Capítulo 1: Navegar el pasado

58 10 15
                                    

Jungkook siente un impulso de tomarle muy fuerte la mano a Jimin. La noche anterior habían peleado porque uno estaba empeñado en pedir comida china, mientras que el otro sólo tenía antojo de vietnamita. Al final, todo había pasado rápido y terminado bien, con una mezcolanza deliciosa de fideos dulces, jiaozi, won tons y sopa de carne.

Aprieta los pequeños dedos con dulzura y sonríe al saber que, la mayoría del tiempo, ambos viven preocupados o discuten por cosas insignificantes. Aquello es un lujo que no todos los seres humanos pueden darse. Cuando Jungkook pasa sus días abstraído por problemas, estos son relativamente pequeños: se pregunta dónde ha escondido Jimin sus cigarrillos, por ejemplo, o por qué de pronto es imposible encontrar en el supermercado el suavizante de tela que tanto le gusta.

Pero las cosas no siempre fueron así. Quizás Jungkook ya se había preocupado demasiado en el pasado, cumpliendo la cuota de angustia de toda una existencia.

Los párpados de Jimin se despegan dificultosamente y una sonrisa se dibuja en su cara al encontrarse con la mirada penetrante de su novio. Una sesión de mimos después, ambos ya se encuentran en el pasillo de la entrada calzándose los zapatos y envolviéndose en sus chaquetas, listos para salir. En la credenza de madera, un marco resguarda la fotografía de un hermoso joven de cabello negro, es Kim Taehyung.

Jungkook traga saliva y al mismo tiempo siente un sincero agradecimiento con el cosmos, pero sobre todo con su pareja. Sólo alguien tan puro como el tierno y dulce Park Jimin puede sentir una empatía poderosa y desbordante. Nunca ha hecho un berrinche por las fotos de Tae esparcidas en la casa ni por la manera en que el hombre con quien comparte cama las mira con anhelo.

–Pienso pasar por la tienda en la tarde antes de que regreses, ¿necesitas algo? –pregunta Jungkook procurando no parecer demasiado embobado en la imagen del marco que tiene al frente.

–Uy, ¿acaso planeas comprar alcohol y botanas para hacerme una fiesta sorpresa con todos nuestros amigos?

–Ninguna sorpresa, ya sabes lo que tengo planeado para tu cumpleaños. Sólo tú, yo, el increíble regalo que te conseguí y una pizza enorme de champiñones. Ah, y, claro, un maratón de sexo duro hasta quedarnos dormidos –susurra con descaro al oído del más bajito y le da un apretón en el trasero antes de alejarse y ponerle llave a la puerta.

Jimin sólo abre los ojos de más, oculta el rubor de sus mejillas y suelta una carcajada. Todo aquello suena como un excelente plan de cumpleaños.

Las montañas a lo lejos hacen parecer a Jeju un lugar poco playero, pero en realidad casi toda la gente relaciona el sitio con ambientes marítimos. No están equivocados. Esto es, después de todo, una isla, pero ahora, durante el otoño, el viento frío y las temperaturas que bajan más cada día hacen que los turistas huyan y que los habitantes se olviden del mar.

Luego de pedirle a Jimin que tenga cuidado con los hoyos de las calles y con los conductores imprudentes, Jungkook se dirige al camino contrario. Él no va en coche, sino que sus Nike deportivos lo llevarán caminando hasta la arena, donde todos los días realiza un trote de al menos una hora.

A diferencia de su novio, el menor no tiene que dirigirse a una oficina; su carrera como columnista en el periódico le permite trabajar desde casa y tener un horario más flexible, aunque caótico en ocasiones. Por eso, se da permiso de dedicarle una pequeña porción de su mañana al ejercicio físico.

Ya en la playa, Jungkook estira los brazos tratando de alcanzar el cielo y luego se tira boca arriba sobre la arena. Toma sus tobillos con las manos como hacen los alumnos de yoga en el estudio que está junto a su casa y después sólo mira las olas, se deja hipnotizar por el vaivén azul. Respira profundamente y saca su celular del bolsillo para configurar el temporizador. El fondo de pantalla se ilumina con una fotografía de él, Jimin y Taehyung, sólo que quienes se abrazan en ella son Tae y él, su novio actual permanece un poco lejos aunque sonríe para la toma.

La marea | KookTaeWhere stories live. Discover now