Año 477 A.C. el mundo está sacudido por la guerra entre el Rey Ciro II y su ejército persa, contra los griegos que intentan detener sus conquistas, mientras que en Grecia se levanta el Partenón griego, dedicado a la diosa Athena...
Mientras tanto, l...
Teseus tenía sus nudillos raspados y sangrando de tanto golpear la columna ante él. Estaba furioso y dolido, extrañaba a sus amigos y también al señor Eneas. No quería seguir allí, extrañaba también su casa, a sus padres a sus tíos. Quería que la vida fuera simple como antes de que todo cambiara.
- Los aprendices de caballero deben ser fuerte, no llorones. - Dijo burlonamente otro niño que se acercaba seguido por otros estudiantes y Teseus secó sus lágrimas.
- Déjenme solo. - Les pidió y el chico sonrió.
- Vete del Santuario si quieres estar solo, niñita. - Respondió riendo a carcajadas y de pronto el puño de Teseus impactó su mejilla, para sorpresa de los demás niños.
- ¡Cratus!- Gritaron todos juntos a la vez y el niño provocador se limpio la sangre del labio, mientras su cuerpo comenzó a liberar un cosmos brillante.
- Te atreviste a golpear al estudiante más prometedor de este lugar y las cosas no van a quedar así. - Amenazaba en el momento en que Ramesth, vistiendo su sagrada armadura de oro, llegaba junto a ellos.
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- Teseus, ven conmigo. - Comenzó. - Yo seré tu maestro. - Concluyó y luego de unos segundos, ambos se echaron a andar lejos de los niños.
Cratus y sus compañeros veían con recelo a aquel niño, cuando escucharon los pasos a su espalda.
- Deberían estar entrenando. - Les dijo un hombre alto, con cabellos negros y ojos turquesas, que llevaba en su espalda una caja dorada de armadura.
- Maestro Kleitos. - Se alegró de verle su aprendiz Cratus. - Al fin podré hacerme mucho más fuerte ahora que usted está aquí. - Le dijo y Kleitos sonrió.
- Iré a ver a Athena ahora y cuando regrese, veremos qué tan fuerte te volviste. - Le dijo antes de seguir su camino.
Templo de Acuario.
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