- Peter: Lali –apareció atrás mío completamente empapado y yo sin pensarlo dos veces lo abracé llorando.
- Lali: Pitt –lloraba pegada a su pecho- ¿Dónde estabas? Pensé que te había pasado algo –lo abrazaba más fuerte y él me acariciaba la espalda.
- Peter: Tranquila gorda, tranqui estoy bien –me separó de él y secó las lágrimas con sus dedos mirándome a los ojos.
- Lali: ¿Qué pasó? ¿Por qué tardaste tanto? –seguía sin consuelo.
- Peter: Es que se me quedo el auto en el medio de la tormenta, llovía muy fuerte y nada, hasta que alguien por suerte me ayudo.
- Lali: ¿Y tu celular?
- Peter: Me bajé del auto con el celular en el bolsillo y quedo muerto después de tanta agua. Encima eso, no podía ni llamar a nadie. –negaba con la cabeza.
- Lali: ¿Estás bien? –lo miré preocupada.
- Peter: Si tranquila –me abrazó otra vez- Hey, tranquila, ya pasó –me dio un beso en la cabeza- Vamos, dale que hace frío.
Dije sin siquiera acordarme de nuestra relación actual, solo me importaba saber que él estaba bien, nunca en mi vida había tenido semejante susto y yo sin poder hacer nada. La desesperación me atrapó en ese momento esperándolo a él, que gracias a Dios había llegado sano y salvo.
- Peter: Hey tranquila –ya estábamos en el auto y la angustia no se me iba.
- Lali: Me asustaste boludo –me seque un poco las lágrimas.
- Peter: Perdón, pero no tenía como avisarte. No llores más –me acarició la pierna sin dejar de mirarme.
- Lali: –respiré hondo- La desesperación que tenía, no te das una idea.
- Peter: Y bueno, algún día tenía que fallarme el auto, ¿no? –me sonrió.
- Lali: Si, ¿justo hoy? –estaba un poco histérica.
- Peter: Bueno ya pasó. –hizo una pausa y arrancó el auto- ¿Cómo te fue con las fotos?
- Lali: Bien, me cagué de frio, pero creo que quedaron buenas.
- Peter: ¿Compramos algo para comer?
- Lali: Si, dale. O pidamos cuando lleguemos.
- Peter: Si tenés razón. Pidamos algo cuando llegamos y listo, ¿tu celular vive?
- Lali: Si, pedimos del mío.
- Peter: Bueno, listo.
- Lali: Qué suerte estabas por acá, si no estaría muerta de miedo –le dije sincera.
- Peter: Tranqui –hizo una pausa mientras manejaba concentrado- No para más de llover por Dios.
- Lali: ¿Tenés garaje para dejar el auto?
- Peter: Sí.
- Lali: Buenísimo.
Llegamos a la casa y entramos corriendo después de entrar el auto al garaje. Eran las típicas casas de verano, grande, ya que su familia lo era.
Entré para prender la luz y Peter venía atrás con mi bolso y el suyo.- Peter: Listo –entró y cerró la puerta.
- Lali: Qué linda es –miraba la casa.
- Peter: Hace tanto que no venía, de pedo tenia la llave en el manojo de llaves de la casa de Cariló.
- Lali: Si, justo –empezaba otra vez a la situación incómoda.
- Peter: ¿Querés ir a darte una ducha? Yo mientras pido algo para comer.