Capítulo 11

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—Vamos Kiri, hay que ir a la biblioteca.

—Pero Mina, es quidditch... ¡Y Bakugo aceptó!

Los dos chicos estaban discutiendo en el comedor sobre qué hacer después del desayuno. Faltaba una semana para la segunda prueba y todavía no encontraban ninguna forma de hacer que Kirishima respirase bajo el agua.

Eijirou sentía que ese sería su fin, pero no podía darse por vencido. Así que dejó ganar a Mina y fueron a la biblioteca a buscar información.

Ninguno de los dos estaba muy seguro de dónde empezar a buscar, porque el inteligente era Bakugo y bueno, Sero cuando le daba la gana. Así que estaban perdidos.

Kirishima miró algunos libros de criaturas, mientras Mina recorría los pasillos en busca de algún volumen sobre plantas.

—Kirishima, no esperaba verte aquí —Todoroki le habló, llevaba muchos libros sobre plantas en sus manos, que seguramente debía devolver—. ¿Por qué estás leyendo un libro de criaturas marinas?

—La siguiente prueba consiste en sumergirse en el lago durante una hora, pero no sé cómo aguantar tanto... Pensaba que a lo mejor investigando sobre las criaturas que viven en él podría saber una forma...

—¿Y por qué no usas branquialgas?

—... ¿Branqui-qué? —Kirishima miró en blanco a Todoroki, que se sentó a su lado.

El bicolor sacó de su mochila un libro que parecía bastante pesado, y buscó entre las páginas hasta dar con la que necesitaba.

—Las branquialgas son algas que tienen la cualidad de producir en la persona que las toma, unas branquias para poder respirar bajo el agua por una hora. El tiempo puede variar entre agua dulce y salada, los herbólogos todavía lo discuten.

—O dios Shoto me has salvado la vida, ¿dónde las puedo conseguir?

—Yo... No lo sé, pero le peguntaré al profesor Kind. Después de la clase de las maldiciones me dio el libro, dijo que podría interesarme. Puedo ver si él tiene alguna branquialga.

Kirishima saltó de alegría y abrazó a Todoroki. Ahora estaría preparado para la siguiente prueba, solo tenía que practicar algo de natación, pero en eso podría ayudarle Mina.

Se despidió del bicolor casi saltando de alegría y corrió a buscar a su amiga, contándole lo que había averiguado. Mina también se puso muy feliz y salieron de la biblioteca hablando alegremente.

En un pasillo se cruzaron con Uraraka y Bakugo, que iban tomados de la mano. Kirishima se puso nervioso, pero quería saludar a su amigo.

—¡Mina! Me alegra verte, vamos a ir algunos a la hora del almuerzo al lago, ¿queréis venir vosotros dos? Vamos a hacer una especie de picnic. Además tengo que contarte una cosa, no te lo vas a creer.

La castaña se puso a cotillear con Ashido, y Eijirou aprovechó para hablar con su amigo, que parecía no estar muy cómodo allí.

—Blasty... ¿Qué tal os va? Debéis estar pasándolo muy bien. —Trató de ser amable, pero vio algo en los ojos rubí del cenizo que no supo descifrar.

—Sí, no es tan pesada como pensé, supongo que está bien. ¿Tú y la alien estáis juntos?

—¿Qué? —parpadeó confundido y negó rápidamente—. ¡No! Es decir, Mina es como mi hermana, no nos vemos de esa forma. Me está ayudando con la segunda prueba, Todoroki nos ha dicho hoy algo que nos servirá de mucho a decir verdad.

Katsuki asintió. Kirishima sentía que quería decirle algo, pero Ochako tomó el brazo de Bakugo antes de que alguno de los dos dijese algo.

—Nos vemos esta tarde entonces, iremos pocos no os preocupéis.

Eijirou Kirishima y el Cáliz de FuegoWhere stories live. Discover now