Capítulo 11

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Narrador omnisciente:

Desde aquel día las cosas mejoraron. Demasiado se podría decir.

Nashira se había vuelto un arcángel y con ello se llevó el prestigio y el respeto por parte de todos los seres del paraíso, incluido su padre.

Y eso no fue todo. Gracias a su reliquia y a las tropas de Miguel, fue capaz de acabar con todas las sombras que emergían del inframundo.

La paz reinaba otra vez, aunque siempre estaría ella allí para controlar el perímetro y asegurarse de que no hubiera ninguna invasión.

Y en cuanto a la humana, las cosas seguían cambiando. Ambas se acercaban más a la contraria, pero seguían sin aclararse. Y Lilith guardaba un oscuro secreto. La oscuridad paso a formar parte de ella llegando a empezar a usarla. A este paso debería pertenecer al infierno, pero no era el momento.

Ahora su mayor preocupación no era esa, ni que Nashira se enterara. Era otra completamente distinta.

-¿Una fiesta?

-¡Si!- exclamó la ángel con emoción-. ¿Te lo imaginas? Va a ser la primera en mucho tiempo. Y en mi honor.-colocó su mano en su pecho orgullosa.

-Que no se te suba tanto, arcángel. -se burló Lilith mirándola. Pero había algo más-. ¿Cuándo es?

-Tienen pensado celebrarla mañana, y no me opondre a ello. Será genial.

La rubia se cruzó de brazos pensando.

-¿Ocurre algo?

-Me gustaría ir.

-Lil... No puedes. Es en el cielo. No es seguro.

-Pero es tu fiesta. Y yo no estaré ahí para festejar contigo.- bufó molesta.

-No puedo hacer nada al respecto Lil.

El resto de la tarde paso bien, pero la humana seguía dandole vueltas al asunto. Y por obvias razones no se iba a quedar sentada. Cuando Nashira se fue empezó a planear.

-¿Y si...? -sus poderes oscuros formaron una aureola-. Me parece que voy a ir. -sonrió.

***

Narra Nashira:

Hoy era el día. El gran día de la fiesta. Estaba tan emocionada. Aunque me apenaba lo de Lilith, pero no podía arriesgarme a que ella apareciera por aquí.

-Brindemos por nuestra pequeña Agnus Dei. -dijo Gabriel con emoción.

-¡Por Agnus Dei!- repitió Miguel sosteniendo la copa.

Y se suponia que no se podía beber aqui. En fin.

-¿Cuándo dejaréis de llamarme así? Idiotas.

-El día que nos superes en edad. Es decir, nunca.

-¡Rafael! -le miré mal.

-Venga, dejemos las malas caras y celebremos. -habló Luzbel tomando mi hombro.

-¡Si!

Todo era tal y como una vez lo soñe. Aquel reconocimiento por parte de todos. Ser un arcángel y proteger el reino. Y proteger a Lilith.

Aún no era capaz de entender lo que sentía con ella. Buscaba en los libros de Jofiel pero nunca hallaba una respuesta. La quería, pero puede que de otra forma.

Nuestro edén (Lilith y tu)Where stories live. Discover now