener la ayuda de Miguel y de Luzbel.

La pequeña ángel había cambiado. Había crecido y su madurez se hizo más notoria. Se estaba haciendo un ángel que respetar sobre el resto, alguien de admirar. Todos y cada uno de sus hermanos se enorgullecían de ello. E incluso su padre.

Su labor fue una de las más difíciles. A medida que pasaba el tiempo más oscuridad surgía del inframundo. Las tierras desiertas de allí estaban generando seres de la misma oscuridad. Seres a los que llamaron sombras. Por ello cada vez resultaba más complicado defender el reino.

Este trabajo fue el que causo mayores cambios en ella. Se dio cuenta de los peligros fuera del paraiso y del cielo. Por fin pudo poner las enseñanzas de sus hermanos en practica al ver la desdicha y la crueldad con sus propios ojos. Ya no era la pequeña risueña e inocente. Se había vuelto fría, calmada y responsable. Solo era la misma con una persona.

Su querida humana.

Lilith seguía viva puesto que Nashira la protegió y se encargó de que los ángeles no llegaran nunca hasta ella. Su relación se había vuelto más grande, hasta el punto de pasar días enteros juntas. Pero aún faltaban unas palabras por decir.

Nashira llegó a su destino, el hogar de Lilith. Apareció un par de símbolos en su mano y la barrera se abrió solo para ella. La había ocultado para que nadie la viera. Solo ellas tenían la clave para abrirla y cerrarla.

Se acercó lentamente viendo a la rubia tarareando mientras envolvía algo.

-¿Qué haces?

-¡AH!- gritó la rubia dando un salto. Por ello la castaña no pudo evitar reir-. ¡Nashira! ¡¿Cuántas veces te he dicho que dejes de hacer eso?!

-Perdí la cuenta. Pero es divertido.- recibió un golpe-. ¡Hey!

-Te mereces eso y más por provocar.

-No, si ahora es mi culpa.- se sobo la cabeza.

Lilith se giró hacia ella sentándola en el suelo y vendandola los ojos.

-No quiero que mires. No me ha dado tiempo a terminar.

-Vale. Esperare aquí.- iba a quitarse la venda, hasta que recibió otro golpe.

-Sin trampas.

La más joven espero por un buen rato aburrida.

-Ya esta. -sintió como algo caía en sus manos-. Quitate la venda.

Nashira obedeció para ver un paquete envuelto. Lo abrió con curiosidad sacando un pequeño colgante plateado en forma de pluma.

-Lilith.... ¿Cómo has...?

-Tengo mis trucos.- la interrumpió sonriente-. ¿Te gusta?

-Es hermoso... Si, me gusta mucho. -lo vio detenidamente sintiendo su corazón moverse rápido-. Pero yo no tengo nada para ti.

-No importa. Te lo quería hacer para felicitarte. Por tu esfuerzo. -inventó rápidamente como si lo tuviera ensayado.

-No es para tanto... Pero gracias, Lil.

La abrazo con cariño. A pesar de haber crecido, Lilith aún la superaba en altura.

***

Nuestro edén (Lilith y tu)Where stories live. Discover now