Capítulo 8 Invasión al santuario Parte 4

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Capítulo 8 Invasión al santuario Parte 4

Monte Yomotsu

Patroclio de Garuda permanecía de pie en Yomotsu, sosteniendo su mano muerta.

- Constantine de Cáncer, con su muerte, el santuario perdió a todos sus sobrevivientes de la última guerra santa. - Pensaba. - Sin dudas su presencia imponía terror... - Estaba inmerso en sus pensamientos cuando Death Hands de Cáncer salió del interior de la fosa Yomotsu con el aspecto de una criatura del inframundo.

- ¿Pero cómo demonios es posible? - Preguntó Patroclio, temblando de miedo.

- ¿A caso tiemblas? - Se burló Death Hands. - Es tu alma fétida la única que jamás absorbería. - Dijo con la voz cargada de odio. - Caballero de dragón. - Agregó y Patroclio se tomó la cabeza recordando un pasado que cada vez, estaba más presente.

Patroclio vivía en una villa a los alrededores del Santuario, con su esposa Layla y el hijo de la pareja.

Recordó la visita de aquel mensajero de los dioses, ataviado en una túnica y prometiéndole la vida eterna a cambio de un enorme sacrificio y tras obtener una parte de su poder, el caballero del dragón asesinó a toda su aldea, incluida su esposa Layla y hubiera entregado en sacrificio a su hijo Teseus, quién apenas era un bebé, de no ser por la oportuna aparición de Aldebarán de Tauro.

Tras su muerte, aquel mensajero se reveló como Tanathos, dios de la muerte y entregó a Patroclio el manto de Garuda.

El juez del inframundo sacudió su cabeza, queriendo borrar aquellos recuerdos, mientras el espectral caballero de Cáncer caminaba hacia él.

- No podría comer tu alma fétida, no vales nada infeliz. - Le decía mientras levantaba su dedo índice y en ese momento, el dios Tanathos se hizo presente.

 - Le decía mientras levantaba su dedo índice y en ese momento, el dios Tanathos se hizo presente

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- Patroclio de Garuda, regresa al Santuario. - Ordenó. - Ve por la cabeza de Athena y acabemos con esto. - Luego, mientras Garuda desaparecía de Yomotsu, volteó a ver a Death Hands. - Eres asombroso humano, haz manipulado a la muerte y te haz hecho uno con ella. - Comenzó sus elogios. - El mejor de mis devotos. - Agregó.

- ¿Tus devotos? - Repitió Cáncer. - No te confundas dios de mierda, yo te odio. - Dijo al tiempo que haciendo uso de su velocidad de la luz, se ponía frente al dios y soltaba un golpe a su rostro, pero Tanathos lo detuvo con su dedo, mirando al caballero con sus ojos plateados cargados de odio.

- Estúpido. - Comenzó. - No eres más que una basura humana. - Comenzó y al cerrar su mano izquierda, las almas que había devorado Constantine de Cáncer en los últimos doscientos años, comenzaron a abandonar su cuerpo y huían despavoridas al interior de la fosa Yomotsu, mientras que la apariencia de Death Hands volvía a ser la de un griego de treinta años, cabellos castaños y ojos marrones. - No eres digno de semejante poder. - Decía el Dios. - Voy a borrar cualquier rastro de tu presencia en este mundo. - Decía cuando Constantine comenzó a reír.

La gran guerra santaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora