EPÍLOGO segunda parte

41 2 0
                                    

     — ¿ Quieres que eche el cerrojo a las puertas mientras masacras a todos estos incautos pueblerinos ? — susurré como si urdiéramos alguna conspiración.

     Sesshomaru me miró.

     — ¿ Y de parte de quién te pondrías tú ?

     — Oh, me pondría de parte de los vampiros, por supuesto.

     Sonrió con renuencia.

     — Cualquier cosa con tal de no bailar.

     — Lo que sea.

     Compró las entradas y nos dirigimos hacia la pista de bile. Me apreté asustada contra su brazo y empecé a arrastrar los pies.

     — Tengo toda la noche — me advirtió.

     Al final, me llevó hasta el lugar donde su familia bailaba con elegancia, por cierto, en un estilo totalmente inapropiado para esta música y esta época. Los miré espantada.

     — Sesshomaru — tenía la garganta tan seca que sólo conseguía hablar en sususrros —. De verdad, no puedo bailar.

     Sentí que el pánico hervía en mi interior.

     — No te preocupes, tonta — me contestó con un hilo de voz —. Yo sí puedo — colocó mis brazos alrededor de su cuello, me levantó en vilo y deslizó sus pies debajo de los míos.

     Y de repente, nosotros también estuvimos dando vueltas en la pista de baile.

     — Me siento como si tuviera cinco años — me reí después de bailar el vals sin esfuerzo alguno durante varios minutos.

     — No los aparentas — murmuró Sesshomaru al tiempo que me acercaba a él hasta tener la sensación de que mis pies habían despegado del suelo y flotaban más de medio metro.

     Sango atrajo mi atención en una de las vueltas y me sonrió para infundirme valor. Le devolví la sonrisa. Me sorprendió darme cuenta de que realmente estaba disfrutado, aunque fuera sólo un poco.

     — De acuerdo, esto no es ni la mitad de malo de lo que pensaba — admití.

     Pero Sesshomaru miraba hacia las puertas con rostro enojado.

     — ¿ Qué pasa ?  — pregunté en voz alta.

     Aunque estaba desorientada después de dar tantas vueltas, seguí la dirección de su mirada hasta ver lo que le perturbaba. Koga Okami, sin traje de etiqueta, pero con una camisa blanca de manga larga y corbata, y el pelo recogido en su siempre fiel coleta, cruzaba la pista de baile hacia nosotros.

     Después de que pasara la primera sorpresa al reconocerlo, no pude evitar sentirme mal por el pobre Koga. Parecía realmente incómodo, casi de una forma insoportable. Tenía una expresión de culpabilidad cuando se encontraron nuestras miradas.

     Sesshomaru gruño muy bajito.

     — ¡ Compórtate ! — susurré.

     La voz de Sesshomaru sonó mordaz.

     — Quiere hablar contigo.

     En ese momento, Koga llegó a nuestra posición. La vergüenza y la disculpa se evidenciaron más en su rostro.

     — Hola, Koga — sonreí a mi vez —. ¿ Qué quieres ?

     — ¿ Puedo interrumpir ? — preguntó indeciso mientras observaba a Sesshomaru por primera  vez.

EL AMOR BAJO LAS SOMBRAS DEL SENGOKUDove le storie prendono vita. Scoprilo ora