Wonderland, el Reino de los Dragones, poblado por híbridos de esa especie, solo algunos podían transformarse por completo, pero la mayoría solo podía usar la mitad de esa magia.
Ese reino era gobernado por Choi San más conocido como Black Dragón, pa...
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Caminaba por aquel solitario bosque, no sabía que hacia en ese lugar, debería de estar en el castillo junto a San, empezó a buscar la salida, una niebla espesa empezó a descender, había mucho frío, el miedo lo invadía, aquel lugar era oscuro.
A lo lejos vio una silueta, se parecía a la de su hyung, a pasos rápidos se acercó, tocó el hombro, aquella persona se giró, Wooyoung sonrió cuando se dio cuenta que era San, con emoción lo abrazó.
"Hyung estaba asustado"
"Siempre regresaras a mí, pequeño y lindo dragón"
Esa no era la voz de su hyung, quiso separarse pero aquellos brazos reforzaron el agarré.
"Suéltame"
Aquella persona lo soltó y los ojos del menor se abrieron al ver de quien se trataba.
"R-rain... "
"Te encontré, precioso. "
— ¡Déjame en paz! —Wooyoung despertó de golpe, estaba empapado de sudor, su respiración era rápida, algunas lágrimas estaban en sus mejillas, encogió sus rodillas llevándolas a su pecho, las abrazo, escondiendo su rostro en estas.
Solo de recordar aquel hombre, su cuerpo temblaba de miedo, no supo cuando empezó a llorar, no quería regresar con Rain ni a ese Reino horrible, en ese momento quería que San lo abrazara, anhelaba estar en sus brazos y sentirse protegido. La habitación del rey quedaba junto a la suya, quería ir con él, pero solo sería una molestia.
Su respiración se calmo, acostándose nuevamente en la cama y con su vista fija en la ventana, su mente estaba nublada de pensamientos, la puerta de su habitación fue abierta, sorprendiéndolo un poco.
— ¿Wooyoung? —la voz de San se escuchó. — ¿Estás bien? —
Wooyoung respiró profundo, no quería que San se preocupara. —Hola hyung, estoy bien. —
—Te escuché gritar... —el mayor se sentó junto al ojiverde.
—Tuve una pesadilla, los siento si lo desperté. —giró su cuerpo viendo en dirección al rey, este tenía su cabello un poco despeinado, su bata mal puesta y ojos cansados, Wooyoung sonrió con ternura. —Hyung estoy bien, puede regresar a dormir. —
—Me quedaré aquí... —El pelinegro bostezo.
— ¿Eh? p-pero... —
—Cuando éramos pequeños y me quedaba en tu hogar, dormíamos juntos, tu madre nos arropaba y nos daba el beso de buenas noches ¿lo recuerdas? —Wooyoung asintió.
—Pero ya no somos unos niños... —dejó de hablar cuando el mayor se metió en su cama tomando la manta y tapándose con ella. —H-hyung, ¿qué hace? —
